Llorando en
la Capilla
Hace
menos de un año el hoy investido Carlos Lage declaró que
“Cuba tenía dos presidentes: Fidel Castro y Hugo Chávez”. Un
personaje tan alto en la línea sucesoral diría esto de los
dientes para afuera, a despecho, y sólo por la orden
inapelable de su jefe. Circuló mucho en esos días lo de una
posible federación cubano venezolana y se le dio poca o
mucha seriedad al asunto de acuerdo con los diversos
análisis. Pero desde la óptica de un tirano tan irrepetible
y maquiavélicamente perfecto, ese globo había que lanzarlo.
Dada la monumental psiquis de Castro, es propio de su
carácter que a diferencia de la generalidad de los seres
humanos, ante la muerte se dedique a preparar fríamente
estrategias e hipótesis póstumas. Castro conoce hasta los
más ínfimos detalles de la destrucción del mundo comunista y
cómo aquel poder que parecía eterno –grandes teóricos
políticos de la época como Paul Kennedy y Carlos Rangel lo
consideraban invulnerable- se vino abajo en meses. No es
concebible que un personaje de esa magnitud, único en la
historia de las tinieblas latinoamericanas que siempre lo
previo todo y nunca dio -ni siquiera recibió- golpes que no
estuvieran calculados, cayera sin prepararse ante una
guadaña que espejeaba hacía tiempo. El sabía que la vida de
su régimen dependía de mantener el embargo comercial. Por
eso cada vez que en Washington hablaban de levantarlo daba
un manotazo para desalentarlos. Así inició la operación en
Angola en época de Carter y mandó a derribar la avioneta de
Hermanos al Rescate cuando Clinton.
Aunque rechazada
por los militares de ambos países y out en primera, esta
operación de laboratorio para acariciar el asombroso y
adolescente ego de Chávez se justifica. Se trata del
proveedor los 2 mil millones de dólares anuales que
permitieron sobrevivir al stablishment los últimos años y le
dieron la posibilidad de perpetuarse. Pero lo grave es que
Chávez se lo tomó en serio y -dicen- anda muy desengañado
porque no “lo consultaron”, lo dejaron en la puerta de la
iglesia. Es de imaginarse que intente meter sus narices en
Cuba y seguramente se las reventarán.
La parca se somete a la disciplina del partido
A la desaparición de Castro -algún día ocurrirá- Cuba
acelerará por el camino de una sociedad abierta. Sin Fidel
al mando pareciera imposible frenar como hasta ahora los
conflictos contenidos en 47 años. Miseria, opresión, vida
gris y reptante, carencia de oportunidades e incluso de
destino, humillación, desigualdad entre la nomenclatura y
los ciudadanos de a pie, liberarán una amargura exacerbada
por el efecto demostración del altísimo nivel de vida de sus
familiares apenas a noventa millas. Los esfuerzos del
gobierno sucesoral, de los EEUU y de la comunidad
internacional, tendrían que dirigirse a impedir un
levantamiento por motivos carenciales o un baño de sangre.
Ya se habla de hacer un “registro de esbirros” y podría
derramarse el espíritu de venganza. Ante una apertura en
Cuba el autócrata venezolano perdería razones ideológicas
para mantener los miles de millones de dólares que hoy
regala y sólo le quedaría regresar con el rabo entre las
piernas a concentrarse en hacer miserable la vida de sus
paisanos.
A esa presión
desde dentro hay que añadir las de fuera. Francia, España,
Italia, Suecia, Noruega, reclamarían democracia a un
gobierno cuya estabilidad es precaria, si no quieren dejarle
todo a los norteamericanos. Y una igualmente poderosa: la
invasión de dólares provenientes de los cubanos de Florida,
otra vez imprescindible en la eventualidad del fin de la
ayuda venezolana. El primer concierto de Gloria Stephan y el
primer McDonalds.
Fidel Castro
nunca se comportaría como esos tiranos normales que mueren
sin más, sin constructos políticos, preocupados por la
terrible parca y no por temas de este mundo. La cabeza del
régimen totalitario perfecto concentra sus últimos días en
preservar su propio mito y la enemiga negra también se debe
a la disciplina del partido. No puede permitir que se
desplome ese castillo de horrores que compone la obra de su
vida y con él, el prestigio mítico que lo rodeó. Más que la
tumba debe estremecerlo la idea de que una vez caído el
dique, un deslave de aguas fétidas, cadáveres insepultos,
latrocinios, asesinatos, crímenes inimaginables, digan la
verdad sobre régimen más terrible que conoció el siglo XX y
arrasen la maravillosa mitología que le crearon los
intelectuales urbi et orbi.
