Venezuela no será
comunista al viejo estilo estatista a ultranza gracias
paradójicamente a los consejos de Fidel y de los dirigentes
del Estado de China Popular al capitoste barinés.
Son ellos, chulo el caribeño y
estrategas en el caso chino, quienes han convencido al
locario nuestro, que ni se le ocurra andar estatizando hasta
las pulperías, como hicieron ellos cuando tomaron el poder,
para tener que revertir todo después del fracaso asegurado
en gran escala y al precio de decenas de millones de muertos
en China Comunista desde 1949 y de decenas de miles de
asesinatos, presos y torturados y un millón de exilados de
Cuba desde 1959.
Esta reflexión inicial busca ser
una caracterización teórica que ya quisiera discutir hasta
con los más fervientes defensores del régimen chavista. No
se trata de una altisonante y gratuita acusación opositora
más. Queremos discernir si conviene a Fidel el
establecimiento de un rígido régimen estatista en nuestro
país, o si al fin y al cabo sólo quiere, como estoy
convencido desde 1999, un socio rico con sólidos, intensos y
extensos nexos con el mercado mundial capitalista
transnacional como lo es Venezuela, para que subsidie su
miserable experimento moribundo de 45 años de parálisis y
parasitismo.
A Castro no le conviene, ni
quiere, un asociado socialista ruinoso, bloqueado y
pedigüeño como él, en el Caribe. Fidel quiere un pitcher
capitalista irresponsable y botarate como lo ha sido hasta
ahora Chávez, que resolvió con la inexplicable pasividad del
país, zumbar la plata de la bonanza petrolera pasajera, como
caramelos desde carroza de carnaval. Es tal el dineral
nuestro enviado a Cuba que por primera vez en décadas existe
un crecimiento económico visible en la isla de las
frustraciones.
Castro, el frío calculador de
sobrevivencias bajo toda presión y circunstancias, el mismo
que estuvo dispuesto a que el mundo fuera llevado al
holocausto nuclear con tal de mantener él su poder, ha
llegado hasta confesar a viva voz que: “la revolución cubana
sólo sobrevivirá con la revolución bolivariana”.
Castro conoce de todas las
maniobras del poder a nivel internacional y ha tratado que
su pupilo de Sabaneta surfee, como él, sus borrascosas
peripecias como método de sostén. Desde que se entregó al
subsidio soviético en los tempranos años sesenta, hasta
pagando el precio de verse convertido en un peón de la
“guerra fría”, porque no le quedaba otra, Castro aprendió el
arte de armar todos los días un chantaje de auto
conmiseración y de enano valiente que lucha contra gigantes.
Lamenta si, que llega al final de sus días cuando por fin
consiguió a un soberano bolsa que le compró el cuento del
igualitarismo totalitario, pagando por aprender de esa
mísera experiencia, un precio inimaginable.
La de Castro es una suerte
parecida a la de los piratas ingleses del siglo XVII cuando
se topaban con las flotas españolas que retornaban a las
metrópolis llenas de oro y plata y las hacían presa fácil
de su saqueo. La diferencia es que este latrocinio se da sin
abordaje violento y sin que a los cubanos les cueste otra
cosa que jalar mecate, como invitados de honor a este festín
del Baltasar bolivariano que les retribuye despachando
tesoros a tierra firme cubana y además alimentarles 50.000
espías, propagandistas, burócratas y aprendices de medicina
en las misiones del gobierno.
En sus inicios el dilema del
castrismo era indócil: o capitulaba ante los yanquis
convirtiendo su revolución en pasajera y a su liderazgo en
sustituible con la recuperación de la democracia, o por el
contrario hacía de la economía cubana ese armatoste
estatista subsidiario y sobre todo beneficiario de las
migajas del llamando COMECON, esa enorme cooperativa de
despilfarros donde los rusos y sus repúblicas satélites, de
la desaparecida URSS y Europa del este, chinos, vietnamitas
y cubanos se chuleaban entre todos, acumulando miserias para
sus pobres pueblos oprimidos. Nunca la historia universal
conoció un experimento más contradictorio y tan destinado de
antemano al fracaso.
Los rusos fueron capaces de
poner naves espaciales fuera del sistema solar y, para
escoger un ejemplo pintoresco, no eran capaces de producir
los zapatos de cualquier número en la cantidad necesaria
para los pobres mortales que habitaban sus tierras,
obligados a calzarse con el número que se consiguiera.
La economía cubana por su parte,
tiene 45 años dando bandazos por los sucesivos experimentos
del locoide Castro que, como el nuestro mas tarde, la agarró
conque también era economista, no sin antes enterrar el
sistema social bajo la pesada losa de un igualitarismo
ramplón y estatista económicamente desastroso.
Es un hecho demostrable, en
minutos si hubiera información transparente, que estamos
sosteniendo mas de la mitad los gastos del fracasado régimen estatista de la Cuba castrista que depende del subsidio
directo externo para mantenerse.
