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La democracia defraudada
por Axel Kaiser
martes, 12 diciembre 2006

 

      Arrebatos de alegría, sonrisas complacientes, apasionados abrazos; todo eso y más generó la reelección de Hugo Chávez entre sus seguidores latinoamericanos y sus cómplices europeos. El socialismo del siglo XXI, piensan, es una realidad que se incuba al amparo de la democracia, concitando el apoyo de una contundente mayoría.

Pero para quienes observamos desprovistos de la anteojera ideológica, la realidad es radicalmente distinta. Lo cierto es que el mundo asiste a la progresiva consolidación de lo que perfectamente podría llegar a ser el primer régimen totalitario después del derrumbe de la Unión Soviética.

Porque más allá del obsceno despilfarro de recursos públicos, de la inexistencia del voto secreto, de las consecuencias que se siguen para quienes votan en contra de Chávez, de la adulteración de los registros electorales; más allá de todo eso - que por si sólo bastaría para cuestionar la legitimidad de su victoria- , es la forma en como ejerce el poder lo que define al régimen de Chávez como antidemocrático.

Y es que la noción de democracia como simple gobierno de las mayorías resulta absolutamente insuficiente para plantear una alternativa a los sistemas de carácter totalitario. No olvidemos que tanto Hitler como Mussolini consiguieron el poder por la vía institucional y nadie se atrevería a sostener hoy que fueron gobiernos democráticos.

De esta forma, aun cuando Chávez hubiera ganado de manera impecable, su gobierno no sería democrático. Porque la democracia más que una forma de conseguir el poder es una forma de ejercerlo, donde el respeto por los derechos de las minorías se erige en la piedra angular del sistema en su conjunto y la única garantía es la existencia de un Estado de Derecho sólido, que como bien dijo Hayek, es la precaución sanitaria que nos protege de los abusos del poder.

Nada de esto existe en Venezuela. El gobierno controla los tres poderes del Estado en forma casi absoluta, promulga leyes que hacen cada vez más difícil la libertad de expresión, establece delitos de desacato, arrolla la propiedad privada, crea sistemas de vigilancia sobre su propia población con asesoría cubana, implementa control de cambio, persigue selectivamente a los opositores políticos, etc.

Pero analicemos ahora lo que espera a Venezuela. No cabe duda de que el próximo paso es una reforma constitucional en que se establezca la reelección indefinida del cargo de presidente de la república. ¡Y si eso es lo que la mayoría de venezolanos quiere, que así sea! decía un connotado senador socialista chileno demostrando su profunda sensibilidad democrática.

Lo otro que sin duda observaremos es una arremetida en contra de los márgenes de libertad de expresión que van quedando en el país caribeño, particularmente en contra de los medios de prensa, con lo cual se pavimentará el camino para consolidar definitivamente el modelo cubano que Chávez ha declarado pretender emular.

Y todo esto se producirá con el apoyo de la izquierda latinoamericana y la complicidad del socialismo europeo, que excusarán su oculta vocación antidemocrática en la burda mascarada de las mayorías.

*

Axel Kaiser, Investigador asociado Área de Análisis del Entorno Empresarial, Escuela de Postgrado, Facultad de Economía y Empresa Universidad Diego Portales.

 
 
 
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