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El hipérbaton
por Alexis Márquez Rodríguez
martes, 4 octubre 2005

 
Entre las llamadas figuras de construcción tiene gran importancia el hipérbaton. Es de uso cotidiano, aunque tiene también gran valor como recurso poético. Tal como ocurre con la elipsis, y en general con todas las llamadas figuras retóricas, casi siempre empleamos el hipérbaton sin darnos cuenta, y hasta sin saber de qué se trata. Por supuesto, quienes conocen estos recursos los perciben a posteriori, pero es posible que muchas personas empleen esas  figuras sin descubrirlas nunca. Son mecanismos lingüísticos que se dan generalmente de manera espontánea, independientemente de que después de utilizados los percibamos o no.

El hipérbaton consiste en alterar el orden lógico de los elementos sintácticos en la frase u oración, entendiendo por elementos sintácticos los que surgen de las funciones que en la frase u oración desempeñan las palabras. En la oración simple los elementos sintácticos posibles son: 1) núcleo del sujeto, 2) modificadores o complementos del núcleo del sujeto, 3) verbo, 4) modificadores adverbiales y complementos del verbo (complementos directo, indirecto y circunstanciales). Tanto los complementos del núcleo del sujeto, como los del verbo, pueden tener, además, sus propios complementos.

El orden lógico de estos elementos es el mismo de la anterior enumeración: núcleo del sujeto + complementos del núcleo + verbo + complementos del verbo. Estos  últimos tienen también su orden lógico: complemento directo + complemento indirecto + complementos circunstanciales. Muchas veces algunos modificadores del núcleo del sujeto, como los artículos y los adjetivos determinativos (demostrativos, posesivos, etc.) pueden o deben ir antepuestos al  núcleo, y no después.

Este orden lógico se emplea a menudo, sobre todo en frases u oraciones de poca extensión: ³Yo como carne todos los días²; ³Ustedes saben que eso no es así²; ³Él escribió un artículo muy bueno en el periódico². Pero también a menudo, aunque se trate de frases u oraciones cortas, empleamos el hipérbaton:  ³Casi todos los días vamos al cine²; ³Apareció un cadáver en la Cota Mil²; ³Este mes bajó la inflación².

Cuando se trata de frases u oraciones más o menos largas y complejas, el uso del hipérbaton es inevitable y necesario, porque si en esos casos se respeta el orden lógico lo dicho o escrito puede  resultar enrevesado, de difícil comprensión y estéticamente pesado.  Veamos un ejemplo. En un pasaje de Canaima Rómulo Gallegos escribe: ³A trechos, apenas adivinábase alguna solitaria garza inmóvil, como en espera de que acabase de surgir aquel  mundo retardadoŠ². Si aquí empleásemos el orden lógico, tendríamos: ³Alguna garza solitaria inmóvil se divisaba apenas, a trechos, como en espera de que aquel mundo retardado acabase de surgirŠ². La comparación de los dos textos ahorra todo comentario. La diferencia salta a la vista, en favor del primero.

El hipérbaton nos ayuda a expresarnos y a entender lo que otros expresan. Además, le da al  lenguaje fluidez y elegancia, aun sin que necesariamente entorpezca la sencillez. Pero en algunos casos se hace del hipérbaton un uso más allá de lo normal y espontáneo. La prosa y la poesía barrocas, por ejemplo, tienen en el hipérbaton un recurso de gran eficacia, que muchas veces favorece artísticamente al lenguaje, pero otras puede incurrir en excesos, no sólo condenables estéticamente, sino también desde el punto de vista de la comprensión. Góngora fue uno de los poetas barrocos españoles más aficionados al hipérbaton. Muchas veces lo empleó  dentro de los límites tolerables, como en estos versos: ³El fresco de los céfiros ruidoŠ² (El ruido fresco de los céfirosŠ), ³El denso de los árboles follajeŠ² (El follaje denso de los árbolesŠ). El exceso en el hipérbaton ha sido muchas veces caricaturizado, como en el verso ³En una de freír cayó calderaŠ² (Cayó en una caldera de freír), en que se juega con el hipérbaton para burlarse satíricamente de su abuso en nombre de un barroquismo lindante con el absurdo.
 

Oiga de lunes a viernes, a las 11,30 a.m., el micro CON LA LENGUA EN ONDA, por ONDA 107.9 FM, la superestación, en el programa de Mari Montes.
 

Los interesados pueden adquirir en las principales librerías el libro CON LA LENGUA, de Alexis Márquez  Rodríguez, Vols. I, II, III, IV y V, publicados por Vadell Hnos. Editores.

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 Artículo publicado en el vespertino Tal Cual, edición del martes 4, octubre 2005

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