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Blair y el llamado de Londres
por Luis DE LION
viernes, 6 mayo 2005

 

El triunfo del partido Laborista en las últimas elecciones británicas, le otorga al primer ministro Tony Blair, un histórico tercer mandato consecutivo, que lo iguala con Margaret Thatcher. Sin embargo, la reducida mayoría que en ésta ocasión obtuvieron los laboristas británicos, reduce sus márgenes de maniobra en el seno del parlamento. Una correlación de fuerzas que para mantenerse necesitará de coraje, estabilidad y madurez; justamente los tres ingredientes que han distinguido el gestionar político de Tony Blair.

Los conservadores recuperaron espacios gracias a una campaña nacionalista y evidentemente antieuropea, así como también la ventaja de los laboristas se redujo en virtud de la división que causó en la sociedad británica la intervención en Irak.

No obstante, el secreto de ésta tercera victoria seguida radica en el positivo balance que se desprende de la gestión de Blair. Un crecimiento económico sostenido en los últimos 10 años, superior al de Europa continental, una tasa de desempleo reducida a 4.7%, inferior a la de los EE.UU., una economía dinámica orientada hacia la innovación y a la creación de empleos, así como también unas universidades que no tienen nada que envidiarle a las norteamericanas.

Pero esto no es un milagro, sino que los laboristas fueron lo suficientemente inteligentes, para preservar los frutos de la revolución de M. Thatcher, remodelando los aspectos mas extremistas de dicha revolución, la administración de los servicios públicos se valió de los métodos del mundo privado, se detuvo la caída libre del sistema de salud pública y se sigue en pie de lucha contra la pobreza.

La Europa continental, que tiene dos veces mas desempleo, que ve caer el poder adquisitivo de sus trabajadores y que económicamente no crece con la misma fuerza que crecen del lado allá de la Mancha, mira con intriga y cierta envidia, el milagro británico.

Cabe igualmente destacar, el hecho que muy a pesar de haber tenido Blair a toda la opinión pública en su contra, éste logra que su partido obtenga por primera vez en su historia tres victorias seguidas. Una matriz de opinión, ejercida tanto por la prensa escandalosa de los tabloides empeñada en la personalidad del primer ministro cual estrella de fútbol; pasando por el muy leído, mas no seguido The Economist, el cual en sus páginas pregona un libertarismo político que solo existe en su sala de redacción. Dichos vectores de la opinión pública, estaban de manera flagrante dándole la espalda a una tradición británica que consiste en nunca aceptar la presidencialización de sus instituciones, y más allá del personaje Tony Blair, los electores reeligieron al partido laborista por sus políticas. 

 Este respeto de los británicos por sus instituciones democráticas, nos lleva inevitablemente a pensar en la Venezuela de la campaña electoral del año 1998. Para aquélla ocasión no se estableció una matriz de opinión, sino una devastadora aplanadora que buscaba destruir – con el rostro descubierto – todas las instituciones democráticas venezolanas. Medios, políticos, empresarios e intelectuales hacían un solo coro en ese sentido. Recuerdo que hasta los publicistas de la campaña de Hugo Chávez, junto a algunos articulistas, cometieron la extravagancia de presentar al candidato golpista, como el hombre de la tercera vía latinoamericana. Seis años mas tarde las incongruencias siguen latentes, ahora nos venden al mismo personaje pero como el líder del socialismo del siglo XXI.

Pero como quiera que sea, éste “neoliberal salvaje” que es Tony Blair, el cual ha sabido darle estabilidad laboral, bonanza económica y seguridad social a su pueblo; va inevitablemente a inyectarle nuevos y positivos aires a la construcción europea y mas particularmente a la batalla por la aprobación de la Constitución Europea. En ese sentido, a partir del venidero primero de julio le toca a los británicos estar por seis meses al frente de la Unión Europea. La ocasión sería mas que propicia, para que la desordenada oposición política venezolana, lleve de manera seria y bien sustentada ante las instancias europeas sus cada vez más justificados reclamos, en favor de la reinstauración de la democracia en Venezuela.

Así pues, no podíamos culminar sin resaltar que además de todo lo positivo de la gestión de Tony Blair, en la Inglaterra de hoy, igualmente gozan de buena salud el arte moderno, la arquitectura, la moda y la creación cultural en general. Esto atrae enormemente a los jóvenes europeos, los cuales responden al llamado de un Londres que está en ebullición, un Londres que arde en el buen sentido de la palabra, el “London’s burning” que hace treinta años proclamara el grupo “The Clash

 
 
 
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