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Contra las sogas 
por Eli Bravo
jueves, 3 noviembre 2005

 

  Usted está en pleno derecho de abstenerse en las elecciones presidenciales del 4 de diciembre, pero no podrá abstraerse de la consecuencia: la Asamblea Nacional con mayoría calificada abrirá las puertas para la tercera reelección del presidente y eso pone al alcance de la mano los planes de Hugo Chávez hasta el 2019. Bastará un mínimo ejercicio de militancia para correr la raya al 2021 o quizás más allá. En estos comicios venideros no solo está en juego la conformación del legislativo. En realidad se trata de pavimentar el camino a la legitimación constitucional de la revolución y la permanencia de su líder en el poder. Por eso el 4-D es a su manera una elección presidencial.

            La especie ya rueda entre los partidos aliados al proceso. Está en la agenda del PPT y de Unión, además de rondar la cabeza de los candidatos por el MVR. Como ha sido costumbre, es guerra avisada y Chávez cuenta con sus soldados. A pesar de las encuestas que señalan un deterioro en la popularidad del presidente, una reactancia al discurso gubernamental o una frustración ante el peso de la realidad vs. la propaganda oficial, el hecho real es que el chavismo logrará movilizar a su gente para que le firme un cheque en blanco a la gestión de la Asamblea. Y con la ayuda de las morochas, no es que tengan que esforzarse demasiado.

            Para la oposición, inútil decirlo, los escenarios son opacos: abstención militante, desobediencia civil, participación en desventaja, defensa de espacios políticos. En todos pierde de alguna manera, y lo que es peor, en ninguno tiene la fuerza necesaria para contrarrestar al gobierno. En esta carrera de resistencia que arrancó en 1998, la oposición ha perdido el aliento.

            Por eso es imprescindible votar el 4-D, o retirarse a tiempo. El segundo camino es tan incierto como el primero pero requiere además una estrategia para sacarle verdadero provecho, y a estas alturas eso poco el capital político que tiene la oposición en la escena mundial. Internamente tampoco luce el músculo que otrora exhibió. Retirarse ahora, cuando falta un mes para el 4-D, podría ser efectivo si hay disposición para canalizar la avalancha que esto desataría, utilizando argumentos por encima de pasiones. Teniendo en cuenta, además, que esta batallando un gobierno que tiene respaldo popular.

Por otro lado, para la oposición el voto puede ser, como escribe Milagros Socorro “un amuleto ritual, como muchos, inútil, para conjurar esa perversión que abate el país”. Para el oficialismo es todo lo contrario: una herramienta política, favorecida por el aparato institucional y envuelta en el voluntarismo ideológico, que solidifica su proyecto. Pero es la única opción viable en estos momentos. Un retiro coordinado no luce probable y la desobediencia civil no parece tener la consistencia para pasar del dicho al hecho.

Es por ello que abstenerse es hacerle el juego al gobierno. Sobre todo, a su aspiración de Chávez hasta el 2021.

ebravo@unionradio.com.ve 

 
 
 
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