Golpe y Contragolpe - Capítulo IV

 


Cómplices y Responsables
 

por Luis Pérez Oramas

'Pero más nunca podremos los venezolanos permitir que las instituciones de la república se dobleguen al servicio de un poder abusivo, incluso si es legítimo'

 

Ayer, cuando caminábamos hacia Miraflores, conformando la multitud más numerosa que se ha visto en Venezuela, manifestando solidaria y unánime una sola posición, la solicitud de renuncia de un presidente mediocre, incompetente, irresponsable, imprudente, deshonesto, irrespetuoso, soberbio, arrogante y al final asesino, escuchamos a través de la radio las declaraciones insólitas del ex ministro Istúriz, del ex alcalde Bernal, amenazando con sangre y con muerte a un pueblo pacífico que manifestaba, en pleno derecho ciudadano, su opinión y su hastío.

ESTOS HOMBRES deberán tener el coraje de aceptar que se hicieron cómplices de una masacre, y que como tal deben concluir su carrera política juzgados y convictos de crímenes contra la humanidad. Igualmente deberán ser juzgados todos los cómplices de esta vergüenza nacional. La ministro del Trabajo que ayer, con un cinismo sólo digno de los peores fascismos, cuando Venezuela contaba sus muertos, convocaba a una jornada de reflexión..., la ex ministra de Salud, cómplice, que hablaba con impudor hasta el asco; el matón Juan Barreto; todos deberán pagar y explicarse, y explicarnos la sin razón y la locura criminal que los llevó a ejercer el poder en busca, tan sólo, del poder absoluto.

Tienen que comprender los detentores de responsabilidades públicas, que con tibieza intolerable y adulancia asqueante macularon los Poderes Ciudadanos, el Tribunal Supremo, la Contraloría del Estado y el Poder Electoral, que ha llegado el momento de dar la cara ante la sociedad, de renunciar y de asumir plenamente las consecuencias de sus actos. El gobierno de la transición, con el apoyo de toda Venezuela, deberá ser estricto en el mantenimiento del orden público, garantizando la unidad de la nación.

Estas, entre otras, son las condiciones de la reconciliación nacional. La Venezuela chavista, que existe, que debe encontrar junto a todos nosotros sentido para nuestra historia y para nuestro porvenir, debe saber hasta dónde fue engañada, hasta dónde fue traicionada, hasta dónde fue equivocada. Para ello es imprescindible que se ventilen, en estado de transparencia total, pero sin ninguna condescendencia, todos los desmanes del régimen chavista.

Venezuela amanece hoy obnubilada. Venezuela amanece contando sus bendiciones y contando también sus mártires. Venezuela amanece a la purga de sus días pasados, y todos somos responsables. Como tal, es un desafío histórico hacer un ejercicio riguroso para comprendernos a nosotros mismos. Yo quiero, por ejemplo, llegar a comprender a mis amigos que votaron por Chávez, cuando yo mismo veía claramente el tamaño de la estafa y el abismo de los riesgos; yo quiero entender a tanta gente inteligente que mantuvo, entre el cinismo y el oportunismo, su apoyo a un régimen abusivo e ilegítimo, hasta el día de la sangre. Nadie pretende perseguir a nadie. No podemos sustituir la falsa revolución del resentimiento por la transición de la revancha. Pero más nunca podremos los venezolanos permitir que las instituciones de la república se dobleguen al servicio de un poder abusivo, incluso si es legítimo.

SOMOS QUIZAS responsables todos del discurso chavista, de que haya saqueado nuestra palabra y nuestras conciencias. Más nunca deberemos permitir que se nos ventile la tolerancia para justificar y permitir, con zarpazos tácticos, la intolerancia; que se nos eche a la cara, como una limosna del poder, el respeto a las libertades públicas para, solapadamente, con omisión criminal y cínica, atentar contra ellas. Más nunca deberemos aceptar que en nombre de la democracia se manche de sangre y de abyecta corrupción a la república. Más nunca podremos tolerar que los dineros públicos sirvan para el beneficio de facciones políticas. Más nunca se deberá ver en este país la organización de turbas armadas, de grupos de choque y exterminio como pretendía hacerlo el régimen imbécil de Hugo Chávez Frías.

LOS VENEZOLANOS TENEMOS una inmensa responsabilidad. Ayer nació la clase media, políticamente. Una curiosa y feliz desproporción ha hecho posible la caída de Hugo Chávez: una clase media numéricamente minoritaria ha adquirido un peso político y una conciencia social inusitada, hasta el punto de poder derrocar el régimen abusivo del chavismo. Lo que la pobreza de este país ha impedido la conformación de una mayoritaria clase media y que deberá ser la prioridad de los tiempos que vienen, ha sido alcanzado en términos políticos. Ello implica una responsabilidad histórica. No podemos olvidar a los desheredados de la historia patria. Ellos, que fueron traicionados, deberán encontrar en nosotros a un país dispuesto a asumir la responsabilidad colectiva de esa traición y el desafío común de inventar, para bien de todos, una nueva nación.

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Artículo publicado en el diario El Universal, sábado 13 abril 2002


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