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Fraude
anunciado
por Alexis Márquez Rodríguez
miércoles,
19 julio
2006
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Cuando
se habla de fraude electoral se tiende a pensar que este
consiste sólo en adulterar el resultado de las votaciones. Así
fue en 1952, bajo la dictadura pérezjimenista. Se llamó a elegir
una Asamblea Constituyente, pero la dictadura no previó que el
resultado le pudiese ser adverso, y cuando los primeros informes
oficiales mostraron la tendencia irreversible a la derrota del
Gobierno, el dictador ordenó paralizar la información sobre los
escrutinios y alterar las cifras, de modo que ³ganasen² los
candidatos oficiales. La mayoría del Consejo Supremo Electoral,
con su presidente, Dr. Vicente Grisanti, a la cabeza, dignamente
se negó al fraude, y fueron destituidos y reemplazados por otros
sumisos a la dictadura.
Pero esa no es la única manera de hacer fraude. En 2004, ante la
inminencia del referéndum revocatorio del presidente, fracasadas
las maniobras para impedirlo, el Gobierno tuvo tiempo para
preparar el fraude, ante una posible derrota. Para lo cual
empezó por asegurarse de que el Consejo Nacional Electoral
tuviese una mayoría mercenaria que, aparentando una fementida
legalidad, le garantizase el triunfo a como diese lugar, tal
como efectivamente ocurrió. Ese CNE tuvo tiempo y recursos de
sobra para orquestarlo todo, incluyendo el empleo tramposo de
máquinas y procedimientos electrónicos adecuados a tal fin. Los
expertos saben que no hay nada más cabrón que la informática,
empleada de manera tendenciosa y sin escrúpulos.
Para las elecciones presidenciales ya el CNE cuenta con una rica
experiencia en materia de fraude técnicamente planificado. Uno
de sus recursos es el cinismo táctico, consistente en no pararle
a las denuncias, por escandalosas que sean, sobre adulteraciones
del registro electoral. A diario se publican hallazgos de graves
³errores² en la lista de votantes, que sólo pueden ser
descaradamente intencionales, y los miembros del CNE,
imperturbables en sus mullidas sillas giratorias, se hacen los
locos, no dan la más elemental explicación ni deciden nada para
que se corrijan tales ³errores².
De modo que no es que en diciembre va a haber fraude en la
elección presidencial, sino que el fraude ya comenzó a andar,
con tal habilidad y eficacia, que parte de él son las supuestas
concesiones que se ofrecen a la oposición (?). Con esto no digo
nada nuevo: ya ha sido dicho por mucha gente.
¿Significa ello que no debe presentarse un candidato,
preferiblemente único, que se enfrente a Chávez? De ninguna
manera. A menos que se opte por la vía conspirativa para
librarnos del actual gobierno militar, los grupos e
individualidades que se le oponen están obligados a utilizar
todos los recursos que se presenten (incluso el electoral, aun
cuando se sepa de antemano que hay un gigantesco fraude en
marcha), para lograr el reagrupamiento y la organización de las
fuerzas opositoras, hasta ahora dispersas y anarquizadas.
En la situación actual las elecciones no son, como en una
verdadera democracia, un principio o una institución básica.
Sólo son una táctica. Como táctica es, también, la abstención.
Ninguna de las dos puede descartarse, y la aplicación de una u
otra, mutuamente excluyentes como son, dependerá de las
circunstancias del momento.
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