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Romper el círculo 
por Eli Bravo
jueves, 6 abril 2006

 

            Este es el momento de hacer política, hacer justicia, o hacer justamente la clase de política que necesita Venezuela. Convertir el dolor y la rabia en acciones positivas que transformen la sociedad e instituciones es el mejor tributo que se le puede hacer a todos los muertos a manos de la violencia. Romper el círculo de complicidad e impunidad es lo mínimo que puede ofrecérsele a los familiares. El gobierno, el liderazgo opositor y la ciudadanía pueden tomar la vía de las declaraciones a la defensiva, la desconfianza y las recriminaciones. O pueden unir las energías para resolver el problema concreto de la ineficiencia y corrupción policial, a la vez que enfrentan el drama de la cultura de violencia que se ha disparado en el país.

            Las primeras acciones deben venir del gobierno. Asumir responsabilidades no es suficiente. El ministro Chacón debe renunciar como señal de reconocimiento de los errores cometidos y la lentitud en lograr los cambios anunciados en los sistemas de seguridad y judicial, a la vez que todos los procesos a funcionarios policiales deben acelerarse para condenar a los culpables. El Fiscal no hace mucho con anunciar más de 6 mil investigaciones abiertas por su despacho, lo que hace falta es saber cuántos de ellos han sido resueltos. Y tampoco haría daño que pusiera su cargo a la orden. En la Asamblea la emergencia para promulgar las leyes anti-extorsión y anti-secuestro, junto a la polémica Ley de Policía Nacional, debe abrirse a los sectores que no están representados. Y el presidente tiene que hablar sobre este drama sin culpar a la oposición ni esconder su responsabilidad detrás de teorías conspirativas. Chávez ha usado el odio como herramienta política y el esquivar responsabilidades como estrategia. Si cree ser el líder que dice ser, ahora es el momento de hacer su trabajo para todos los venezolanos y por primera vez medir el peso que han tenido sus palabras.

            Pero la gente también debe actuar. Movilizarse y presionar para obligar a acciones concretas. Miles de personas en la calle diciéndole a los delincuentes que Venezuela no tolera la violencia y está dispuesta a hacerles frente es una señal que no se esfumará en vano. Igualmente puede ser el inicio de una reflexión más profunda sobre el tipo de sociedad que hemos construido y los valores que compartimos. Un país con más de 10 mil homicidios al año, 97% de ellos con armas de fuego y al menos la mitad producto de problemas personales, es una nación que ha perdido su tejido vital, sus capacidad de comunicarse y donde no se valora la vida. La violencia no es solo muerte a manos del hampa, es una actitud que modela nuestras relaciones y se alimenta en una centrífuga. Desde golpear en casa a mujeres y niños, a levantar en la calle peinillas y piedras, pasando por la justificación de muertes o heridos, día a día vamos construyendo un entramado de relaciones violentas que terminan a tiros y llantos.

            Ya no queremos llorar en vano.         


ebravo@unionradio.com.ve 
 

 
 
 
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