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Trujillanismos
por Alexis Márquez Rodríguez
domingo,
23 julio
2006
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El
Dr. Segundo Barroeta es un eminente médico trujillano
residente en Barquisimeto desde hace muchos años. Lo cual no
le ha impedido mantener un vivo contacto con su tierra natal, a
la cual conoce palmo a palmo, lo mismo que su cultura, que hace,
por cierto, de Trujillo una zona peculiar dentro de la región
andina. Siempre se ha dicho que los tres estado andinos, dentro
de la unidad geográfica y cultural que sin duda tienen, guardan
ciertas particularidades que los hacen un poco diferentes. Lo
cual es empíricamente perceptible, pues, ciertamente, entre un
tachirense, un merideño y un trujillano, sin dejar de ser
todos andinos, el trato y la relación de convivencia permiten
distinguir ciertas diferencias, a veces muy sutiles, pero
evidentes, plasmadas en costumbres, creencias y peculiaridades
lingüísticas.
El ejercicio de la Medicina no le ha impedido a Segundo
Barroeta ocuparse de otras cosas, que en su caso no son simples
quehaceres para llenar el tiempo libre, aunque de hecho las
realice como aficionado y no como profesional. Especial
predilección ha sentido por las cosas del lenguaje, y a su
estudio ha dedicado muchas horas con un criterio científico,
hasta el punto de que, sin ser un lingüista propiamente, sus
investigaciones en ese campo son de una gran seriedad, y
constituyen valiosos aportes a la filología venezolana.
Fruto de esa preocupación y de esos trabajos es un precioso
libro, Diccionario de voces trujillanas, con prólogo de Manuel
Bermúdez apureño cuasi-trujillano por vía conyugal, que
recientemente fue editado por la Dirección de Cultura de la
Universidad Centrooccidental Lisandro Alvarado. En sus casi
trescientas páginas, el autor recoge por lo menos una buena
muestra del acervo lexical de sus paisanos trujillanos. Muchos
años de paciente observación y recopilación del habla de su
pueblo debió dedicar a esa fascinante tarea, esfuerzo
ampliamente compensado con este libro, amén de algunos trabajos
suyos anteriores antecedentes de este destinado a servir al
mismo tiempo de lectura grata, y de fuente preciosa para quienes
en nuestro país, y fuera de él, se ocupan de esta importante
área del saber.
Se trata de un libro escrito sin pretensiones técnicas, ni para
uso exclusivo de los especialistas, sino para todo público. Por
eso su lenguaje, además de estar escrito con gran propiedad,
resulta muy sobrio y ameno, por lo que su lectura proporcionará
al lector un magnífico disfrute, al mismo tiempo que enseñanzas
muy valiosas sobre el habla venezolana.
Particularmente interesantes son las referencias que Barroeta
hace a expresiones trujillanas que se dan en otras regiones,
pero con distinto sentido. Un buen ejemplo es el del vocablo
guaro:
"Guaro. Pene, tonto, bobo. Estas acepciones contrastan con lo
que la misma palabra significa en el Estado Lara, limítrofe
oriental del EstadoTrujillo, en donde con esta palabra se
designa a un tipo de loro, y desde tiempos inmemoriales pasó a
ser emblemática de sus habitantes que se llaman entre sí y
orgullosamente se hacen llamar guaros, aparte de que la
expresión Na'guará es en el ámbito nacional algo así como el
grito de guerra y la cédula de identidad de los larenses.
'Mire, compadre, uno no debe ser tan guaro, porque por ai
cualquier vivo o hecho el vivo quiere hacer fiesta con lo que
nos ha costao tanto trabajo'. 'Dígale a Tanislao que se avispe,
que no sea guaro, que la familia de la mujer lo está robando".
Visítenos. Será bien recibido: www.conlalengua.com
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