A
pesar del vértigo que siente, Beate Liepert ha tenido que subir
en globo hasta dos mil metros de altura para medir la
contaminación del aire y así sustentar su teoría sobre el
“oscurecimiento global”. Para esta física atmosférica de la
Universidad de Columbia, la cantidad de luz solar que llega a la
superficie de la Tierra ha disminuido, producto de la capa de
smog que la recubre. Según sus cálculos, entre finales de los 50
y principios de los 90 el planeta se tornó un 5% más oscuro, y
en el caso de EEUU esta cifra sería del 10%, llegando al extremo
de Hong Kong que recibe un 37% menos de luz a pesar de que sol
sigue brillando como siempre.
Imaginemos la contaminación
como una gasa que cubre el planeta y refleja parte de los rayos
solares de vuelta al espacio. Pero además, propicia la formación
de nubes más densas y oscuras que filtran el paso de estos
rayos. Para algunos científicos este oscurecimiento contrarresta
el fenómeno del calentamiento global, pues a menor exposición al
sol, la superficie del planeta podría enfriarse, así que algunos
activistas han sugerido que contaminar selectivamente el aire
podría ser una manera de arroparnos con gases protectores. La
profesora Liepert se niega a esta idea, y alerta sobre el
peligro de un mundo oscuro donde el ciclo hidrológico se vea
afectado por falta de energía solar que evapore las aguas.
Afortunadamente en los últimos 10 años la nubosidad sobre el
planeta ha disminuido, lo que coincide con los esfuerzos
mundiales por reducir las emisiones de gases invernaderos.
El clima es un misterio por
discernir, y este debate es un buen ejemplo: una atmósfera más
oscura revertiría el calentamiento global, pero otras teorías
dicen que en realidad convierten al planeta en un invernadero,
al atrapar los rayos que refleja la superficie de la Tierra e
impedir que regresen al espacio. En este caso la gasa no
funciona como un filtro, sino como la tapa de una olla. Pero lo
que son las cosas: los últimos años han presentado menos
nubosidad y temperaturas más altas, así que quizás la profesora
Lipert tanga razón.
Por lo pronto, reducir la
contaminación atmosférica luce como el camino más acertado. El
pasado 30 de agosto las autoridades de California anunciaron un
plan para reducir en 2012 las emisiones de gases a los niveles
de 1990 y cortarlas en un 25% para 2020. Cuatro de cada cinco
californianos consideran que algo se debe hacer para
contrarrestar el cambio climático y el gobernador Schwarzenegger
espera con esta medida alinearse con el premier británico Tony
Blair en el esfuerzo por revertir el calentamiento global.
Claro, puede que en unos años
los científicos decidan que necesitamos más nubes en el cielo y
que no fue tan buena idea dejar que el sol brille siempre en
California. Pero entre aire limpio o nube de smog, pareciera un
acto de sensatez que Terminator le diga a la contaminación
“Hasta la vista, baby”
ebravo@unionradio.com.ve
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