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Chávez y la prensa internacional
por Alfredo Michelena
martes, 12 diciembre 2006

 

Para la mayoría de la prensa internacional que llegó a Venezuela a informar sobre las elecciones presidenciales, la situación de Venezuela era muy simple de explicar. La “matriz de opinión”, como decimos aquí, copiada de un manual de sociología seudo-marxista o al menos “contestataria”, representaba a Chávez como un “buen revolucionario” o  “Robin Hood” tropical que le quita a los ricos, corruptos y explotadores y se lo da a los pobres. Chávez es el “buen revolucionario” que viene a rescatar a su pueblo de la opresión de una “élite” que quiere volver al poder por todos los medios, como lo comprueba el reciente intento golpista de la derecha-donde el candidato opositor participó firmando un documento. Chávez puede que tenga defectos- como haber participado en un cruento golpe de estado-, pero después de todo este izquierdista es el “buen salvaje” y a estos países “que más se les puede pedir”.

Muchos de sus reportajes eran francamente favorables al gobierno “revolucionario” y a su candidato. No estamos hablando de la prensa izquierdista tradicional que ha apoyado desde Stalin hasta Castro sin que se le mueva una fibra de compasión por los que sufren o mueren en estos regímenes. Estamos hablando de grandes cadenas de noticias que si al menos no han sido o son imparciales hacen un esfuerzo para serlo y que han sido acusadas por lado y lado de sesgos informativos, cuando no conviene a sus respectivos intereses.

No sólo es que, desde el primer momento optaron por aceptar el inevitable triunfo de Chávez, con base a encuestas de opinión pagadas a empresas internacionales por ellos mismos o por el gobierno, sino que a pesar de la existencia de otras, ellas no parecían ser relevantes para sus reportajes.  En la guerra de encuestas que se desató no ganaron quienes se aferraron a la encuesta que más se acercó al resultado final, sino los que supieron reportar las diversas mediciones hechas por empresas nacionales o extranjeras, después de ponderar su validez y seriedad. La guerra de las encuestas es entre encuestadoras o quizás entre políticos, pero nunca entre periodistas.

Sin embargo, esos pocos días que la prensa internacional visitó a Venezuela pareció suficiente para que muchos pudieran tener una apreciación diferente del personaje y aunque todavía algunos plagian la triste frase de Maisto de: “miren lo que hace no lo que dice”, otros pudieron adentrarse en la verdadera situación de Venezuela y las intensiones de la “revolución bolivariana”.

Esta inmersión en la realidad venezolana ha permitido a los profesionales honestos de la prensa internacional entender algunas cosas importantes. Para empezar, aprecian que si aún a Chávez no se le puede catalogar como dictador tradicional, hay un proceso de creciente autoritarismo y totalitarismo que no sólo se expande en Venezuela sino que el proyecto chavista triunfante se propone profundizar y consolidar. Muchos pudieron comprobar el sectarismo segregacionista del gobierno y el miedo a la represión y a la persecución que se ha creado entre los venezolanos que no comulgan con el gobierno.

A estas alturas cuando se han reportado datos oficiales que la oposición tiene un 40% del electorado, muchos tendrán que comenzar a cuestionarse que los pobres, que llegan al 80% (clases c, d y e), estén con Chávez. Tampoco pueden ignorar la pobreza que vieron, y aunque el gobierno ha hecho malabarismos estadísticos para mostrar que el desempleo bajó al igual que la pobreza, las calles llenas de buhoneros y mendigos, después de 8 años de gobierno, muestran una realidad muy distinta.

La prensa internacional vino con una “matriz de opinión” muy bien estructurada, pero sesgada hacia la revolución del “buen salvaje”. Al irse muchos han cambiado de opinión pues apreciaron la perdida de libertad y democracia que lleva implícita la”revolución bolivariana”, su ineficiencia y corrupción, la segregación política, la intimidación, el militarismo y sobre todo el proceso de instalación de una tiranía que ella conlleva. Falta aún superar el fantasma anti-imperialista y anti- norteamericano que aún fascina al mundo intelectual, académico e informativo y que los lleva a loar a  lideres tercermundistas como Fidel, y ahora Chávez, a quienes se les termina perdonando los inmensos  “daños colaterales” de la revolución, aunque sean sufridos por todo el pueblo que pregonan liberar.

 
 
 
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