Por
publicar en Internet sus ensayos sobre reformas políticas en
China, el 22 de septiembre Zheng Yichun fue enviado a la cárcel
por 7 años, sumándose así a los más de 60 chinos tras las rejas
por expresar sus ideas en la red. La policía dió con Yichun pues
Yahoo les facilitó su nombre. Tres días después el Ministerio de
la Industria de la Información emitió nuevas Reglas para la
Administración de Noticias en Internet a fin de garantizar que
estas “sirvan al socialismo, apoyen los intereses del estado y
guíen correctamente a la opinión pública”. Según Brad Adams,
Director para Asia de Human Rights Watch, “los líderes chinos se
proclaman como modernizadores, pero todavía tienen miedo de sus
propios ciudadanos y la saludable diversidad de noticias
y puntos de vista que definen a una sociedad moderna”
Las
reglas se resumen en 11 mandamientos a los editores on line y
bloggers residente en China, entre ellos: no atentar contra la
seguridad nacional, no diseminar rumores y no dañar al
reputación del país. Dos nuevas reglas establecen que está
prohibido promover manifestaciones o huelgas ilegales que
generen desorden público y está prohibido organizar actividades
a nombre de asociaciones ilegales. Quien es legal o no, lo decide
el gobierno, que además lleva un registro de medios electrónicos
y blogs. Para Reporteros sin Fronteras estas nuevas reglas
“estan más orientadas a asustar al usuario de Internet que a
codificar su uso, reforzando el monopolio informativo del
Partido Comunista, que entiende la labor de los medios como
replicantes de la propaganda estatal”.
Big Brother se mudó a China.
El control sobre los 100 millones de
cibernautas del país se ha convertido en política de estado a
varios niveles. El acceso a sitios “desestabilizadores” es
bloqueado, los chats son supervisados por censores conocidos
como Big Mamas y al meter en los motores de búsqueda palabras
inconvenientes como democracia, derechos humanos o libertad
aparecen mensajes de error. Para ello el gobierno cuenta con la
reticente ayuda de compañías como Google y Microsoft, quienes
han accedido a cumplir con las leyes locales, a pesar de los
conflictos éticos que esto significa.
La
Gran Muralla China es un realidad un Firewall estatal: el país
se conecta al mundo por seis gateways (puertas de acceso)
donde el gobierno filtra la información, y el mes pasado anunció
que construirá una red nacional de alta velocidad para sus
ciudadanos que permitirá mayores filtros. Además este año se
instalarán en los 100 mil cyber-café
un programa de monitoreo para así, según Liu Qiang, del
Ministerio de Cultura, “recolectar data personal del usuario,
guardar record de las páginas visitadas y alertar a las
autoridades si algún contenido ilegal ha sido visto”
El
gobierno chino desea el desarrollo económico que genera el flujo
de las comunicaciones, pero teme la libertad que implica. Inútil
ponerle diques al mar. Tarde o temprano la ola reclama lo suyo.
ebravo@unionradio.com.ve
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