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Venezuela - Cuba:
¿Paralelismos Posibles?
 - por Elizabeth Burgos


  Tercera y última parte     
 

         

Fue una guerra brutal que abarcó las seis provincias de la isla, considerada por los pocos estudiosos del caso, como la mayor campaña militar que jamás ha tenido lugar en Cuba desde el inicio de la República en 1902. Fue una guerra secreta pese a haber tenido 8000 hombres alzados. El número de muertos nunca se sabrá con certeza, pues los que caían vivos, según la Ley 988 eran fusilados de inmediato y también se realizaban fusilamientos masivos de los campesinos sospechosos de colaboración; tampoco se escatimaba en utilizar la tortura.

Según uno de los raros dirigentes sobrevivientes, la contienda arrojó el saldo de 4000 muertos. Las fuerzas del gobierno, ante la voluntad de lucha de los alzados, practicó lo que llamó la “limpia del Escambray” y la técnica de “peinar la zona”. Más de 100.000 soldados participaron en los combates, que el régimen llamó “lucha contra bandidos”. En realidad, la masiva participación campesina estaba relacionada a la arbitraria expropiación de las tierras. Los campesinos querían ser propietarios de sus tierras y no perder su autonomía en cooperativas del Estado.

La ironía de la historia, es que la guerrilla anti-castrista de Cuba, fue la única guerrilla realmente campesina que se  logró durante el mismo periodo en que el régimen castrista había decretado el culto del foco guerrillero campesino y financiaba guerrillas en todo el continente latino-americano que nunca llegaron a ser campesinas pues fueron intelectuales y universitarios quienes las integraban. El apoyo del campesinado cubano fue tan masivo, que el régimen, al comprender que la guerrilla anti-castrista nadaba como un pez en el agua en su entorno, ordenó el desplazamiento masivo y la reconcentración en zonas alejadas de comunidades campesinas enteras, de la misma forma que actuó el general español Valeriano Weyler, célebre por su dureza, durante la guerra de Independencia cubana contra España. Todavía en 1971 el régimen desconfiaba y erradicó el restante de la población del Escambray, desplazándola a otras provincias con la prohibición de regresar a la zona. Los Pueblos Cautivos, es el apelativo dado por los cubanos a esa forma de concentración de población, de la cual el organismo ad hoc de Naciones Unidas (ACNUR) jamás ha escuchado hablar.

Mientras tanto el régimen imponía lo que se podría considerar el ámbito de excelencia de la revolución cubana: haber logrado dotarse de un mecanismo casi perfecto que le permite el control total de la población. Esa estructura del terror ha cercenado no sólo las libertades públicas, sino que ha logrado apoderarse de la conciencia de los ciudadanos, interviniendo en lo más íntimo de sus vidas. Cualquier ciudadano cubano debe estar dispuesto, a hacer informes si la Seguridad del Estado lo exige, sobre padre, hermanos, hermanas, esposa, o esposo. Según un testigo que formó parte de él, el aparato represivo edificado por Castro va más allá de lo imaginable y aunque parezca increíble, incluso, en materia de control, supera a la Unión Soviética. 

 

La Dirección General de Contrainteligencia del Ministerio del Interior, más conocida como Seguridad del Estado, cuenta con numerosas secciones encargadas del control y la represión. A excepción de Fidel Castro, nadie se salva de su control, ni siquiera las principales figuras del régimen. Todo extranjero que visite Cuba, en particular los que son invitados por el régimen, por definición candidatos a ser reclutados por los servicios para realizar labores en el exterior, bien sea como agentes de opinión o como agentes de influencia en organismos privados y del Estado, o directamente informantes de los servicios cubano, deben tener la seguridad de que han sido filmados en toda circunstancia y sus conversaciones grabadas. Y si han incurrido en actos “contrarios a la moral” o si se han dejado llevar por las circunstancias y han dejado al descubierto, pese a su voluntad, conductas íntimas que deseaban mantener secretas, deben tener la certeza que todo está documentado con imágenes y grabaciones, por lo que son susceptibles de ser chantajeados si se descarrían de su fidelidad a la revolución cubana.

Cada sección de la Seguridad del Estado, tiene a miles de personas destinadas a interceptar, escuchar conversaciones telefónicas mediante una sofisticada tecnología, como también existe una sección encargada de violar la correspondencia. Los Comités de Defensa de la Revolución, (CDR) son una cortina de humo que sirve para tapar a los verdaderos profesionales del control y de la información. Existe una red descomunal de agentes llamados “fuentes”. Cada cuadra tiene adjudicadas dos “fuentes” por cuadra, que deben reportar al responsable de la manzana, designados como “VR”, Vigilantes Revolucionarios. Estos están subordinados a los agentes M, que controlan cuatro manzanas y que a su vez trabajan bajo la dirección de los MM, responsables de diez manzanas. Por último está el jefe de bloque, que recibe las informaciones de decenas de manzanas. Toda persona bajo control tiene adjudicadas por lo menos dos “Fuentes” por separado, para poder “cruzar la información” y comprobar la objetividad de la información.

