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Otra vez
Francia
por Axel Kaiser
sábado, 22
abril 2006
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¿Qué
está pasando en Francia? ¿Cómo es posible que en una de las
economías más grandes del mundo, que se jacta de haber
logrado un modelo de bienestar que garantiza la igualdad,
solidaridad y fraternidad, en sólo un par de meses sectores
de lo más diverso de la sociedad se hayan volcado
violentamente a la calle para imponer sus demandas? ¿Por qué
en un país de gente culta, semillero de grandes pensadores y
ejemplo archicitado de democracia se impone incluso bajo la
amenaza de usar las armas, la ley de la calle?
La respuesta es en realidad más sencilla de lo que parece:
los franceses, en general, no creen en la libertad. En un
reciente sondeo realizado por la Universidad de Michigan en
veinte países sobre la confianza en el libre mercado y la
libertad de empresa como motores para el desarrollo
económico y social, Francia ocupó el último lugar. Sólo 36%
de los ciudadanos franceses piensa que ésta es la mejor
alternativa para mejorar las condiciones a futuro.
En otra encuesta del German Marshall Fund, la sociedad
francesa se perfiló como la más crítica a la globalización
de la economía, la cual, según el 74% de los encuestados, es
responsable de los males del país.
Parte de la explicación tiene que ver con que la cultura
francesa ha sido estatista desde sus orígenes. En efecto, en
Francia la sociedad siempre se ha definido a partir del
estado, depositando en éste la función de llamar a los
ciudadanos a un mayor grado de prosperidad y bienestar, idea
plasmada en el encabezado de la primera constitución
francesa y que reconoce en pensadores como Rousseau uno de
sus referentes fundamentales. El problema radica en que las
elites políticas francesas, desatendiendo esta realidad, no
han realizado un trabajo de educación colectivo. No se puede
esperar de una sociedad altamente ideologizada como la
francesa que adhiera sin más a ideas como el libre mercado
si no se les explica y enseña la utilidad de políticas de
esta naturaleza para resolver, por ejemplo, problemas como
desempleo. No es incomprensible, entonces, observar como la
inmensa mayoría de la sociedad se opone agresivamente a una
ley que ni el más elemental sentido común podría cuestionar
y que surgió como una respuesta a la desesperada situación
de millones de inmigrantes y franceses de sectores
marginales entre cuyos jóvenes la cesantía alcanza el 40%.
Se genera así un cuadro sumamente complejo en que una parte
de la sociedad civil -inmigrantes y en general los sectores
más desfavorecidos- sale a la calle a incendiar autos,
edificios y enfrentarse con la policía demandando mejoras a
sus condiciones de vida, y otra -en general los franceses de
clase media- lo hace también a manifestarse violentamente
cuando el gobierno propone una medida para dar una solución
a las demandas del primer grupo, demostrando así una
indisposición absoluta a ceder algo de su insostenible
posición privilegiada. Se trata de un irremediable conflicto
de intereses, y lo que es más grave entre sectores sociales
completos. Para Jacques Marsielle economista, historiador y
profesor de la Universidad de la Sorbona, Francia se
encuentra técnicamente en una guerra civil. Explica además
que gran parte del problema pasa por una clase política cuya
ambición es sólo permanecer en el poder, razón por la cual
constantemente cede a los golpes de calle y no se arriesga a
persistir en medidas impopulares. Por esta razón en Francia
-dice Marsielle- no hay una auténtica democracia y estos
bloqueos encuentran entonces una salida “sólo en la fractura
violenta”.
No cabe duda de que el modelo de bienestar francés -como en
mayor o menor grado todos los demás- se encuentra en crisis.
El país galo ya no resiste un mayor endeudamiento para
continuar financiando un sistema que la historia ha
demostrando no haber sido capaz de lograr satisfacer ni la
igualdad, ni el bienestar, ni solidaridad tan impresos en la
mentalidad francesa. Pero quizás la mejor demostración de la
profunda crisis en que se encuentra el sistema, es la
convicción general, sobre todo entre los jóvenes franceses,
de que el futuro será cada vez peor.
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Axel
Kaiser, Investigador asociado Área de Análisis del
Entorno Empresarial, Escuela de Postgrado, Facultad de
Economía y Empresa Universidad Diego Portales. |
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