Prohibir es
una tentación que arroja resultados imprevistos. A veces el
remedio es peor que la enfermedad, y otras, la enfermedad hace
un gran negocio con el remedio. Algunos gobiernos prohíben como
una forma de controlar lo que consideran un problema social,
mientras que otros prefieren abrir las compuertas para que sean
los ciudadanos quienes establezcan los límites. Debate
fascinante, pues independientemente de las buenas intenciones o
los resultados, la efectividad se mide según el cristal con que
se mire
Esta semana
en Miami la Junta Escolar decidió prohibir la venta de gaseosas
en las escuelas públicas como una manera de evitar la epidemia
de obesidad que azota a los jóvenes, a pesar de los millones que
Coca-Cola y otras marcas aportaban para tener acceso a las
máquinas expendedoras. Mientras tanto, en el Reino Unido, las
autoridades extendieron el horario de expendio de bebidas en los
pubs como una solución al problema de la embriaguez, a
pesar de las protestas de vecinos y políticos, pero con la venia
de los fabricantes de cerveza quienes han lanzado un código para
evitar el mal uso del alcohol, especialmente entre menores de 18
años.
En 1976
Holanda descriminalizó la marihuana y permitió la venta abierta
de pequeñas cantidades bajo la premisa de que la fruta prohibida
es siempre más tentadora. Antes de esto, el 10% de los jóvenes
entre 17 y 18 años la consumían; actualmente es el 6.5%. En
enero de este año Italia prohibió fumar tabaco en lugares
públicos. Hay 15 millones de fumadores en la bota y a comienzos
de este mes un estudio calculó que el consumo había disminuido
en 8%. Desde el año pasado Bután, conocido también como el Reino
de la Felicidad, se convirtió en el primer país del mundo donde
está absolutamente prohibido fumar.
También el
año pasado Singapur levantó una ley, vigente por más de una
década, que prohibía comer chicle ya que ensuciaba la vía
pública. Ahora los singapurenses solo pueden comprar chicles
medicinales con récipe en las farmacias. En 2003 Vietnam
prohibió toda publicidad de condones, toallas sanitarias y papel
higiénico a la hora de la cena pues resulta inapropiada para la
psique, modales y costumbres de la ciudadanía. A pesar de las
cifras de muerte por SIDA, en el Vaticano sigue siendo tabú el
tema condón y en Indonesia solo se pueden publicitar condones si
están relacionados con la planificación familiar. Este año en
Brasil repartieron 11 millones de preservativos gratis antes del
carnaval.
En 2003, el
Comité para la Propagación de la Virtud y Prevención del Vicio
de Arabia Saudita prohibió las Barbies por ser símbolo de la
decadencia occidental. En 2004 una corte de apelaciones en
EE.UU. falló a favor del fotógrafo Tom Forshyte, quien fue
demandado por Mattel al retratar Barbies desnudas. Según él,
escogió las Barbies pues representan los valores materialistas y
sexistas de la cultura estadounidense.
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