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Bisexualidad en la pantalla grande
por Roberto Palmitesta

 

           Mientras en el mundo del celuloide se celebra el centenario del nacimiento de la célebre actriz sueca Greta Garbo, en la prensa se reveló hace poco una relación homosexual que ella sostuvo brevemente con otra luminaria contemporánea, la alemana Marlene Dietrich, antes de que ambas emigraran a Hollywood y se convirtieran en  leyendas del cine mundial y competidoras durante la época de oro de Hollywood. Según consta en varias biografías recientes de la Garbo, las dos actrices novatas se conocieron en 1925 durante la filmación de una película silente que hicieron juntas en la Alemania pre-hitleriana, bajo la dirección del afamado G.W. Pabst, realizador de varios clásicos del cine alemán.

La cinta en cuestión, titulada La calle sin alegría, trata el tema de la prostitución en la Viena de la primera posguerra. En la misma, la Garbo personifica a una mujer hambrienta que se desmaya en plena calle en los brazos de la Dietrich, quien la acaricia de una manera sospechosa. Naturalmente la escena fue eliminada en la versión que llegó a los teatros, pero algunos investigadores pudieron verla en la copia original que se conserva en contadas cinematecas. Aparentemente las caricias gustaron a la Garbo y las dos actrices se vieron en secreto en las semanas posteriores, disfrutando una pasional relación lesbiana y frecuentando discretamente juntas los afamados locales gay de Berlín.

La Garbo tenía entonces apenas 20 años mientras la Dietrich era cuatro años mayor y ya tenía experiencias lesbianas en su juventud, siendo muy notorio el que mantuvo con una notoria devoradora de mujeres como la cortesana española Mercedes de Acosta, según una comprometedora correspondencia sentimental entre ambas. Sin embargo, siempre se ha considerado a la Dietrich con tendencias bisexuales, por sus amores con galanes fílmicos de la época. Igualmente, a la Garbo se le conocen muchos amores de plató, como el que sostuvo con el famoso actor John Gilbert, su pareja en varios filmes románticos. A fines de los 40, Greta Garbo llegó a ser conocida en Hollywood como “la Divina” tanto por su talento histriónico como por su romanticismo y sensualidad, después de varios éxitos de taquilla como La carne y el diablo, Grand Hotel y La dama de las camelias.

Pero la Dietrich, que acababa de triunfar en Alemania después de su famoso papel de vampiresa en El ángel azul (1930), recibió en seguida ofertas de Hollywood junto con el director de esa cinta, Josef von Sternberg, con quien ella mantenía una relación sentimental, y ambos emigraron a la meca del cine, realizando cintas populares como Marruecos, Deshonrada, Venus rubia y El diablo es una mujer. Sin embargo las dos actrices prácticamente se ignoraron durante esa pasantía de la Dietrich, por temor a descubrir su relación y ser la comidilla de los diarios, afectándose así su carrera con el delicado tema homosexual, todavía tabú en el ambiente conservador de Hollywood.  Pero en los años 40, cuando la Dietrich sostenía un tempestuoso romance con el escritor Erich Maria Remarque, éste tuvo una aventura romántica con la Garbo en una visita a Hollywood, encuentro relatado en forma novelesca en su diario íntimo. Al enterarse del desliz, la Dietrich –presa de celos- calificó a la Divina como “una mujer arrogante, egoísta y amiga poco confiable”, haciendo definitiva la rotura entre dos mujeres que una vez, hace más de tres lustros, compartían la cama y se susurraron tiernas frases en Alemania.

Sin embargo, debido a la actual liberalidad en materia de relaciones homosexuales -masculinas y femeninas-, una revelación en la prensa del picante affaire Garbo-Dietrich seguramente no las hubiera afectado, conociéndose ahora muchas relaciones lesbianas dentro de la farándula, algunas muy abiertas como las de Ellen Degeneres y Anne Heche, ambas exitosas actrices de cine y televisión. En las últimas décadas, las revistas faranduleras se cansaron de revelar las andanzas bisexuales de algunas actrices contemporáneas, tales como Angelina Jolie, Sharon Stone, Winona Ryder, Lily Tomlin, Madonna y Paris Hilton, algunas de las cuales confesaron sin pudor el haber experimentado ocasionalmente relaciones con alguna mujer. Algo que en estos tiempos parece acarrearles una publicidad gratuita, máxime cuando la imagen de mujeres en abrazos íntimos con sus congéneres es un excitante afrodisíaco para muchos hombres. Asimismo, poco a poco se va conociendo  la  tendencia bisexual en estrellas famosas de otras épocas, tales como Bárbara Stanwyck, Capucine, Sandy Dennis, Agnes Moorehead y María Schneider.

       En la pantalla, es común ahora presenciar escenas de mujeres en relaciones lésbicas. Hace poco vimos a Charlize Theron como una prostituta haciendo pareja sexual con una joven compañera de andanzas en Monster, papel que le valió un Oscar de la Academia, algo impensable en épocas cuando esas relaciones eran severamente criticadas. En el filme Frida, vimos una escena erótica entre Salma Hayek y Ashley Judd, cinta que le mereció a la primera varios reconocimientos artísticos. Sin embargo hace apenas dos décadas, muchos se sorprendieron al ver en El ansia a la elegante Catherine Deneuve junto a la deshinhibida Susan Sarandon, en una escena pasional que sentó precedentes. Pero en los años 90 los afectos a la literatura libertina de Henry Miller, quedaron complacidos al ver su biografía fílmica en la pantalla, Henry y June, donde la española María de Medeiros en el papel de Anaïs Nin tiene una intensa relación erótica con Uma Thurman, quien interpreta a la esposa del escritor, reflejando así hechos confesados por ambos escritores.  

Actualmente una coproducción norteamericana-europea que triunfó en el festival de Toronto, Una cabeza entre las nubes, está llevando oleadas de espectadores al cine gracias a que se destaca la relación íntima entre los personajes interpretados por Charlize Theron y Penélope Cruz, dos mujeres dedicadas a combatir el fascismo después de la guerra civil española. Sus circunstancias y atuendos de la época hacen pensar, obviamente, en Greta Garbo y Marlene Dietrich, cuyas leyendas parecen haberse enriquecido al conocerse ahora los juegos eróticos que disfrutaron juntas durante sus primeros años en el cine.

rpalmi@yahoo.com

 
 
 
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