El
cinismo de Hugo Chávez sólo es comparable con su ineptitud
como gobernante. Quien ingiera solamente su discurso puede
hasta simpatizar con él. Quien viva bajo su férula puede
medir la distancia que hay entre verbo y conducta.
Chávez
pretendió asumir desde la ONU un liderazgo que no tiene. Su
ignorancia lo lleva a confundir identificación con chulería.
Sólo cuenta con el agradecimiento interesado de algunos
gobiernos que han recibido sus dádivas. O con los que ha
hecho oscuros negocios.
Perdido
entre adulantes, Chávez dictó en la ONU cátedra universal de
hipocresía y de mal gusto. De soberbia y de patanería.
Disfrutó
comparando al Presidente de los Estados Unidos con el
demonio. Algunos necios aplaudieron. El problema es que el
orador también huele a azufre. ¿O no es acaso Chávez quien
ha convertido a Venezuela en un infierno? Un infierno en el
que crepitan el odio y la violencia.
Chávez se
persignó, juntó sus manos y miró al cielo. Se aguaron los
ojos de algunos ingenuos. Otros, por el contrario, sintieron
náuseas. Porque ese mismo personaje ha irrespetado de mil
formas a la iglesia venezolana. Porque el pregón de ese
individuo está muy alejado de los valores y principios que
sirven de sustento a la religión católica.
Chávez habló
de paz. Suspiraron algunos desubicados. A otros los indignó
la hipocresía. No puede predicar la paz quien quiere a toda
costa una guerra que lo santifique. Quien viene de abrazarse
con lo más selecto del terrorismo del Siglo XXI.
No puede
hablar de paz quien se acama con las FARC colombianas o con
el Hezbolá libanés. Quien ha sembrado la semilla de una
guerra civil en su propio país. Quien concibe la competencia
democrática entre opciones como un enfrentamiento bélico
entre enemigos.
Chávez
también habló de hermandad entre los hombres y entre los
pueblos. ¿Puede hablar de hermandad quien ha dividido a los
venezolanos en chavistas y traidores? ¿Un hombre vive
amenazando a la mitad del país y engañando a la otra?
¿Puede
hablar de hermandad entre los pueblos quien insulta a otros
gobernantes legítimos por el simple hecho de no aceptar sus
delirios o sus imposiciones? ¿Puede hablar de hermandad
quien ha asumido el antisemitismo como credo?
Chávez habló
de democracia. Y hasta le dio consejos al pueblo
norteamericano. Pero la democracia como concepto nunca se ha
instalado el cerebro del reyezuelo. Chávez ha desfigurado a
golpes el rostro de la democracia en Venezuela.
Ese mismo
tipejo pretende, contra todo principio democrático,
eternizarse en el poder. A punta de triquiñuelas y de
abusos. Y hasta se da el tupé de amenazar con rebeliones
populares si los resultados electorales le son adversos.
Chávez habló
de la autodeterminación de los pueblos. Pero apoya
subversiones en Colombia y Centroamérica. Y se entromete en
las elecciones de Perú, de México, de Ecuador, de Bolivia,
de Nicaragua o de Brasil.
¡Belcebú
diciendo misa! ¡Y todavía hay ingenuos, criollos e
importados, que aplauden el discurso de Chávez en la ONU!
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Sociólogo, Profesor Titular de la Universidad de Oriente
(Venezuela) |