La nomenclatura y la sucesión un día después
El río crecido puede arrasar estas cinco décadas de
castrismo y ahogarlas en lodo, como ocurrió a la muerte de
Stalin y obligó a Jhruchev a convocar el Sexto Congreso del
Partido Comunista de la URSS e iniciar solemnemente la “desestalinización”,
un exorcismo para espantar los espectros de esa criatura
infernal que tuvo en sus manos la vida de tantos. Isaac
Deutscher decía que la actividad más peligrosa del mundo era
la sucesión en un régimen comunista. Hablaba desde su
incomparable conocimiento del esquema soviético, de la
tragedia de millones de víctimas a partir del relevo de
Lenin y lo ocurrido en la de Stalin. Afortunadamente los
líderes cubanos tienen los Estados Unidos muy cerca y pueden
huir a tiempo con la tranquilidad de que Bush y Condolezza
los recibirán. El pobre Trotsky no tuvo eso.
Hay muchos
análisis no coincidentes aunque útiles sobre el castrismo
hasta ese amanecer de la cirugía abdominal. Si bien en todo
régimen totalitario hay una cúpula que suele coincidir con
el Buró Político, en Cuba ha habido a su vez un inner circle,
la cúpula de la cúpula, a la que pertenecen los 12
dirigentes mejor situados, incluidos algunos que no son del
Buró Político. Raúl. Ricardo Alarcón Quesada, Presidente de
la Asamblea Nacional, miembro del Buró Político. Carlos Lage,
del Buró Político, Vicepresidente del Consejo de Estado y
jefe de la economía del país. José Ramón Machado asesor
personal de Fidel, líder histórico, superpoderoso y del BP,
médico de carrera política silenciosa y eficaz. José Ramón
Balaguer, médico brillante, Ministro de Salud, director
ideológico del Partido Comunista, miembro del BP, burócrata
de trayectoria segura y prudente. Alfredo Jordán, Ministro
de Agricultura. Juan Almeida, miembro del BP, Comandante de
la Revolución, uno de los pocos que viven. Marcos Javier
Portal, Ministro de la Industria Básica y de la energía.
Ulises Rosales, General del Ejército, miembro de BP y
Ministro de la Industria Azucarera. Pedro Ross, secretario
general de la Confederación de Trabajadores de Cuba y
miembro del BP; y Abel Prieto, miembro del BP y Ministro de
Cultura. Un caso particular es la gravitación del Canciller
Felipe Pérez Roque sin ser miembro del Buró Político.
¿Quién le teme a Raúl?
Para otro sector de los estudiosos, hasta el día antes del
pabellón quirúrgico de Fidel, las tres fuerzas decisivas en
esa supercúpula las tenían Lage, Alarcón y José Ramón
Machado, pero ninguno de ellos individualmente acumulaba las
condiciones suficientes para remplazar a Fidel. Hace muy
poco, Raúl dijo en un discurso que “Fidel sólo podría ser
sustituido por el liderazgo colectivo del Partido Comunista”
y que no había ningún dirigente individual para esa tarea.
Tres figuras con tan enorme respaldo en el aparato de poder
(Partido Comunista y Fuerzas Armadas) requerían una delicada
negociación entre ellos para armar la trama sucesoral y la
sobrevivencia de sus intocables poderes personales.
Se necesitaría
un hombre distinto a Raúl y a cualquiera de los 12 pares
para preservar el castrismo tal como el es en medio de la
marejada postmorten, pero ese titán no existe y la
posibilidad luce anulada en sus propios términos. Apenas en
noviembre de 2005 un Fidel sentencioso dijo que “en Cuba
podría retornar el capitalismo” y se recuerdan las
veleidades perestroikas y sinófilas de Raúl, - carente de
carisma y retórica estremecedora- pero eficaz como pocos,
quien una vez llegó a decir que “necesitaban más frijoles y
menos cañones”.
El balance
concreto que puede hacerse hasta ahora es que el “pragmático
y neoliberal” Raúl obtuvo una gran victoria de entrada en la
“sucesión provisional”. Naturalmente que su posición no se
cuestionaba y no es su designación lo que marca el triunfo.
Según estudiosos de los entresijos del poder en Cuba, ya
funcionaba un triunvirato designado por Fidel (antes del día
quirúrgico), formado por Pérez Roque, Alarcón (dos de las
principales estrellas mediáticas del régimen) y Lage. Fidel
habría decidido quedarse en su papel mítico nada más.
Esa era la
teoría. La práctica es que fueron designados Raúl, Lage,
José Ramón Balaguer y Ramón Machado Ventura, pertenecientes
al más alto nivel de la nomenclatura y por lo tanto
“naturales”, pero también un batacazo: Esteban Lazo, un
dirigente de base, miembro del Buró Político y no del inner
circle, un típico “cuadro medio” o aparatchick . Lo que está
cuajado de inquietantes incógnitas no es la inclusión de los
incluidos, sino la exclusión de los excluidos. Los dos
ausentes en el quinteto sucesoral (no debería decirse que
defenestrados), Pérez Roque (relegado a miembro de una
comisión) y Alarcón, son figuras fuertes e
internacionalmente conocidas, que fácilmente le quitan
cancha al gris Raúl, mientras las que aparecen son discretos
como él. ¿Los pondría Raúl?
