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Socialismo y centroderecha
por Axel Kaiser
jueves, 23 noviembre 2006

 

Diversas explicaciones se han dado en el último tiempo del porqué no avanzamos económicamente. Que la energía, que el tipo de cambio, que los precios del petróleo, etc. Todas, sin duda, con fundamento. Pero la respuesta en realidad es bastante más simple: somos un país cada vez más socialista. Y el nivel de socialismo en países como los nuestros es inversamente proporcional al crecimiento económico. No es con socialismo que Irlanda triplicó su ingreso per capita en 12 años ni tampoco como los chinos sacaron a 200 millones de personas de la pobreza en los últimos 20 años. Es todo lo contrario. Los asiáticos, los irlandeses, los europeos del este, todos lo entendieron menos los latinoamericanos. Chile parecía haberlo entendido pero la evidencia demuestra que volvemos a viejas andanzas. La idea del gobierno de establecer una donación forzosa del 5% de los terrenos a las inmobiliarias para supuestamente beneficiar a los pobres debe traer recuerdos a más de alguno. O el proyecto de ley que propone la aprobación de grupos indígenas para la realización de mega proyectos que de algún modo afecten sus tierras. A eso se llama crear clima de inversiones.

Mientras tanto la oposición duerme enceguecida por sueños de gloria que por lo visto no llegarán, sin entender porqué no son capaces de derrotar a la coalición de gobierno ni siquiera en las encuestas de imagen. Aun no se han percatado de que su principal obstáculo es de tipo generacional. El único en manifestarlo ha sido el agudo Alberto Cardemil cuando planteó la necesidad de dar paso a las primeras líneas a la gente joven de la Alianza.  Cardemil sabe que la dirigencia de centroderecha ya no logró conquistar al electorado para llegar al gobierno, que su desmarque del gobierno militar fue tan burdo como inútil y que ya ha pasado demasiada agua bajo el puente como para pensar en una Alianza realmente unida si es liderada por los mismos de siempre.

La oposición necesita darse, como conglomerado, una cara nueva. Algo como lo de Inglaterra con Cameron, un tipo joven que resucitó al partido conservador. O Reinfeldt en Suecia, otra cara nueva que por medio de un refrescante discurso económico liberal dio vuelta el tablero político sueco derrotando a una centroizquierda que había dominado por décadas.

Pero en Chile hasta la paternidad de nuestro éxito económico se la cedió la oposición a la concertación, cayendo en la trampa de pensar que así habría menos argumentos para calificarlos como representantes de los grandes intereses económicos, acusación claramente falsa.

La Alianza ganaría mucho si lograra transmitir un espíritu renovado, reivindicando en un idioma simple las claras ventajas que tiene hoy ser de la centroderecha liberal y realizando simultáneamente una labor de oposición efectiva. Debe entonces dejar de querer parecerse a la concertación para acortar distancias. No se puede jugar de visita y pretender el favoritismo, ni menos usar la camiseta del rival e intentar ser convincente.

Es hora de una reacción profunda. De lo contrario el socialismo seguirá avanzando y el crecimiento disminuyendo.

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Axel Kaiser, Investigador asociado Área de Análisis del Entorno Empresarial, Escuela de Postgrado, Facultad de Economía y Empresa Universidad Diego Portales.

 
 
 
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