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La propiedad privada no es
sacro santa
Mas allá
de las diferencias en forma y fondo, dado el origen
democratico de la actual gestión de gobierno, su proceso de
deslegitimación se aproxima en los hechos y con derecho al
modelo cubano, dado que, si bien el venezolano es de origen
democratico, alcanzado a través del voto masivo en su
oportunidad, el gobierno nunca recibió en ese proceso
electoral mandato alguno para cambiar el régimen económico y
social que los venezolanos teníamos desde la refundación del
estado moderno hacia finales de la 2da Guerra.
En virtud
de ese proceso de ‘deslegitimación’, los cambios que se
ejecutan en el régimen económico y particularmente en el
régimen de propiedad –privada- toman sin embargo cuerpo
legal y constitucional, sancionados por las instituciones y
poderes cuya actividad legislativa y de jurisprudencia le ha
impuesto a los instrumentos legislativos un sello de
ilegitimidad, legalidad por cuanto muchas leyes que afectan
directamente lo económico pudieran ser anotadas con un
fuerote grado de inconstitucionalidad, sobre todo por las
heterodoxias legislativas que han dejado un amplio espectro
de duda en la constitucionalidad de muchos instrumentos
legales.
El
régimen jurídico en consecuencia es débil, la actividad
económica privada algo natural en la vida del hombre, se
ejerce en un marco jurídico que define su debilidad jurídica
frente al Estado que por inducción ideológica invade y
sustituye los mecanismos de generación de riqueza de la
sociedad. Esa acción de gobierno
arbitraria y contra natura coloca a los ciudadanos en
situación de indefensión a la acción del estado y los
intereses particulares políticos, es obviamente no el estado
de Montesquie sino el de Marx, ni siquiera el de JJ
Reausseau.
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El comunismo cubano se
copia al carbón
El
Presidente nunca ha ocultado que su modelo de socialismo –o
comunismo, lo que para los efectos es lo mismo -que el
disimula como de siglo XXI es el cubano, una versión
tropical del comunismo soviético, la matriz del comunismo de
todos los tiempos, incluido el que se incuba con el
eufemismo de socialismo del siglo XXI. En estos años y por
impacto de la llamada revolución bolivariana, el socialismo
comunista cubano se he venido trasplantando en la sociedad
venezolana sin descanso, el trasplante se ha acelerado en la
medida que la gente ha abandonado la resistencia politica
inducida por las frustraciones producidas bajo el amparo del
viejo liderazgo político, culpable entre otras cosas de la
insurgencia politica de ese fenómeno político conocido como
chavismo.
La
transformación social-comunista venezolana, a la cubana,
abarca desde la propia organización del Estado,
instituciones y ministerios a cargo de los asuntos
económicos, corporaciones estatales encargadas de la
distribución y producción de bienes y servicios –donde
Mercal, el más emblemático entre ellos pero no el único-
públicos, de salud y educación.
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El socialismo comunista de
variación cubana: el régimen económico de los soviets.
En ese
mismo sentido, la influencia institucional del comunismo
cubano se extiende hacia el funcionamiento de organizaciones
de naturaleza socio-económicas, en conjunto con las
organizaciones sociales y políticas – además de los partidos
políticos- convocadas para la defensa de la revolución. Se
incorporan así mecanismos institucionales creados para
relacionar la actividad económica de la gente, en forma de
cooperativas, en forma de sociedades autogestionarias y
organizaciones económicas paraestatales llamadas de
desarrollo ‘endógeno’ que consecuente con la matriz
ideológica tomada del marxismo no disfrutan de definidos
derechos de propiedad privada y que por defecto
–constitucional- convergen en propiedad estatal o publica,
tomando como modelo la experiencia cubana en la que la
gerencia y administración de organizaciones económicas son
componente básico de la nomenclatura que ejerce funciones de
gobierno.
