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Megalomanía
por Alexis Márquez Rodríguez
domingo,
21 agosto
2005
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La
definición que de la palabra megalomanía registra el DRAE
es demasiado escueta e imprecisa: ³Manía o delirio de grandeza².
Lo que dice es válido, por supuesto, pero no suficiente; en la
práctica ese vocablo es mucho más rico en significados. Los
diccionarios de uso recogen mejor esa riqueza semántica. Doña
María Moliner, por ejemplo, en su monumental Diccionario de
uso del español (1975), dice: ³megalomanía. Trastorno mental
que consiste en la ilusión de poseer riqueza o elevada posición,
que acompaña, por ejemplo, a la parálisis progresiva. En
lenguaje corriente, actitud de la persona que tiende a hablar u
obrar como si tuviese una posición económica o social muy
superiores a las reales². También el magnífico y muy moderno
Diccionario CLAVE de uso del español actual (1996) es muy
preciso: ³megalomanía. Actitud o manía enfermiza de las
personas que se creen muy importantes o muy ricas, o que desean
serlo: Le magalomanía del dictador llevó a su país a una
guerra perdida de antemano². Y también el igualmente moderno
y muy buen Diccionario de uso del español de América y España
VOX (2002): ³Trastorno mental que padece la persona que se
cree socialmente muy importante, poseedora de enormes riquezas
y capaz de hacer grandes cosas. 2. Actitud que tiene la persona
que se comporta como si tuviera una posición social y económica
muy superiores a las reales².
Llama la atención que en todas estas definiciones se advierte
sobre el carácter patológico de la megalomanía. El DRAE
mismo la califica explícita y redundantemente de ³manía², lo
que presupone una anormalidad psíquica. María Moliner habla
expresamente de ³trastorno mental². El Diccionario CLAVE
se refiere a una ³actitud o manía enfermiza², y el
Diccionario VOX vuelve al calificativo de ³trastorno mental².
Asimismo coinciden casi todos los diccionarios en señalar como
síntoma de megalomanía el creerse inmensamente rico, así
como también el carácter delirante y fantasioso de quien padece
de megalomanía. En el poseedor de grandes riquezas,
propias o confiadas a su cuidado, la megalomanía conduce
muchas veces al despilfarro desenfrenado y a una supuesta
magnanimidad.
María Moliner señala asimismo algo sumamente interesante, como
es que la megalomanía suele acompañar a una ³parálisis
progresiva², aludiendo a que, efectivamente, con frecuencia el megalómano
emprende, o simula emprender grandes tareas, que, o son
ilusorias, o se quedan en el camino apenas comenzadas.
Generalmente la megalomanía va acompañada de otras formas
de conducta que también suelen ser patológicas, como el
narcisismo, el egocentrismo, el mesianismo, la paranoia, la
mitomanía, el culto a la personalidad, etc.
La historia conoce grandes megalómanos. Dos de ellos
particularmente conspicuos fueron Napoleón Bonaparte y Adolfo
Hitler. Sin embargo, Napoleón se diferencia de Hitler en que,
más allá de su delirio de grandeza su labor de gobernante
produjo algunos efectos positivos muy importantes, que han
subsistido hasta hoy. Hitler, en cambio, no dejó nada como no
fuese miseria y horror. Todavía se perciben restos humeantes de
su inmenso fracaso.
Megalomanía viene de un vocablo griego compuesto de las
raíces mega- (grande) y manía (locura).
Oiga de lunes a viernes, a las 11,30 a.m.,
el micro CON LA LENGUA EN ONDA, por la emisora ONDA
107.9 FM, en el programa de Mari Montes.
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