El papel de
los norteamericanos
La diplomacia
norteamericana se ha mantenido con una sorprendente
prudencia y hasta ahora sus iniciativas parecen destinadas a
crear el caldo de cultivo para las dinámicas intestinas, sin
decretarlas ni imponerlas. Más bien por el contrario las
torpezas, explicables por la pasión de hombres transterrados,
vienen de Miami. Lincoln Diaz-Balart diputado republicano de
Florida prácticamente llamó a una insurrección popular en
momentos en que hay un alerta militar en la isla y una
intensificación del espionaje de los Comités de Defensa de
la Revolución. Una salida a las calles podría quemar en un
intento apresurado y emocional las fuerzas necesarias para
mantener la oposición a punto, y sacrificarlas en una acción
suicida, pero con el suicidio de los demás.
El gobierno
norteamericano actúa de otra manera por el momento. El
Segundo Informe de la Comisión de Asistencia a una Cuba
Libre destina 80 millones de dólares para romper el
aislamiento informativo y "dar poder a los cubanos para que
preparen el cambio". Más 35 millones de dólares para Radio y
TV Martí, 8 millones para el Programa de Cuba de la Agencia
estadounidense para el Desarrollo (USAID), 20 millones de
dólares anuales para la oposición cubana..."Demuestra(n) que
estamos trabajando activamente por un cambio en Cuba, no
simplemente esperando el cambio", afirmó Bush. "Para apoyar
un gobierno de transición en Cuba, prometemos suministrar
comida de emergencia, agua, combustible y equipamiento
médico (...) Y prometemos desalentar a terceros... de
intervenir para obstruir la voluntad del pueblo cubano".
Esos “terceros” fueron arrojados al rostro de los
bolivarianos de Venezuela.
La habilidad del
Departamento de Estado en manejar la dinámica será esencial
para un desenlace democrático. Por razones históricas los
cubanos son sensibles a una especie de irredentismo
patriótico antinorteamericano que el comunismo explotó al
máximo. Posiblemente se deba a la incapacidad de Cuba para
obtener la independencia nacional por sus propias manos y a
haberse visto obligada a pedirle a EEUU que invadiera para
expulsar a España. También la enmienda Platt y otros
acontecimientos
Las revelaciones de Lula
Cómo consecuencia de décadas de agit prop, parte importante
de la sociedad cubana se siente enemiga de EEUU, atribuye
sus desgracias al llamado “bloqueo” y Castro tuvo la astucia
de machacar esta idea que era una de sus fortalezas. El
régimen se construyó sobre el chauvinismo anti gringo y la
revolución fue un producto endógeno a diferencia de los
países de Europa Oriental donde fue impuesta por los tanques
rusos de la Segunda Guerra Mundial.
Lucio Colletti
cuando rompió con el comunismo, declaró que se iba “del
reino de la mentira”. Y nadie con mayor destreza en la
materia que Castro y sus acólitos, cosa propia del
autoritarismo revolucionario que actúa fuera de la “moral
burguesa” a nombre de la “moral revolucionaria” (“dentro de
la revolución todo, fuera de la revolución, nada”) máxima
sencillamente amoral. Sus acólitos estaban –están- en todos
los rincones del mundo y el brazo largo de Fidel Castro
manejó la censura y el descrédito contra intelectuales,
escritores, pintores, músicos, pensadores, cineastas (pero
también en el mero Estados Unidos) que osaban cuestionar lo
que ocurría en la isla del Dr. Castro.
Muchos aún hoy
se incorporan desconfiados al debate sobre la hipotética
situación del caudillo, sobre si se recupera y todo es una
terrible y genial operación política, o si ya está muerto,
un intento de prevenirse de las reacciones de la
nomenclatura. Pero hay una fuente excepcional y en extremo
confiable, Lula Da Silva. En una de esos hábiles movimientos
políticos que realiza constantemente, sotto voce le da la
noticia al mundo. Según publica la Folha de Sao Paulo el 5
de agosto, Lula le hizo saber al periódico oficiosamente que
“la salud de Fidel Castro es peor de lo que públicamente se
admite”... "dijeron (a Lula) que (Castro) puede quedar
inhabilitado para retomar el poder real, aunque se recupere
de la enfermedad -un tumor maligno en el abdomen- según la
versión que el gobierno trabaja"... “parece que vamos perder
a nuestro amigo", habría dicho Lula.
Hay un elemento esencial para el análisis y para imaginar
hacia dónde pueden empujar los acontecimientos. Según el
Presidente de Brasil la enfermedad "desató un proceso de
transición que no será interrumpido"...pero que... "no
llevará a un escenario de colapso como vivieron los
regímenes socialistas del este Europeo". Pese a su exclusión
del quinteto del poder, según Lula... “Felipe Pérez Roque de
41 años, es el nombre más fuerte para componer con Raúl
Castro de 75, la espina dorsal de un nuevo esquema de
poder", porque (Pérez Roque) sabe que... "sería inevitable
una flexibilización del régimen, por lo menos en el área
económica". Podría ser que viniera un nuevo enroque de la
mano de Lula en la cúpula cubana y los Estados Unidos no
deberían descuidar la importancia de la décima economía del
mundo en un río revuelto como ese.
carlosraulhernandez@gmail.com