A mi querida amiga María Elena Ramos
A
propósito del artículo anterior, desde La Habana me escribe una
querida amiga cubana pidiéndome precisar la diferencia entre el
hipocorístico y el apodo o sobrenombre. La consulta es
interesante y la respuesta muy sencilla.
Según ya vimos, el hipocorístico es el nombre familiar y
afectuoso con que solemos reemplazar el nombre de pila de una
persona. Generalmente proviene del propio nombre, y el
hipocorístico se forma por derivación del mismo, por
alargamiento o por apócope, incluso por deformación fonética.
Pero otras veces es meramente convencional. Pepe es José; Paco y
Pancho son Francisco; Lupe y Guada son Guadalupe; Concha es
Concepción; Pepa es Josefa, y Josefina puede ser Fina o Pepina.
El mismo Josefina, que es diminutivo de Josefa, puede operar
como un hipocorístico, lo que ocurre a menudo con los
diminutivos de los nombres propios. A veces, como se ve, no se
percibe a primera vista la relación entre el hipocorístico y el
nombre propio.
Es claro, pues, que el hipocorístico se aplica al nombre, y no a
la persona que lo lleva. Cualquier José es Pepe, cualquier
Francisco es Pancho o Paco, cualquiera Guadalupe es Lupe o Guada,
aunque no sea habitual que a determinadas personas que llevan
esos nombres no se les diga de tal modo.
En cambio, el apodo, sobrenombre, mote o alias, que son
sinónimos, no se aplica a determinado nombre propio, sino a la
persona de que se trate. Incluso el apodo puede formarse con un
hipocorístico, pero aún así es una denominación muy personal,
que sólo corresponde a la persona a quien se aplica. Cualquier
José puede ser llamado Pepe, pero Pepe Botella es sólo José
Bonaparte, el hermano de Napoleón que este impuso como rey en
España, y a quien el pueblo español llamaba de esa manera por su
afición a la bebida. Lo cual muestra, de paso, que el apodo
puede ser empleado satíricamente y con intención política. A
propósito de Napoleón y del valor satírico del apodo, a raíz del
golpe militar que derrocó a Isaías Medina Angarita, en 1945, al
presidente de la Junta Revolucionaria de Gobierno que lo
sustituyó, Rómulo Betancourt, quien tenía ciertos arrestos
autoritarios, le pusieron el apodo de Napoleón de Guatire, y en
El Morrocoy Azul, gran semanario humorístico y satírico, solían
decirle Don Napo.
Burlescos y satíricos fueron los apodos Chapita, del dictador
Rafael Leonidas Trujillo, de República Dominicana, por su afán
desmedido de lucir condecoraciones; El Bagre, alusivo a los
bigotes, y Juan Bisonte, juego de palabras con su nombre propio,
aplicados a Juan Vicente Gómez, al menos el último inventado por
Rufino Blanco Fombona;; Locoven le decían a Carlos Andrés Pérez
en su primera presidencia, alusión a su frenética política de
nacionalización de empresas privadasŠ
Las palabras que forman un apodo pueden usarse en forma general,
como calificativo de determinadas personas, pero no así el apodo
propiamente, que es exclusivo de quien lo lleva. Se puede decir
³El libertador San Martín², pero el apodo de Libertador es sólo
para Simón Bolívar, de modo que con sólo decir ³el Libertador²
se sabe de quién se trata dentro y fuera de Venezuela, porque el
apodo en su caso es antonomásico. Sin embargo, esto no impide
que si en un periódico argentino, o por otro medio, se menciona
a ³El Libertador², en ese país se entienda que se trata de San
Martín.
Son famosos algunos apodos que han llevado personajes históricos
importantes: Isabel La Católica, El Rey Sabio, El Manco de
Lepanto, El Greco, El Bosco, El Aduanero Rousseau, El Rey Sol,
Guzmán el Bueno, El Papa Bueno, El Mártir del Gólgota, Doña
Juana la LocaŠ Son muy conocidos los que se aplican a los
toreros, a veces adoptados por ellos mismos: Manolete, El
Faraón, El Diamante Negro, El Cordobés, el Curro GirónŠ
Hay apodos que designan, no a una, sino a varias personas que
forman un conjunto, como es frecuente en el mundo de la
farándula: el Trío Los Panchos, el Quinteto Contrapunto, Las
Cuatro MonedasŠLos tres cochinitos le decían a la Junta Militar
de Gobierno formada por Carlos Delgado Chalbaud, Marcos Pérez
Jiménez y Luis Felipe Llovera Páez, constituida a raíz del
derrocamiento de Rómulo Gallegos, el 24 de noviembre de 1948,
apodo que aludía a una marca de aceite comestible muy conocida
en su tiempo.
No obstante el carácter muy personal de los apodos,
excepcionalmente los hay que se aplican a más de una persona.
Por ejemplo, en la historia de España hay por lo menos dos
Felipe el Hermoso, aunque uno de ellos, el esposo de doña Juana
la Loca, acapare toda la celebridad.
Es frecuente que el apodo se fundamente en algún defecto físico
de la persona a quien se le atribuye: el Mocho Hernández, el
Cojo Lira, el Sordo Valera, el Tuerto Vargas, el Quebrado
Capriles, el Renco TrinoŠ
También es común que ciertos apodos sean de carácter muy
general, en el sentido de que, aun cuando se aplican a una
determinada persona, es posible que se empleen para varias, por
separado. De este tipo los hay cómicos o burlescos. Por ejemplo,
es muy corriente que a ciertos sujetos los llamen El Loco,
seguido del nombre de pila o del apellido, por su manera
informal y, a veces, verdaderamente anormal de comportarse; o
que a algunos sujetos de estatura muy elevada los llamen Pichón
de Poste, o a alguien de piel negra les digan Forro de Urna, o a
quien tenga la cabeza más grande que de ordinario los bauticen
el Cabezón, como al famoso y afable Cabezón Guruceaga, uno de
los más meritorios editores e impresores que hemos tenido en
Venezuela.
Algunos apodos o alias que adoptan ciertas personas pueden
lexicalizarse como nombres propios: Rubén Darío, en lugar de
Félix Rubén García Sarmiento; Pablo Neruda, en lugar de Neftalí
Ricardo Reyes; Gabriela Mistral, en lugar de Lucía Godoy
Alcayaga; Teresa de la Parra en vez de Ana Teresa Parra Sanojo.
Este caso es frecuente entre artistas: Marilyn Monroe, Rita
Hayworth, Doris WellŠ
Apodo deriva de apodar, poner apodos, y apodar viene del verbo
latino apputare, que a su vez deriva de putare, que significa
juzgar.
Oiga de lunes a viernes, a las 11,10
a.m., el micro CON LA LENGUA EN ONDA, por RADIO ONDA 107.9 FM,
la superestación, en el programa de Mari Montes.