Mientras
Chávez incorporaba a Venezuela al MERCOSUR y mostraba
poderío militar a sus nuevos socios, en Saint Kitts se
desarrollaba la XXVII Reunión Ordinaria del CARICOM. Esta
reunión tuvo una apretada agenda pues se trataron temas tan
diversos que fueron desde la incorporación del grupo de
países del Caribe Oriental al Mercado Común Caribeño,
pasando por la re-incorporación de Haití a la organización,
hasta la preparación de la VII Copa Mundial de Críquet. Sin
embargo, el tema mas esperado en Caracas era la posición que
tomarían las islas frente en la aspiración de Venezuela a
ser miembro no-permanente del Consejo de Seguridad.
Por esto la noticia del apoyo
caribeño se ha celebrado como el éxito de la política
bolivariana hacia el Caribe. Sin embargo, habría que revisar
otros resultados.
Lo que la Cancillería olvida al contar sus “ganancias” anti-imperialistas
a nivel global pero efímeras a nivel regional, es que
también CARICOM anunció su disposición de suscribir un TLC
con Canadá e iniciar la discusión de tratados bilaterales
con los EE.UU. en el mismo sentido que Centro América y
República Dominicana, por lo que la incorporación de estos
países a la política internacional bandera del régimen, es
decir el ALBA esta fuera de discusión.
Los caribeños también anunciaron
que una delegación viajaría a Venezuela a fin de discutir la
situación de Petrocaribe, lo que parece un corolario de la
decisión recientemente tomada de discutir el tema no de
forma bilateral como ha querido Venezuela sino en bloque. La
política de cooperación energética bolivariana para el
Caribe comenzó con el Acuerdo Energético de Caracas que fue
un fracaso. Ahora, después de una año, Petrocaribe no ha
logrado arrancar en la mayoría de los catorce países
firmantes. Petrocaribe ha impuesto condiciones que son
difíciles y onerosas, como son la re-estatización de las
compañías energéticas privatizadas, la construcción de
facilidades de puerto y almacenamiento, ya que las privadas
pertenecen a la anatematizadas compañías multilaterales, y
la creación de burocracias gubernamentales, entre otras, y
aunque Venezuela esté asumiendo los costos directos muchos
países están pensando en los significativos costos
indirectos ( y directos) que esta aventura les traerá en el
futuro. Además, sigue pendiente el papel fundamental que los
caribeños quieren que juegue Trinidad en este proceso.
Volviendo al apoyo dado a
Venezuela, hay que resaltar dos cosas, primero, que
Venezuela fue presentada como el mal menor ante una
Guatemala que es percibida como agresiva y distante;
agresiva en temas tanto comerciales en la OMC (banano y del
“Trato Especial y Diferenciado”) como en el limítrofes
(Belice) y distante al no acercarse a solicitar su apoyo, lo
que hizo evidente Venezuela con la visita de Roy Chaderton a
Saint Kitts. Lo segundo es que este apoyo no fue un cheque
en blanco.
El nuevo Presidente del CARICOM
Denzil Douglas declaró, luego de referirse a las disputas
territoriales con Venezuela, es decir Isla de Aves y Guyana,
que si Venezuela recibiera el voto del CARICOM tendría que
respetar la integridad territorial de sus miembros, para
luego reconocer que la posición venezolana con Guyana no era
tan estridente como antes. Hay que recordar que el Sr
Douglas es Primer Ministro de Saint Kitts y que esta nación
como parte del Caribe Oriental pone en duda la soberanía de
Venezuela sobre Isla de Aves y sus extensiones marítimas. Al
final no queda claro si el apoyo de Venezuela está
condicionado al tema de la soberanía territorial, lo que
sería un crimen de Lesa Patria.
Si CARICOM opta por la vía de
los TLC y no del ALBA, si Petrocaribe no termina de pararse
sobre sus dos pies y el apoyo al Consejo de Seguridad
significa cambios en la posición de Venezuela frente a los
temas de soberanía, no hay duda la política internacional
bolivariana hacia el Caribe es un fracaso. Lo que debe
preocuparnos no es si la” revolución” ganó una fugaz
trinchera “anti-imperialista” en Naciones Unidas, sino que
si en su frenesí de dilapidar los ingresos petroleros en la
búsqueda de apoyos fugases, al final perderá tanto
Venezuela, como el Caribe y todo el esfuerzo hecho durante
décadas para crear una relación productiva entre iguales se
perderá.