En
lingüística las costumbres tienen mucho peso. De hecho,
hablamos del modo acostumbrado, y el aprendizaje del lenguaje,
desde la infancia, es un proceso de adopción de costumbres
lingüísticas que están allí desde antes de que uno naciera.
Eso no quiere decir que la recepción de tales costumbres es
pasiva, pues cada individuo, a medida que va madurando, tiende
a conservar sus modos de hablar; pero, paradójicamente, al
mismo tiempo busca modificarlos, generalmente sin darse
cuenta, para irse adaptando a los cambios externos, sociales e
históricos, de la sociedad. Los cambios sociales plantean
nuevas necesidades expresivas, que obligan a modificar el
lenguaje para atender a esas nuevas necesidades.
A veces se olvida que la vida rechaza la solidificación de las
costumbres, en especial las del lenguaje, el elemento cultural
más sensible a los cambios. Andrés Bello decía que la lengua
es como un ser vivo, y por eso está sometida a esas
alteraciones.
Estas reflexiones son a propósito de una consulta que, desde
España, me hace una amable lectora. Se refiere a las formas
habituales del saludo: ³buenos días², ³buenas tardes², ³buenas
noches². Señala que cada vez oye más ³buen día², en singular,
lo cual le parece ³una norma arcaica usada por analfabetas².
Agrega que personas entendidas a quienes ha consultado le
responden que ³se debe decir buen día, porque se trata
de un día y no [de] varios días². Ella les replica que si es
así debería decirse ³buena tarde² y ³buena noche², también en
singular.
Quienes así le responden no saben de lo que hablan. Tales
modos de saludar, como casi todas las normas de cortesía, son
producto de la costumbre, que el uso impone. La expresión
³Buenos días² es elíptica, proviene de la antigua fórmula
³Buenos días tenga usted², o ³tengan ustedes², y de una aún
más vieja: ³Buenos días tengan vuestras mercedes². Hasta se
llegó a decir ³Buenos y santos díasŠ². Es decir, se desea a
quienes se saluda que no sólo sea bueno el día en que se está,
sino también todos los que siguen. Igual en los casos de
³Buenas tardes² y ³Buenas noches².
Pero esas fórmulas no son reglas gramaticales, sino
normas de uso, producto de la costumbre, aunque arraigadas
a lo largo de muchos siglos, y que, sin embargo, por
definición son modificables. Es la costumbre lo que hace que
ciertas alteraciones de esas fórmulas suenen mal y se tienda a
rechazarlas. Tal el caso de ³buena tarde² y ³buena noche², en
singular, que no calan en la gente por la sencilla razón de
que suenan mal, porque el uso prolongado impuso el plural. En
cambio, ³buen día², aunque también difiere de la forma
acostumbrada, no suena torpe al oído, y por eso se acepta. Una
fórmula parecida es la de fin de año. Les deseamos a los demás
un ³Feliz año², pero igual podríamos decirles ³Felices años²,
sólo que la costumbre hace más aceptable la primera. No se
trata, pues, de que una forma sea ³correcta² y la otra no,
sino de una simple costumbre, que, repito, puede cambiar.
CONCIENTE
Otro lector observa que cada
vez se usa más la palabra conciente, sin ³s², en vez de
consciente, lo que considera un error. Dice: ³Busqué en
el DRAE y encontré CONSCIENTE, no así CONCIENTE². Tiene razón.
Pero el DRAE registra conciencia, sin ³s², y
consciencia, con ³s², aunque todos sus derivados, salvo
consciente, van sin ³s²: concienciación, concienciar,
concientización, concientizar, concienzudamente, concienzudo.
Conciencia viene del compuesto latino conscientia,
de cum (con) y scientia (conocimiento). En la
evolución perdió la ³s² de ³scientia², como la perdió también
en ³ciencia². ¿Por qué entonces conservar ese fósil
lingüístico en consciente?
La forma consciencia, con ³s², es un cultismo
relativamente tardío. Conciencia aparece en el
Tesoro de la lengua castellana o española (1611), de don
Sebastián de Cobarruvias, y en el Diccionario de
Autoridades (1726). En cambio, consciencia entra al
DRAE más de cincuenta años después, en 1780, definido como ³Lo
mismo que conciencia².
No deje de oír de lunes a viernes, a las
11,30 a.m., el micro CON LA LENGUA EN ONDA, por la
emisora Radio Onda, 107.9 FM, en el programa de Mari
Montes.
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Artículo publicado en
el vespertino
Tal Cual, edición del
martes 23, agosto 2005 |
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