Una querida y admirada amiga, que
alterna las excelencias del canto con las de la cocina, con
quien, por cierto, comparto apellidos, me pregunta por qué si
huérfano se escribe con ³h², orfelinato y
orfandad se escriben sin ³h². La pregunta me ha sido hecha
muchas veces, no sólo con respecto a estas palabras, sino
también con otras.
En realidad, el problema, visto desde el ángulo histórico, debe
plantearse a la inversa: ¿por qué huérfano se escribe con
³h², y orfelinato, orfanato, orfandad, orfanatorio sin
³h²?
El sustantivo Huérfano deriva del vocablo latino
orphanus, y este del griego orphanós, ambos sin ³h².
De orphanus, a su vez, derivan orfandad y
orfanato, lo cual explica que ninguno de los dos lleve ³h².
De allí mismo deriva también orfelinato, pero este nos
llega a través del francés orphelinat.
Ahora bien, ¿desde cuándo y por qué huérfano se escribe
con ³h²? Esta ²h² se debe a una norma ortográfica del
Castellano, muy vieja, según la cual se escriben con ³h²
inicial ³Las palabras de uso actual que empiezan por los
diptongos ³ia², ³ie², ³ue² y ³ui². Ejemplos hiato, hiena,
huele, huidizo². Es el caso también de huérfano.
Aunque la norma, en su redacción más reciente, se refiere a
³palabras de uso actual², en realidad es muy vieja, y ya aparece
en las normas ortográficas de la Real Academia incluidas en el
primer tomo del Diccionario de Autoridades, primera
edición del DRAE, publicada en 1726. La razón de ser de esta
norma se inspiró en la costumbre de los impresores de escribir
³h² delante de la ³u² inicial, para evitar la confusión que se
daba por el hecho de que durante mucho tiempo el signo ³u² se
usó indistintamente para representar el sonido de la ³u² y el
sonido ³ve², posteriormente representado por el signo ³v². De
modo que al escribir ³uérfano², sin ³h², lo mismo podría
pronunciarse ³uérfano² que ³vérfano². El uso de una ³h² antes
de la ³u² impedía la confusión. Posteriormente se adoptó el
signo ³v², que eliminaba la posible confusión, pero la norma
sobre la ³h² ya era costumbre arraigada y general, y escribir
palabras como ³uérfano² resultaría extraño y chocante.
Lo mismo ocurre con otras palabras que se escriben con ³h²
inicial seguida del diptongo ³ue², pero cuyos derivados no
llevan ³h². Hueco, por ejemplo, deriva del verbo latino
ocar, y da origen a oquedad; huevo, del
latino ovum, da óvalo, oval, ovalado, óvulo, ovario,
ovíparo, ovoide, etc. De hueso, derivado de ossum
en Latín, provienen osamenta, osario, óseo, osificación,
osificado, osteomielitis, osteología, osteoporosis, etc.
Interesante es el caso del verbo oler, derivado del
latino olere. En general, los derivados de oler se
escriben sin ³h²: olor, olisquear, oloroso, odorante,
etc. Pero en algunas inflexiones del verbo sí llevan ³h²
seguida del diptongo ³ue²: huelo, hueles, huele, huelan,
huela, huelas.
Aún más interesante, aunque diferente de los casos anteriores,
es el de España, sin ³h², no obstante que los romanos
llamaban, en lengua latina, Hispania, con ³h², a lo que
hoy es el territorio español. ¿Se trata de que el nombre
Hispania, al evolucionar el Latín hasta dar nacimiento al
Castellano, haya perdido la ³h²?. Sí y no. Antes de que los
romanos llamasen Hispania a su provincia más occidental,
el territorio de esta era conocido en Griego como Spania,
una variante fonética de Ispania, cuyo origen, a su vez,
sería anterior a la expresión griega, posiblemente de una raíz
fenicia, span, que significaba tierra de conejos.
Esta teoría, sin embargo, ha sido puesta en duda por algunos
especialistas, no obstante que tiene algunos asideros
significativos. Lo cierto es que los romanos convirtieron el
Spania griego en Hispania, como también lo
hicieron con otros vocablos, como Ispalis, que
transformaron en Hispalis, nombre de una colonia romana
en lo que hoy es Andalucía (Bética), más exactamente en la
actual Sevilla. Sin embargo, en Latín vulgar se usaba
Spania y espaniensis en lugar de Hispania e hispaniensis.
Oiga de lunes a viernes, a las
11,10 a.m. (nuevo horario), el micro CON LA LENGUA EN ONDA,
por RADIO ONDA 107.9 FM, la superestación, en el
programa de Mari Montes.
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Artículo publicado en el vespertino
Tal Cual, 7 febrero 2006 |
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