De una
consulta que me hace un amable lector, deduzco que algunas
personas confunden los vocablos atentado e intento,
pensando que significan lo mismo, por lo que no sería válido
llamar atentado a un hecho consumado, sino sólo al que se
intentó pero no se realizó. Están equivocados.
El DRAE registra seis acepciones del vocablo atentado,
casi todas con la marca de desusado o poco usado.
Hoy sólo nos interesa la 4ª: ³Agresión contra la vida o la
integridad física o moral de alguien². La definición es muy
genérica, y es obvio que pueden ser cualesquiera las
circunstancias o concomitantes de un atentado. Es decir,
un atentado contra alguien se puede cometer de muchas
maneras. Puede ser, por ejemplo, con los puños,
independientemente de que el agresor sea boxeador o no; con
armas regulares, como las blancas o las de fuego; con armas
convencionales o impropias, como un palo, un garrote, un látigo,
una cabilla, un tubo, una piedra, etc. El atentado puede
ser también mediante un acto de terrorismo, bien sea contra una
sola persona o contra varias. (De la palabra terrorismo
hablé en mi columna del 28/11/04).
Las consecuencias de un atentado no siempre son fatales.
Más aún, no necesariamente el propósito del atentado es
matar al agredido. De modo que, aun en el caso de que la víctima
de un atentado resulte muerta, no puede identificarse la
idea del atentado con la del homicidio. Este sería
la consecuencia de aquel, el procedimiento de que el homicida se
habría valido para cometer el delito. Y hasta podría darse el
caso de que la muerte de la víctima no fuese intencional, sino
accidental o involuntaria, cuando el propósito del atentado
hubiese sido producirle un daño al agredido, pero no causar su
muerte.
El atentado puede ser también de tipo moral, es decir, la
agresión no tiene que ser solamente física. El insulto, la
injuria, la difamación, en tanto que agresiones de tipo moral,
pueden considerarse igualmente atentados contra las
personas, si nos atenemos a la definición del DRAE.
Según otros diccionarios muy bien acreditados, como el CLAVE,
el atentado puede ser también contra algo no personal:
³Hubo un atentado contra la embajada de USA²; ³La
deforestación indiscriminada es un atentado contra la ecología².
Pero la imaginación puede darnos muchas otras formas de emplear
la palabra atentado, en sentido figurado o metafórico. Se
dice, por ejemplo, de un hecho en determinadas circunstancias
que es ³un atentado contra la moral y las buenas costumbres²; o
contra la religión, contra la familia o contra la patria. Son,
por supuesto, atentados de tipo moral. Y una mala
película o una pintura chambona pueden ser consideradas ³un
atentado contra el buen gusto². E igualmente, a la vista de
una mujer muy hermosa y atractiva se puede extremar la metáfora
diciendo que ³esa mujer es un atentadoŠ³ (¿contra la
fidelidad conyugal?).
Por supuesto, el intento o consumación de un magnicidio
sería un atentado. Por cierto, el magnicidio no
siempre es contra un gobernante, pues el DRAE lo define como
³Muerte violenta dada a persona muy importante por su cargo o
poder². Definición que aparentemente deja fuera del concepto de
magnicidio la muerte de un alto funcionario por
envenenamiento, tan común en la historia, y que de hecho es un
magnicidio. A menos que se tenga, per se, la
muerte por veneno como un hecho violento. Cuando el
magnicidio se comete contra un dictador o tirano se llama
tiranicidio.
Por supuesto, estas definiciones son al margen de que
consideremos que todo magnicidio es un hecho repudiable.
EL PRIMER DÍA DEL MES
Un amable
pero impaciente lector me pregunta si la expresión ³Uno
de febrero², o ³de abril², o ³de diciembre² es válida, o
si obligatoriamente debe llamarse ³Primero² al día
inicial del mes. A esto se puede responder con otra
pregunta: Si podemos decir ³dos de febrero², ³siete de
junio², ³veinticinco de noviembre², ¿por qué no vamos a
poder decir ³uno de marzo², ³uno de agosto², ³uno de
octubre²? El llamar ³primero² al primer día del mes es
una norma de uso en algunos países, es decir, una
costumbre, pero no una regla gramatical. Además, es una
costumbre que sólo se aplica en el lenguaje oral, pues,
generalmente, cuando se pone como fecha el primer día
del mes se escribe 1 (uno), y no 1º (primero), y lo
mismo ocurre en los almanaques y calendarios.
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