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Petkoff frente al régimen
por Aníbal Romero
miércoles, 12 julio 2006

 

     En medio de la confusión que aqueja a la dirigencia opositora, cabe rescatar un hecho positivo para la lucha democrática contra Hugo Chávez. Me refiero a la creciente toma de conciencia  acerca de la naturaleza del proyecto totalitario que intenta imponerse en Venezuela. En este sentido, es evidente que Teodoro Petkoff, un dirigente de izquierda que reivindica la democracia y la libertad, ha experimentado un significativo proceso de esclarecimiento personal con respecto al régimen. Quedaron atrás equívocos y ambigüedades. Petkoff ya tiene perfectamente claro que el proyecto Castro-chavista posee una raíz y metas totalitarias, y que su perdurabilidad en el poder marcha acompañada de la asfixia a la libertad y dignidad de los venezolanos. 

    Hubiese preferido que Petkoff hiciese sus planteamientos con igual contundencia, pero sin mezclarlos con ofensas hacia Súmate.  A pesar de las críticas que puedan formulársele, Súmate merece el respeto y consideración de los que en Venezuela valoramos la libertad y la democracia. Lamento que Súmate se haya apartado de su papel contralor independiente para dedicarse a gerenciar la escogencia de un candidato, así como deploro la proliferación de presuntos abanderados que sólo añaden voces adicionales a la ya intolerable cacofonía opositora. No obstante, carece de sentido que los diversos grupos e individualidades de oposición nos enfrasquemos en una pugna autodestructiva, que sólo beneficiará al adversario totalitario que procura doblegarnos.  

    Dejando por el momento de lado su estilo agresivo y expresiones injustas, Petkoff dijo también palabras que apuntan al blanco y lo hacen con acierto. Lo que está en juego en Venezuela es una decisión entre libertad y totalitarismo. Hugo Chávez desea a la vez legitimarse democráticamente y aplastar la libertad. Me temo que ello es posible a través del sistema de presiones, chantaje y trampas  establecido en un país que ha aprendido a temer las consecuencias del voto, y las represalias de un gobierno canalla. Me temo igualmente que sectores "progresistas" en la comunidad internacional, y no pocos latinoamericanos hipócritas y oportunistas, aspiran que Chávez preserve su barniz democrático, pero poco les interesa si acaba con la libertad de los venezolanos. Debido a ello resulta fundamental que la oposición democrática obstaculice la renovada legitimación de Chávez. Quizás no logremos evitar que continúe en el poder, pero debemos impedir que lo haga en un marco de legitimidad. 

    De allí que el franco cuestionamiento de Petkoff al carácter totalitario del proyecto de Chávez adquiera especial significación. Petkoff goza de prestigio y pegada en los ambientes de la izquierda democrática internacional y de los influyentes medios de comunicación bajo su control, tanto en Estados Unidos como en Europa y América Latina, y sus aseveraciones generan en ese ámbito un impacto difícilmente alcanzable por otras figuras opositoras. Si Petkoff prosigue su línea de crítica implacable al régimen, y cesa sus ataques contra otros factores de oposición, podrá realizar un aporte constructivo a la lucha estos próximos meses, lucha que seguramente desembocará en una denuncia global por parte de la oposición democrática a la pantomima electoral del régimen.  

    Lo esencial es no perder la brújula política. Hugo Chávez es un autócrata, aliado con las fuerzas más oscuras y condenables de la historia de este tiempo, y busca perpetuarse en el poder en un marco totalitario con fachada democrática, mediante el uso plebiscitario de elecciones fraudulentas. El proyecto totalitario puede ser derrotado, pero no sucumbirá si permanecemos divididos y persistimos en desconocer el carácter totalitario de la amenaza que gradualmente nos ahoga. 

    Son admisibles las divergencias en cuanto a las tácticas frente a determinadas coyunturas, pero no debe continuar el extravío estratégico de la oposición. No deseo arrojar más leña al fuego en torno al tema de las primarias. Quiero ver más allá y enfocar el análisis en el escenario de diciembre. Estoy completamente seguro de que el régimen impedirá que para entonces exista un panorama propicio al ejercicio transparente del voto democrático. Debido a ello la oposición se verá en el imperativo de denunciar ante el mundo el estado de cosas en Venezuela, y retirarse de una contienda cuyo único fin es permitirle a Hugo Chávez que consolide su rumbo totalitario con disfraz democrático. A partir de esa denuncia colectiva se abrirá una nueva etapa, cuyos contornos precisos no pretendo adivinar. Confío en que los venezolanos comprometidos con la libertad logremos unirnos y continuar el combate, armados de una claridad política plena sobre lo que tenemos entre manos en esta encrucijada histórica.

 
 
 
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