De
niño escuché a un amigo decir que si algún día todos los chinos
se ponían de acuerdo y daban un salto al mismo tiempo, la tierra
saldría de su órbita. La imagen era tan fascinante como aquella
otra de que si todos los chinos trotaran hacia el oeste tomarían
Europa sin mayores problemas. Mi amigo era un fanático de las
películas de ciencia ficción y coleccionaba soldaditos de plomo,
pero en cierta forma tenía razón.
El crecimiento de China tiene a la
comunidad internacional con los ojos abiertos. Por una parte
está el gigante que se abre a una economía de mercado de la
férrea mano del partido comunista. Por la otra está el titán que
no descuida su poderío militar y orgullo nacionalista. Son los
dos rostros de un país que Joseph Kahn del New York Times
describe por un lado con líderes deseosos de ser vistos como los
conductores de una superpotencia que no será una amenaza para el
mundo, sino la receptora de $60 millardos en inversión
extranjera al año. Por el otro lado esta la necesidad del
Partido Comunista de enfrentar las crecientes movilizaciones,
manifestaciones y protestas de una clase media y campesina que
demanda libertades y acceso a la riqueza. Además está el caso
Taiwan, de gran valor simbólico para la unidad y sentimiento del
país. Esta semana la Asamblea Nacional Popular aprobó una ley
que autoriza el uso de la fuerza contra la isla si esta se
declara independiente. ¿Cuál de las dos caras es la que debemos
mirar?
En el terreno económico todo es
sonrisas y los ejemplos sobran. Los productos chinos, ahora
libre de cuotas, inundan el mundo con sus bajos precios: en
enero de este año exportaron $1200 millones en textiles a
Estados Unidos (75% más que en enero de 2004) y $1400 millones a
la Comunidad Europea (un incremento de 46.%). Ya es posible ver
la penetración de los productos chinos en América Latina y
muchas industrias locales, especialmente las maquiladoras
mejicanas, están sufriendo por la capacidad de producción a bajo
costo en oriente.
En el plano armamentista las cosas
son más inciertas. El aumento en un 12% de su gasto militar en
2005 para llegar a los $29 millardos que reconoce el gobierno,
pero que todos sospechan esta subestimado, está muy por debajo
de los $422 millardos que gasta EE.UU. en defensa; pero es un
indicador de que China tendrá con qué reclamar Taiwan por la
fuerza, asunto que junto a derechos humanos y déficit comercial
($160 millardos a favor de China) agria las relaciones entre las
dos potencias. En lo que muchos analistas coinciden es que China
no busca un enfrentamiento con EE.UU., más por otro lado, las
señales de que podría triplicar su gasto militar en el futuro,
las compras de armamento soviético y la presencia de submarinos
en las aguas territoriales de Japón parecieran decirnos de que
el gigante gentil no será pura sonrisa en caso de ser provocado.
Ojalá no se les ocurra dar el
brinco.
ebravo@unionradio.com.ve

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