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Paralelismo
por Alexis Márquez Rodríguez
viernes, 4
octubre
2005
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es natural, la gente de mi generación solemos establecer
ciertos paralelismos entre la época actual y el período que va
de noviembre de 1948, cuando un golpe militar derrocó al
presidente Rómulo Gallegos, a enero de 1958, cuando las
Fuerzas Amadas, presionadas por la insurrección del pueblo de
Caracas, derrocaron al dictador Marcos Pérez Jiménez. Entre
esos períodos hay diferencias, pero también importantes
semejanzas.
Es interesante comparar lo que viene ocurriendo desde agosto
de 2004, a raíz del escandaloso fraude del referendo, con lo
que ocurrió entre diciembre de 1952 y enero de 1958. En 1952
se realizó la elección de asamblea constituyente, convocada
por la Junta de Gobierno que supuestamente mandaba desde 1950,
a raíz del asesinato del presidente de la Junta Militar que
reemplazó a Gallegos, coronel Carlos Delgado Chalbaud.
Supuestamente, digo, porque esa Junta estaba bajo el absoluto
control de Pérez Jiménez, aunque no figurase en ella.
El 30 de noviembre de 1952 re realizaron las elecciones, y
desde el primer momento se conoció el triunfo de la oposición,
mayoritariamente agrupada en torno de Unión Republicana
Democrática, liderizada por Jóvito Villalba, con el respaldo,
desde la clandestinidad, del Partido Comunista, que llevó
buena parte de la carga de la campaña electoral. COPEI fue por
separado.
Ante el triunfo arrollador de la oposición, el dictador ordenó
alterar fraudulentamente las cifras de los escrutinios, a lo
cual, con gran dignidad y coraje, se negaron varios de los
miembros del Consejo Supremo Electoral, entre ellos su
presidente, el Dr. Vicente Grisanti, por lo que el fraude fue
consumado por un CSE ad-hoc, de sumisos suplentes. Poco
después Pérez Jiménez fue designado presidente y comenzó la
etapa abierta y más represiva de la dictadura.
Como era de esperar, la reacción del pueblo ante tales hechos
fue de frustración, desconcierto y desencanto, alimentada por
las inevitables deserciones, de gente, no mucha, que
estuvieron en la oposición durante la campaña electoral, y
luego corrieron a plegarse a la dictadura.
Pero, subterráneamente la lucha continuó, y desde la
clandestinidad Acción Democrática y el PCV principalmente, más
individualidades de COPEI y URD, partidos poco y mal
organizados, mantuvieron una dura pelea, que aunque con
dificultades afloraba a la superficie, comunicando aliento y
esperanzas. Y fue lo que hizo posible que en 1957 se lograse
la unidad de los cuatro partidos en la Junta Patriótica, que
organizó las jornadas populares de Caracas a fines de 1957 y
enero de 1958, decisivas en el derrocamiento de la tiranía.
Una unidad como esa nunca es fácil, y sólo puede ser producto
de muchos factores, entre los cuales la paciencia juega un
papel muy importante. Aquella vez era una ventaja la
existencia de sólo cuatro partidos, en los cuales había cierta
confianza, a diferencia de lo que ahora ocurre. Pero hoy, en
compensación, hay muchos sectores que han asumido la tarea de
organizarse y de prepararse para enfrentar mejor las
eventualidades políticas. Nunca como ahora se había visto en
Venezuela tanto interés por la política, ni proliferado tanto
los grupos de estudio, las jornadas de discusión, la
organización por la base. Aun con errores, eso es alentador, y
a la larga rendirá sus frutos.
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Artículo publicado en
el vespertino
Tal Cual, edición del
viernes 4, noviembre 2005 |
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