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Lego
por Alexis Márquez Rodríguez
domingo, 2
julio 2006
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A
propósito del artículo anterior,
sobre la palabra laico, he recibido dos interesantes
mensajes. Uno de un amigo venezolano, eminente jurista de
reconocida sabiduría y seriedad. Otro proveniente de España, de
un amable lector que no conozco, pero ambos coincidentes en su
planteamiento. Se trata de que en mi artículo, por razones de
espacio principalmente, me referí a la palabra lego sólo
como sinónimo de laico, e incluso al curioso hecho de
que siendo lego el vocablo que originalmente llega al
Castellano derivado del latino laicus, el cultismo
laico, que entra a nuestro idioma muy posteriormente,
termina por arraigarse y generalizarse de tal modo que casi
desplaza al primero. Los dos remitentes se refieren a que
lego, además de significar lo mismo que laico, se
usa también con la acepción de ³Falto de letras o noticias² (DRAE),
vocablo casi eufemístico para designar al ignorante. En
ese sentido suele emplearse para indicar que alguien carece de
conocimientos en determinada disciplina: ³Yo soy lego en esa
materia².
Pero mi amigo venezolano va más allá, y agrega un comentario
muy interesante, que es preferible leerlo in extenso:
³Como siempre, leo detenidamente sus ilustradores artículos que
amablemente me envía, pero en este caso veo que explicó el
significado de lego como sinónimo de laico, y de
su texto pudiera parecer a algunos lectores que esa es la única
acepción de la palabra lego, cuando también significa
falto de letras o noticias, y muchas veces decimos: Œyo
soy un lego en esa materia¹.
³Un asunto que me parece interesante (el cual nunca pude
corroborar en forma documental, pero sí vivencialmente), se
refiere a este comentario suyo: en algunos casos incluso
hermanos legos, quizás porque este último término, que es
sinónimo absoluto de laico, es menos fuerte, y no se presta a
equívocos.
³Y me parece interesante por dos razones: La primera, porque en
ciertas órdenes religiosas (como las de los jesuitas) no se
admitieron por mucho tiempo como sacerdotes a los hijos de
padres solteros, divorciados o no bautizados, de modo que por
alguna de esas razones sólo podían llegar a la categoría de
hermanos legos, quienes casi siempre terminaban dando clases
en primaria o haciendo oficios menores (por ejemplo, manejaban
los autobuses para recoger a los alumnos). Entonces, ser
hermano lego tenía una connotación discriminatoria y hasta
despectiva, porque nadie podía saber, en una sociedad mojigata
(Š), si ese religioso había llegado solamente a la categoría
de hermano lego por propia voluntad o debido a alguno de
esos impedimentos. Es más, aunque no estuviera escrito, todos
los jesuitas eran blanquitos, mientras que los
morenitos (no sé si por casualidad) eran siempre hermanos
legos. Afortunadamente, con las reformas introducidas a raíz
del Concilio Vaticano II esas normas y actitudes dejaron de
tener vigencia.
³La segunda, porque la expresión hermano lego causaba
mucha confusión entre los alumnos, pues como lego también
significa falto de letras o noticias, muchos alumnos de
colegios jesuitas se preguntaban: ³¿Por qué el hermano Pedro
es lego si tiene dos doctorados?. Lo que ocurría era que
el hermano Pedro era, por ejemplo, hijo de padres
divorciados².
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