¿Qué
se quiere implantar? ¿El ‘socialismo’ a la cubana? ¿El que crece
en países como China, Rusia, Yugoslavia, Hungría, Polonia.
Angola, Vietnam, hoy inscritos en el contexto del capitalismo?
¿El fracaso que se ocultaba tras los muros y que en ningún
momento dio señales de crear nuevas fuerzas productivas ni
relaciones de producción? ¿Se creó acaso un nuevo modo de
producción que reemplazara al capitalista?
En este ex-país
tenemos hoy un régimen que es producto del vacío económico,
político, social e institucional que se intensifica a partir del
27F-89. Desde entonces la descomposición, cada vez más profunda,
nos conduce al precipicio de una tal ‘revolución bolivariana’
que ya se evidencia como el muro correspondiente que sirve de
escondite o preparación de los planes para implantar el
socialismo del atraso, el padecimiento y el horror.
El golpista
presidente (GP) llega a la primera magistratura en medio de la
desesperación de un colectivo social frustrado y con el visto
bueno de USA y los sectores petrolero-económicos. Pero él había
anunciado en ABM, Habla el Comandante, Caracas,
l998, que su propuesta constituyente...“es un proceso
revolucionario para destruir este sistema, no para rehacerlo,
como procuran otros proyectos.” (287). El 19/07/95, aún en su
posición anti-elecciones señaló: ...“Nada que intente superar
este modelo de democracia liberal, que para nosotros ya murió,
puede provenir de elecciones.” (168). Sin embargo, en 1997, y
sin mayores explicaciones, es candidato presidencial.
En la introducción de
este libro señalamos: ...“ Chávez y su MBR-200 siguen en la
perspectiva-posición violenta, pero utilizan las elecciones para
hacer trabajo ideológico y para organizar el movimiento que les
permitirá controlar el poder, una vez que lo obtengan por la vía
electoral. Y para este cometido utilizarán también la
constituyente.”…(18) Estos instrumentos sumados al ‘bolivarianismo’,
sirven como barniz democrático-patriótico para ofertar una
mercancía electoral victoriosa. De modo que no debe sorprender
que, en su discurso del 01/05, repita el anuncio: vamos hacia el
nuevo socialismo, aunque no especifica lo que entiende por eso
de neosocialismo.
Cercado por su propio
discurso, ante la falta de un partido orgánico y la presión de
los talibanes, refuerza su compromiso internacional con el
proyecto neo-revolucionario, en especial con los cubanos, y
asume la senda del autoritarismo, tal y como enseñan los grandes
jerarcas del socialismo fracasado, encabezados por Stalin.
Desde un inicio la llamada ‘revolución bolivariana’ está
manejada por Fidel Castro. Este experimentado caudillo, el
03/02/99 en el Aula Magna de la UCV, le pide paciencia a los
‘revolucionarios venezolanos’ para que no se empeñen en repetir
la experiencia cubana, porque aquí prevalecen otras
circunstancias. Pero más adelante convenció a su mejor alumno
de que sólo hay dos caminos: capitalismo y socialismo. Y en este
caso el neosocialismo, capaz de no devolverse al reino del
capital. ¿Pero a cuál socialismo se refiere? ¿Cuál es, dónde
está el que no se devolvió?
Lo evidente hoy en
nuestro medio es la cubanización cada vez más creciente y
activa. Porque esta es una de las fuerzas a la cual se le
asigna una mayor responsabilidad en el resguardo y conducción
del ‘proceso’. Es a la vez un medio fundamental para mantener
la ‘autoridad única’, el caudillo necesario e insustituible. Es
el mismo régimen del pasado pero que ahora cuenta con perfiles
más duros y terminantes, tal y como lo amerita la decisión de
llevar este ex-país al llamado socialismo, independientemente de
la posición que asuma la mayoría de los venezolanos.
Si antes las
instituciones estaban gobernadas por mafias político-económicas,
ahora son sustituidas por personeros tarifados que dicen actuar
en nombre y dirección de la revolución. Los petrodólares de alto
cambio son la base de la unidad pueblo-ejército-caudillo y del
apoyo-proyecto internacional. Se dispone además de una reserva
dimensional dispuesta para desplazar la FAN, generar temor,
intimidar y limitar la actuación del colectivo. Todo unido a la
intolerancia a toda disidencia.
Estamos ante un régimen que se expresa de manera violenta y cuya
principal finalidad es el caos. Aquí no está planteada una
efectiva transformación de las condiciones históricas, sino un
proceso de destrucción que persigue la liquidación de todo
ambiente de paz y tranquilidad. Se mantienen, sin embargo, las
mismas relaciones en la producción, el capital prosigue en las
mismas manos y se alimenta un autoritarismo-totalitarismo
siempre dispuesto para el permanente ejercicio del poder y el
usufructo de sus beneficios. Pero ¿hasta cuándo podrá cumplir
este régimen con este plan de destrucción? ¿Hasta dónde la
fuerza natural de la sociedad aguantará y convalidará un reino
de muerte y destrucción que ahora se llamaría socialismo?
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