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Tarea para mañana
por Daniel Romero Pernalete  
jueves, 7 diciembre 2006

 

Toda batalla perdida desconcierta, individual y colectivamente. Una reacción primaria es negar el suceso. Otra reacción común es hallar y desollar culpables. La tercera es sentarse a rumiar desesperanza. Ninguna de las tres conduce a nada. Las tres paralizan, bloquean posibilidades.  

Sería necio, por ejemplo, negar la victoria del chavismo, sea cual sea su verdadera dimensión. Hacerlo, sería desconocer   la tarea que tenemos por delante quienes creemos que el país no va por el camino correcto. Sería también cerrarle la puerta a la autocrítica, para corregir errores y enderezar rumbos.

 

Sería mezquino, por otra parte, encender hogueras para quienes dirigieron el proceso, para quienes asumieron el reto de encabezar la lucha contra un régimen arbitrario e inescrupuloso. Es injusto el insulto contra quienes en pocas semanas descongelaron el ánimo de millones de venezolanos.

 

Sería cómodo, por último, asumir el desencanto como norma de vida. Sentarse a esperar pacientemente que ocurra lo que el amo decida. Amarrar la esperanza a algún suceso, divino o humano, que nos quite a Hugo Chávez de encima.  

 

El país no se acabó el 3 de diciembre. Medio padrón electoral está con Hugo Chávez, por las razones que sean.   La otra mitad se negó a acompañarlo, de una u otra manera. Más de 4 millones lo hicimos con la cara descubierta. Ese es un capital que no se puede malbaratar.

 

El principal accionista de ese capital político es, sin duda alguna, Manuel Rosales. Con todos sus defectos y con todas sus virtudes. Así lo ha entendido y así lo ha asumido. Y lo ha hecho con valentía y con dignidad.

 

Rosales se ha convertido, gústele a quien le guste, en una referencia política obligada. Representa el liderazgo democrático alternativo al de Hugo Chávez. Guáramo parece que no le falta. Equipo, no se sabe…  

 

¿Que Manuel Rosales es un político imperfecto? Puede ser. ¿Pero acaso anda uno buscando un hombre para que el Papa lo beatifique?... ¿Que Rosales no tiene carisma? ¿Y? Bastante daño le ha hecho a este país el carisma de un Hugo Chávez o el de un Carlos Andrés Pérez.

 

¿Que Manuel Rosales no tiene físico? ¿Y qué se anda buscando? ¿Un  hombre que liderice un proceso político o un candidato a Mister Venezuela?

 

¿Que los hombres que acompañan a Rosales no son los mejores? ¿Y qué se puede hacer? Son los líderes que tenemos por ahora. Si tuviéramos a   Martin Luther King a lo mejor Teodoro Petkoff saldría sobrando. Si Mahatma Gandhi estuviera aquí, quizás no haría falta Julio Borges.

 

El desencanto, a veces, no se conforma con destripar líderes, y acuchilla a la masa. ¿Que Venezuela está plagada de mendigos? Puede ser. Muchos prefirieron la limosna segura a la posibilidad de un trabajo productivo.

 

¿Que en Venezuela abundan los cobardes? Quizás. Muchos empeñaron el futuro de sus hijos por un carguito público mal remunerado… ¿Que en este país hay mucho ignorante? Es posible. Muchos han preferido no pensar y dejar que el amo los conduzca a ciegas por el barranco de un socialismo sin sustancia.    

 

Cobardes, ignorantes o mendigos, son ellos el pueblo que tenemos. Y sacudir su mendicidad, su ignorancia o su cobardía, es   tarea prioritaria de cualquier proyecto político. Porque sin ellos será imposible detener el tránsito del país hacia el despeñadero.

 

Venezuela aún no ha naufragado. Tareas hay. Y uno mantiene la fe en que la razón terminará imponiéndose.

 

 *

  Sociólogo, Profesor Titular de la Universidad de Oriente (Venezuela)

 
 
 
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