La rutina general del trabajo consiste en llevar un seguimiento cotidiano de la “información” sobre cada ciudadano, pero también del estado de la “opinión”, como también la “línea ideológica” para controlar el desarrollo o simpatías ideológicas o verificar las tendencias religiosas. La información se procesa mediante la Guía del Informante. La “fuente” elabora un informe diario que se viabiliza a través de la cadena de las instancias superiores, hasta que llegar al Puesto de Mando de la DEM que procesa y sintetiza la información. El procesamiento del “estado de opinión” debe realizarse el mismo día, pues cada día se le debe presentar el informe de opinión al comandante en jefe, en particular los comentarios favorables como desfavorables sobre el régimen, los aspectos que irritan a la población, los chistes sobre el gobierno y sus líderes, los criterios sobre las instituciones del Estado, y en particular cómo es percibido cotidianamente por la población el “nivel de brillantez del máximo líder”. Sobre todo, se pone especial énfasis, en la evaluación de la figura del “líder máximo” en cuanto a popularidad en la población ante otras figuras como: de actores de cine, de teatro, líderes internacionales para sopesar en qué medida puedan opacar o disminuir la influencia del caudillo caribeño. En varias ocasiones han llegado hasta a suspender series de la TV con personajes heroicos pues se consideró que habían alcanzado demasiada  popularidad y simpatía pudiendo atenuar la presencia avasalladora del “Uno”, del “caballo”  del “number one” como lo llaman, según el grado de favoritismo, los más allegados a la corte.

Tras los acontecimientos en la Embajada del Perú en 1980, cuando miles de cubanos tomaron de asalto la sede diplomática pidiendo asilo, inspirados en las tropas de asalto nazi SS, se creó la Brigada Especial de Choque. o Brigada de Respuesta Rápida, (similares a la que intervino en la manifestación de la plaza de Altamira de Caracas el lunes de 16 de agosto, día del resultado del Referéndum revocatorio) para lo que reclutaron personal civil, estibadores, karatekas, deportistas, que son entrenados en el manejo de las armas y son utilizados, para reprimir a la ciudadanos, aparentando ser ciudadanos comunes o delincuentes que actúan por su propia cuenta. Como la justicia es una pura fachada, esos falsos “delincuentes” si son apresados a efectos de la opinión pública no corren el menor riesgo. La Brigada Especial de Choque constituye un cordón de protección, en particular, en lugares en donde la vía pública puede ser perturbada. El objetivo es no recurrir a personal policial uniformado o al ejército a efectos de evitar la antipatía que forzosamente se ganarían, como es el caso de la Guardia Nacional en Venezuela. que se ha granjeado la antipatía de la población.

Pero la sección que detenta un poder ilimitado es la Sección de Contra-propaganda. De ella dependen absolutamente todas los medios de comunicación del país, miles de periodistas y escritores  a su disposición, prestos a desencadenar campañas cuando el comandante en jefe lo estime necesario o cuando decide trazar planes de emergencia  si la opinión pública está muy irritada por las condiciones de vida, como el que ordenó en 1984, de cavar trincheras y refugios antiaéreos ante la inminencia de una invasión americana: 200 millones de dólares costó poner a todo al país en pie de guerra. Se trata siempre de evitar aparecer como un poder que reprime como cualquier gobierno militar de América Latina. En materia de represión, Castro practica la sutileza y un savoir faire indudables.

Existen dos aparatos controlados directamente por Fidel Castro: la “Dirección 5” integrada por asesinos profesionales que se encargan de la eliminación física  de individuos cuya muerte  el jefe máximo considere necesaria y la Dirección de Seguridad Personal, compuesta por miles de hombres, que superan en efectivos a cualquier ejército del Caribe, destinados a la seguridad del comandante en jefe. Esa dirección está integrada por una Jefatura y un Estado Mayor, tres unidades de escolta integradas por mas de cien hombres  destinados a la seguridad propiamente dicha del caudillo; una sección naval, integrada por buzos, hombres ranas y responsables de los barcos y yates que lo acompañan en sus pescas sub-marinas con las que suele obsequiar a los invitados especiales  como cuando va de paseo a Cayo Piedra el cayo particular que posee en donde tiene una mansión que no tienen nada que envidiar a la de los más poderosos de la tierra; una sección fílmica encargada de filmar sus menores gestos y palabras; una sección de atentados destinada al estudio y a la prevención de posibles atentados: una sección técnica encargada de revisar comidas, ropas, enseres, efectos personales para evitar un posible envenenamiento o materias radioactivas; un hospital con todos los adelantos de la tecnología, un cuerpo de personal médico y enfermeras ; una sección de tiradores de elite integradas por miles de hombres que ocupan balcones y terrazas a lo largo del recorrido cuando el caudillo se desplaza y una sección de contra-inteligencia encargada de espiar y controlar los propios integrantes de la Seguridad Personal.

