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El
diccionario
panhispánico
de dudas
por Alexis Márquez Rodríguez
martes, 6
diciembre
2005
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Ya
está en circulación el Diccionario panhispánico de dudas
(DPD), obra conjunta de la Real Academia Española y las
academias nacionales. Fue, pues, resultado del esfuerzo
mancomunado de académicos de todo el ámbito hispanohablante.
De ahí el nombre de panhispánico, pues en su
elaboración participó la totalidad del mundo hispánico. Pero,
además, lo de panhispánico también alude al contenido,
pues se da igual tratamiento al Castellano hablado en España y
al hablado en Hispanoamérica, con referencias a las
modalidades nacionales y regionales del idioma común. Lo cual
hace de este diccionario una obra excepcional. Hasta hace
pocos años en las labores de la Real Academia Española
predominaba, de manera avasallante, la norma y el criterio de
los españoles, y aunque alguna colaboración prestaban las
academias hispanoamericanas, el Castellano de nuestros países
se trataba con un criterio neocolonial, y hasta con cierto
grado de desprecio. Esta actitud ha cambiado radicalmente, y
la relación de la Real Academia con nuestro Continente pasa
hoy por la convicción, expresada más de una vez por sus
voceros, de que el futuro de la lengua española está en
Hispanoamérica, por la sencilla razón de que en este
continente reside la gran mayoría de sus hablantes.
El DPD viene a ser un instrumento fundamental para los
hispanohablantes en general, y en especial para quienes
usamos el lenguaje como la principal herramienta de trabajo.
Por las características de nuestro idioma, lengua en expansión
de extraordinario dinamismo y propia de varias decenas de
nacionalidades, su uso plantea a menudo numerosas dudas, hasta
ahora difíciles de resolver, pues los diccionarios comunes,
las gramáticas y otros escritos lingüísticos no siempre les
dan respuestas. De ahí que se hubiesen escrito varios
diccionarios de dudas, algunos bastante útiles, pero siempre
orientados por el criterio personal de sus autores. Este del
que ahora disponemos, en cambio, responde a una visión
colectiva del idioma, como ya he señalado, que abarca la
totalidad del mundo hispanohablante.
Uno de los rasgos más importantes del DPD es que está al día,
hasta donde esto es posible en un idioma en permanente
desarrollo y en contacto inevitable con muchas otras lenguas
en un mundo globalizado. Pero la mayoría de las dudas que
frecuentemente se presentan en el uso del Castellano fueron
recogidas y analizadas en sus páginas, a fin de responder
acerca de ellas de la manera más clara a los consultantes. Por
supuesto que las respuestas incluyen la indicación de si una
modalidad es válida, o si, por lo contrario, deba desecharse.
Se indican, así, numerosas normas relativas a la sintaxis, la
acentuación y uso de la tilde, abreviaturas y siglas, el
género gramatical, conjugación de los verbos, neologismos y
extranjerismos, números cardinales, ordinales, fraccionarios y
multiplicativos, y muchos temas más que con frecuencia
resultan problemáticos.
Por ser la primera vez que se produce un diccionario de las
características de este, habrá en él fallas que deberán
corregirse en lo adelante. Un diccionario nunca se termina de
elaborar. Por eso es muy importante que los usuarios del DPD
anoten todo lo que crean que deba corregirse o mejorarse, y lo
hagan llegar a la Academia Venezolana de la Lengua, para que
esta los remita a la Real Academia, indicando quienes hayan
hecho los respectivos señalamientos. De ese modo el
diccionario se irá mejorando en sus sucesivas ediciones.
La Academia Venezolana de la lengua tuvo una activa
participación en la elaboración del DPD, particularmente a
través de la profesora María Josefina Tejera, Individuo de
Número de nuestra Academia, quien, además, coordinó con gran
dedicación, sabiduría y diligencia el equipo de trabajo de la
región del Caribe continental.
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Artículo publicado en
el vespertino
Tal Cual, edición del
martes 6, diciembre 2005 |
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