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Adiós CNE 
por Carlos Blanco - El Universal
sábado, 3 diciembre 2005

 
Para todo efecto práctico institucional y democrático, las elecciones del 4 de diciembre están suspendidas por los ciudadanos y por los partidos políticos. El Gobierno puede tratar de hacerlas, pero no será más que una estúpida parodia, sin capacidad de engañar a nadie. Los partidos y diversas organizaciones se han sumado a la abstención y ésta es una formidable experiencia que puede presagiar nuevas victorias para la democracia.

Los ciudadanos de la disidencia, descreídos de la manipulación fraudulenta del CNE, engendraron una poderosísima corriente de opinión sobre las características tramposas que han tenido y tienen las elecciones en el país. El punto culminante fue cuando agarraron a los autores del fraude con las manos en la masa, lo cual confirmó (ojo, confirmó, sin que quepa duda alguna) que las elecciones anteriores y el RR también fueron fraudulentos. Cuando el CNE aceptó retirar las máquinas cazahuellas, lejos de amainar la crítica, ésta subió de tono al corroborar la estafa precedente.

Los partidos políticos, en gesto que los honra, oyeron el clamor de la calle y se convencieron de que en estas condiciones no tenía sentido alguno participar en una pantomima. Algunos que preguntaban qué se obtenía con la abstención ahora ya tienen una respuesta inicial. Aun antes de que se produzca el próximo domingo el repudio cívico a la farsa oficial, se tiene un resultado concreto y valiosísimo: la unidad; ha comenzado a crearse una base más potente que antes para la unidad. Las contradicciones no han cesado, pero AD, Primero Justicia, Proyecto Venezuela, Copei, junto a otras organizaciones, han dado un viraje trascendental para el encuentro con la sociedad civil. En este encuentro de la disidencia democrática, los partidos, Súmate y las organizaciones sociales tienen la obligación y la oportunidad de construir un vigoroso movimiento ciudadano unitario. Esta posibilidad de entendimiento nace por la concurrencia de una vasta fuerza ciudadana que se pronunció por la abstención y de los dirigentes partidistas que se hicieron sensibles al reclamo; los cuales, por su parte, tomaron clara conciencia del fraude en marcha.

Ahora comienza otra lucha. Ya no es el Parlamento el escenario de la confrontación por la democracia, sino la calle. Esto no significa choques aventureros o innecesarios, sino la apertura de las compuertas para un proceso de organización de la mayoría ciudadana, que se expresará en las próximas jornadas de lucha, sean electorales o no.

Por lo pronto, a la abstención masiva del domingo, si es que el Gobierno se atreve a seguir con las elecciones, debe seguir la lucha por la eyección de todos los miembros del CNE de sus cargos. Ya está claro que con la gavilla electoral del oficialismo no puede haber elecciones limpias y libres. La remoción del CNE es condición irrenunciable para cualquier nuevo evento electoral.

Los eternos plañideros dirán el 5 de diciembre que no pasó nada con la abstención, sino que el Gobierno tiene toda la Asamblea Nacional. Lo que no querrán admitir es que si el Gobierno se coge la AN, los partidos y la sociedad civil, con un potente movimiento de unidad democrática, tienen la inmensa oportunidad de agarrar la calle. La unidad y el escenario de la calle constituyen el primer resultado práctico de la abstención.

carlosblancog@cantv.net

*   Artículo publicado en el diario El Universal, 3 diciembre 2005

 

 
 
 
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