Lo aquí expuesto, no es ni siquiera un resumen somero de la dimensión represiva del régimen que gobierna a Cuba. Habría que rendir cuenta de la infinidad de condiciones que se deben llenar para beneficiar de un puesto de trabajo o para poder asistir a la universidad. Del trabajo infinito que significa realizar los actos más cotidianos de la vida como es la compra de alimentos: la famosa libreta de racionamiento, es también un a técnica de control de la población.

Volviendo al tema del exilio masivo a Miami, no fue sino en noviembre de 1965, tras el fracaso de la lucha armada, de la invasión de Playa Girón, de todos los planes subversivos que se pusieron en obra para acabar con el régimen, con una población carceral que llegó a tener 50.000 presos políticos, que tras un acuerdo firmado entre Cuba y Estados Unidos, fue que miles de cubanos pudieron abandonar la isla. En ese entonces se calcula se trasladaron unas 300.000 personas por el puente aéreo de Varadero a Miami. Luego vino la ola migratoria del Mariel. Es cierto que el primer año, los empresarios y los miembros de profesiones liberales, tras haber perdido todos sus bienes, comprendieron que si querían salvar la vida era necesario emigrar. Se debe recordar que Fidel Castro, siempre precavido, delegó, en Ernesto Che Guevara, la tarea de los fusilamientos que  en tanto que extranjero ignoraba todo de la vida urbana de la isla, y no se sentía interpelado por ningún lazo de amistad ni de familia: era impermeable a cualquier gesto de magnanimidad. Al mismo tiempo el mundo entero aplaudía la revolución que también se decía bonita.

La nueva estrategia revolucionaria que se perfila en América latina, ha abandonado el modelo sierra Maestra. Inaugurada por el proyecto de Chávez, se trata de la toma del poder mediante elecciones utilizando las normas democráticas para instaurar regimenes totalitarios, impidiendo así todo cuestionamiento pues su legitimidad es innegable. La celebración de constituyentes con la finalidad de dotarse de constituciones adaptadas a la medida del proyecto totalitario, fue el método empleado por Pinochet en Chile, por Chávez en Venezuela, cuyo ejemplo parece será seguido por otros países del continente. Esa estrategia gozó en Venezuela de la simpatía de la clase media, incluso de la burguesía, y en particular de los medios de comunicación en general, y de cierta parte de la intelectualidad. Cuando se percataron de cuál era el verdadero proyecto de Chávez, pasaron masivamente a la oposición. Es la misma dinámica que hoy se observa en Bolivia con el fenómeno de Evo Morales, líder del sindicato de los “cocaleros”: los productores de la planta que luego se transforma en cocaína. Evo Morales, favorito de los medios, goza del apoyo de cierta intelectualidad, como de ciertos sectores de la clase media, que al igual que en Venezuela, se sienten estafados por los partidos políticos, está a la espera de la Constituyente que le permitirá acceder al poder e imponer un régimen como el de Cuba, según declaraciones reiteradas de su parte.

La influencia de la academia norteamericana actúa como agente de influencia, propiciando en la práctica, las guerras étnicas que se libran a nivel teórico en los campus universitarios desde donde se imparten las orientaciones revolucionarias que antes provenían de Moscú o de Praga. Según esa visión, Venezuela aparece hoy ante el mundo como una suerte de Africa del Sur en donde se practica un apartheid contra la población negra. Los teóricos del chavismo propugnan la “reconciliación nacional”, al mismo tiempo que señalan a los enemigos internos como pertenecientes a la “etnia blanca de cultura anglosajona” Se puede cambiar de gustos culturales pero no de color de piel, - a menos de optar por la solución a lo Michael Jackson, a condición de tener los medios - lo que hace imposible la reconciliación en Venezuela. En Bolivia y en el Perú, el discurso anti-criollo, por parte de los indigenistas, propugna un regreso al Tahuantinsuyo, la guerra contra Chile y la implantación de la pena de muerte.

América Latina vuelve a entroncar su historia con la de los años treinta, cuando la influencia del nacional socialismo estuvo a la orden del día, en particular en Bolivia, Brasil y Argentina. Proceso que fue interrumpido por la pérdida de la guerra de Alemania e Italia, luego la Guerra Fría hizo el resto. El castrismo que por necesidades tácticas tuvo que pactar con la URSS y se adhirió al comunismo, hoy se quita la careta y aparece con su rostro al descubierto: el del más puro engendro fascista. La configuración pardo-roja es el próximo artefacto histórico que habrá de vivir el continente, productor incansable de barroco.
 

 

 

 

 

Especial Fraude
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 Elizabeth Burgos
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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