No es
este un tema nuevo pintado del marxismo sincrético que rige
la revolución bolivariana, la revolución bolchevique en
Rusia a principios de siglo XX, impuso formas
socioeconómicas similares en cooperativas agrícolas,
industriales y de servicio, que luego de su natural fracaso
por razones naturales; es decir, individuos enajenados de su
querencia natural ante su propiedad privada, fueron
violentamente colectivizadas por Stalin, y atrapadas por el
Estado, para ser posteriormente repartidas a la clientela
politica del Partido Comunista y el Ejercito Rojo,
conformando de inmediato una estructura corporativa
económica y politica de absoluto rentismo que requirió de la
formación de un orden fascista para contener el orden social
y la ‘disciplina’ social del ciudadano. Este proceso es
‘natural’ de allí las advertencias que normalmente hago
respecto de los objetivos de la revolución bolivariana que
podría conducir a Venezuela a un estado similar, en un
proceso que pudiésemos distinguir y definir como de
consecuencias no intencionadas.
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Rentismo y colectivización
de la actividad económica: todos seremos empelados
públicos.
Los
mecanismos rentitas se expresan así en forma grotesca, el
incentivo de la gente para la captura de renta se hará por
las poleas de gestión politica; de esta manera, un dirigente
político revolucionario, califica sin mas, su currículum
vitae revolucionario es el fundamento, entre otros mas, para
ser nominado para gerenciar organizaciones económicas,
ministerios, corporaciones estatales; hemos visto la CVG
casos con esa factura.
Todas
estas formas de gestión – enajenadas todas ellas de títulos
de propiedad, ni legislación que los sostenga y reafirme-
demandan y requieren de una infraestructura productiva en
bienes y servicios solo disponible hoy en forma de propiedad
privada según el marco constitucional anterior a 1999, así
empresas, y corporaciones privadas soy hoy el objetivo de
las políticas publicas de expropiación, confiscación y
nacionalización, que han quedado constitucionalmente y
legalmente subyugadas y a expensas de la ideología del
estado social de derecho, bajo la acción de todos los
poderes del Estado en la nueva constitución, que han tenido
como fundamento y objetivo económico e institucional en el
debilitamiento estructural de los derechos de propiedad, y
de la propiedad privada.
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Expropiaciones y
confiscación: socialismo del siglo XXI o XIX, lo mismo.
Las
expropiaciones y confiscación de tierras y empresas de
sectores agrícolas e industriales que ya no son retórica
politica, sino diseño y ejecución de políticas públicas que
buscan constituir la infraestructura económica y
organizativa que se pone a disposición de las organizaciones
políticas y económicas mencionadas arriba; a saber;
cogestión, sociedades autogestionarias, cooperativas, y
hasta el propio estado a nivel nacional y regional, y mas
allá del origen, en la convergencia hacia el comunismo
socialista cubano es plena.
Las
finanzas para la expropiación
Las
palancas financieras de esa estructura social-comunista in
motion se han establecido no solamente con la ultima reforma
del Banco Central de Venezuela, que convertido en un banco
de inversión, de desarrollo, por las nuevas disposiciones
monetarias en el descuento, sino con el establecimiento de
los fondos presupuestados en la Ley del Presupuesto y otros
fondos ad hoc conformados por las finanzas de PDVSA,
corporaciones financieras publicas, BANDES, BIV, y otros
bancos sectoriales, hasta el naciente Banco del Tesoro, en
la fuente de fondos por transferencia de renta petrolera
para financiar las actividades económicas de las
organizaciones de crecimiento endógeno, cooperativas,
sociedades autogestionarias, y otras por venir, pero
conforme a los mecanismos clientelares y rentistas que el
propio estado crea a manos llenas.
Esos
mecanismos financieros son realimentados por otros
heterodoxos de doble contabilidad como la sustracción y
confiscación de las reservas internacionales en manos del
BCV, y la fuente de financiamiento monetario de los déficits
fiscales envueltas en la contabilidad de las utilidades
cambiarias. No podemos dejar de lado la voracidad
tributaria que se desborda en la doble imposición y en el
impuesto inflacionario.
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