Con
la periodista Judith Miller en la cárcel por no revelar sus
fuentes, una investigación federal en desarrollo, presiones para
que renuncie al cargo de asesor político a la Casa Blanca y el
apoyo de su amigo George W. Bush por mantenerlo en la
presidencia gracias a su feroz estrategia de campaña, el
inefable Karl Rove se encuentra en el ojo del huracán por
sospechas de haber revelado a la prensa el nombre de la agente
de la CIA Valerie Plame como retaliación contra su esposo, el
ex-embajador de EEUU Joseph Wilson, por el artículo que éste
escribió en el New York Times en julio de 2003 contradiciendo la
tesis gubernamental de que Hussein desarrollaba armas de
destrucción masiva.
Los escándalos no
son asunto nuevo para Mr. Rove: en un despunte de precoz
vocación, con apenas 19 años se coló en el comando de campaña
del senador demócrata Alan Dixon, robó papel membreteado,
produjo volantes falsos donde el candidato prometía “cerveza,
chicas y comida gratis” a todo el que se presentara en sus
oficinas y los puso a rodar en los bajos fondos de Chicago. Años
después justificó el incidente diciendo que había sido un
muchacho arrastrado a una broma política.
Nacido en Denver, Colorado el día de
navidad en 1950, el joven Karl sufrió el abandono de su padre
(luego descubrió que no era su padre biológico) y el suicidio de
su madre. Nunca se graduó del college y rápidamente entró al
mundo de las campañas políticas. En los años de Watergate
entrenó a jóvenes republicanos en tácticas agresivas, como la
del senador Dixon, y su estilo llamó la atención de Bush padre
quien se lo llevó a Washington y luego lo envió a Texas con su
hijo George. Allí Rove fundó una compañía de correo directo y
asesoró las campañas republicanas. De pronto, los votantes
comenzaron a recibir cartas donde se les preguntaba “¿estaría
usted más o menos inclinado a votar por el candidato demócrata
si supiese que su staff está compuesto por lesbianas?”. No se
han encontrado pruebas contundentes que conecten a Mr. Rove con
este y otros trucos.
En junio de 2004, George W. Bush
prometió que cualquier funcionario implicado en la filtración
del nombre de la agente Plame sería despedido. Las
investigaciones indican que Rove no soltó nombre y apellido a
los periodistas Robert Novak y Matthew Cooper, sino que al ser
consultado sobre el chisme de que Plame era agente de la CIA, él
solo les dijo “¡Así que ya lo sabes!”. Novak reveló primero el
nombre en la Internet y misteriosamente se ha salvado de la
investigación, Cooper hizo lo mismo en la revista TIME y la
corte lo obligó a revelar su fuente, él se resistió, la corte
amenazo con apresarlo, la revista entregó las notas del
periodista y desde que el nombre de Rove resurgiera el caso se
ha convertido en un novelón político. El presidente ahora ha
matizado su promesa diciendo que “primero debe comprobarse que
exista un crimen”. El talentoso Mr. Rove esta poniendo toda su
experiencia en salvar el pellejo, y pareciera estar saliéndose
con la suya.
ebravo@unionradio.com.ve
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