Mientras
en el mundo del celuloide se celebra el centenario del
nacimiento de la célebre actriz sueca Greta Garbo, en la
prensa se reveló hace poco una relación homosexual que ella
sostuvo brevemente con otra luminaria contemporánea, la alemana
Marlene Dietrich, antes de que ambas emigraran a Hollywood y
se convirtieran en leyendas del cine mundial y competidoras
durante la época de oro de Hollywood. Según consta en varias
biografías recientes de la Garbo, las dos actrices novatas se
conocieron en 1925 durante la filmación de una película silente
que hicieron juntas en la Alemania pre-hitleriana, bajo la
dirección del afamado G.W. Pabst, realizador de varios
clásicos del cine alemán.
La cinta en cuestión, titulada La calle
sin alegría, trata el tema de la prostitución en la Viena de
la primera posguerra. En la misma, la Garbo personifica a una
mujer hambrienta que se desmaya en plena calle en los brazos de
la Dietrich, quien la acaricia de una manera sospechosa.
Naturalmente la escena fue eliminada en la versión que llegó a
los teatros, pero algunos investigadores pudieron verla en la
copia original que se conserva en contadas cinematecas.
Aparentemente las caricias gustaron a la Garbo y las dos
actrices se vieron en secreto en las semanas posteriores,
disfrutando una pasional relación lesbiana y frecuentando
discretamente juntas los afamados locales gay de Berlín.
La Garbo tenía entonces apenas 20 años
mientras la Dietrich era cuatro años mayor y ya tenía
experiencias lesbianas en su juventud, siendo muy notorio el que
mantuvo con una notoria devoradora de mujeres como la cortesana
española Mercedes de Acosta, según una comprometedora
correspondencia sentimental entre ambas. Sin embargo, siempre se
ha considerado a la Dietrich con tendencias bisexuales, por sus
amores con galanes fílmicos de la época. Igualmente, a la Garbo
se le conocen muchos amores de plató, como el que sostuvo con el
famoso actor John Gilbert, su pareja en varios filmes
románticos. A fines de los 40, Greta Garbo llegó a ser conocida
en Hollywood como “la Divina” tanto por su talento histriónico
como por su romanticismo y sensualidad, después de varios éxitos
de taquilla como La carne y el diablo, Grand Hotel y
La dama de las camelias.
Pero la Dietrich, que acababa de triunfar en
Alemania después de su famoso papel de vampiresa en El ángel
azul (1930), recibió en seguida ofertas de Hollywood junto
con el director de esa cinta, Josef von Sternberg, con
quien ella mantenía una relación sentimental, y ambos emigraron
a la meca del cine, realizando cintas populares como
Marruecos, Deshonrada, Venus rubia y El diablo es una
mujer. Sin embargo las dos actrices prácticamente se
ignoraron durante esa pasantía de la Dietrich, por temor a
descubrir su relación y ser la comidilla de los diarios,
afectándose así su carrera con el delicado tema homosexual,
todavía tabú en el ambiente conservador de Hollywood. Pero en
los años 40, cuando la Dietrich sostenía un tempestuoso romance
con el escritor Erich Maria Remarque, éste tuvo una
aventura romántica con la Garbo en una visita a Hollywood,
encuentro relatado en forma novelesca en su diario íntimo. Al
enterarse del desliz, la Dietrich –presa de celos- calificó a la
Divina como “una mujer arrogante, egoísta y amiga poco
confiable”, haciendo definitiva la rotura entre dos mujeres
que una vez, hace más de tres lustros, compartían la cama y se
susurraron tiernas frases en Alemania.
Sin embargo, debido a la actual liberalidad
en materia de relaciones homosexuales -masculinas y femeninas-,
una revelación en la prensa del picante affaire
Garbo-Dietrich seguramente no las hubiera afectado, conociéndose
ahora muchas relaciones lesbianas dentro de la farándula,
algunas muy abiertas como las de Ellen Degeneres y
Anne Heche, ambas exitosas actrices de cine y televisión. En
las últimas décadas, las revistas faranduleras se cansaron de
revelar las andanzas bisexuales de algunas actrices
contemporáneas, tales como Angelina Jolie, Sharon Stone,
Winona Ryder, Lily Tomlin, Madonna y Paris Hilton,
algunas de las cuales confesaron sin pudor el haber
experimentado ocasionalmente relaciones con alguna mujer. Algo
que en estos tiempos parece acarrearles una publicidad gratuita,
máxime cuando la imagen de mujeres en abrazos íntimos con sus
congéneres es un excitante afrodisíaco para muchos hombres.
Asimismo, poco a poco se va conociendo la tendencia bisexual
en estrellas famosas de otras épocas, tales como Bárbara
Stanwyck, Capucine, Sandy Dennis, Agnes Moorehead y María
Schneider.
En la pantalla, es común ahora
presenciar escenas de mujeres en relaciones lésbicas. Hace poco
vimos a Charlize Theron como una prostituta haciendo
pareja sexual con una joven compañera de andanzas en Monster,
papel que le valió un Oscar de la Academia, algo impensable en
épocas cuando esas relaciones eran severamente criticadas. En el
filme Frida, vimos una escena erótica entre Salma
Hayek y Ashley Judd, cinta que le mereció a la
primera varios reconocimientos artísticos. Sin embargo hace
apenas dos décadas, muchos se sorprendieron al ver en El
ansia a la elegante Catherine Deneuve junto a la
deshinhibida Susan Sarandon, en una escena pasional que
sentó precedentes. Pero en los años 90 los afectos a la
literatura libertina de Henry Miller, quedaron
complacidos al ver su biografía fílmica en la pantalla, Henry
y June, donde la española María de Medeiros en el
papel de Anaïs Nin tiene una intensa relación erótica con
Uma Thurman, quien interpreta a la esposa del escritor,
reflejando así hechos confesados por ambos escritores.
Actualmente una coproducción
norteamericana-europea que triunfó en el festival de Toronto,
Una cabeza entre las nubes, está llevando oleadas de
espectadores al cine gracias a que se destaca la relación íntima
entre los personajes interpretados por Charlize Theron y
Penélope Cruz, dos mujeres dedicadas a combatir el
fascismo después de la guerra civil española. Sus circunstancias
y atuendos de la época hacen pensar, obviamente, en Greta
Garbo y Marlene Dietrich, cuyas leyendas parecen
haberse enriquecido al conocerse ahora los juegos eróticos que
disfrutaron juntas durante sus primeros años en el cine.
rpalmi@yahoo.com
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