Las otras fuentes son la
hoteleria española, con jineteras incluidas, que
reconvierten la costa habanera en el burdel del caribe, y
por supuesto las remesas de los exilados de Florida que
disminuyen en la isla el hambre de los que no se atreven a
desafiar los tiburones.
Del otro lado del mundo, Teng Hsiao-ping, el
gran líder reformador chino que desde los años ochenta sacó
a China comunista, la mas populosa nación del mundo, de las
miserias del maoísmo estatista y dejó las bases para el
descomunal desarrollo capitalista actual, también dejó la
estrategia de compartir con USA el predominio mundial hacia
finales del primer cuarto del siglo XXI que incluye una
presencia significativa del gigante amarillo en América
Latina sirviendo de contraparte de la avasallante pero
requerida presencia americana en el Pacifico oriental.
Cuando los chinos vienen prudentemente por estos lares y se
encuentran con un gobierno como el de Venezuela dispuesto a
regalarle influencia en el Caribe, que no piensen estos
aprendices chavistas miopes que están ante un apoyo
contradictor al poderío norteamericano. Ya deben haberse
enterado, sin sacar la menor de las conclusiones prácticas,
que esa es la misma potencia que compra anualmente cien mil
millones de dólares en bonos del tesoro americano y que
recibe de los gringos en suelo chino 200.000 millones de
dólares en inversiones, convirtiendo aceleradamente esa
potencia asiática en la nueva y poderosa palanca del
desarrollo impetuoso del capitalismo yanqui y mundial.
El
libertador del museo militar de La Planicie, cree que se la
esta comiendo cuando se presta a convertirse en pequeño
puente chino hacia América, quizá desconoce que los
intereses chinos están colocados en un 99,99 % en la
prosperidad de USA y que sus cifras de negocios se miden en
centenares de miles de millones de dólares.
De
los nuevos colonialismos chino y cubano, como contrapeso del
imperio, que Chávez torpe y encantado
patrocina para nuestro país, el chino nos abre a futuro
puertas a su vasto comercio que desaprovechamos dado nuestro
enanismo industrial y agrícola, mientras que el chuleo
cubano sólo nos traerá las desgracias que conllevan la
imitación de su modelo político totalitario y el pago
oneroso de la factura del sostén del régimen parásito de La
Habana que nos cuesta miles de millones de dólares anuales.
Todo
este análisis viene a cuento, una vez más, para alertarnos
sobre el hecho que a diferencia de lo que muchos piensan,
los graves riesgos que asoman en Venezuela no vienen por el
lado de que aquí se intente implantar un modelo de propiedad
comunista estatista, por demás absolutamente inconveniente
para la burguesía roja delincuencial en pleno desarrollo,
sino que el peligro real es el de que aquí se implante un
mamotreto totalitario coexistiendo con el desarrollo
capitalista mas salvaje, como el que impera en China, bajo
control de una burocracia y una burguesía roja rapaz y
millonaria que es de origen comunista.
Nuestra única suerte, comparándonos con China, es que aquí
no hubo ninguna revolución y sólo padecemos una elite de
politiqueros oportunistas de cuarta categoría oriundos de
los abrevaderos izquierdistas que resolvieron llamar
revolución a un asalto descarado de los dineros públicos
para enriquecerse.
El
camino que desde Cuba le han escogido a Venezuela bajo
Chávez, es el de la originalidad histórica, que creo
inviable, que busca desmontar una democracia capitalista,
conservar y desarrollar la gran propiedad como palanca de
desarrollo de la burguesía roja en ascenso, pero que
necesita para consolidar su poder y hacerlo hegemónico y
permanente, de un régimen de tipo totalitario para las
décadas que vienen. Así tendría la dinastía de los Castro su
continua fuente de sobrevivencia y los chavistas su paraíso
corrupto rojo.
Las
elecciones trucadas del 3 de diciembre próximo y el rápido
viraje hacia el modelo institucional totalitario es el plan
maestro para el socialismo piltrafa que quiere implantarse,
con la cabronería de las Fuerzas Armadas como sostén y
clientela fundamental de la burguesía delincuencial en
formación acelerada.
No
está en duda, en general, el derecho a la propiedad privada,
sobre todo la de los compinches del gobierno. La que en
particular puede quedar en entredicho es la de los que no se
dobleguen. Un somero análisis de como se discute esta
cuestión, al mas alto nivel, puede observarse en la conducta
diferenciada respecto a los distintos medios de comunicación
privados en especial las televisoras.
El
desarrollo capitalista actual tiene rasgos profundos de
barbarie y depredación más que de equilibrios surgidos del
ascenso social como fue propio de los años sesenta y
setenta.
Si no
sacamos de raíz en los próximos meses el régimen chavista,
podremos ver que se intentará marchar a convertir en
totalitario nuestro régimen político, aunque siga
coexistiendo como en China con el mas salvaje capitalismo, o
como el que asoma en la Cuba del castrismo senil, que por
ahora se ha conformado con el capitalismo de burdeles y de
exportación de mano de obra profesional semiesclava a
Venezuela.
Vaya
consuelo nos da usted, podría increparme un lector, que sin
grandes propiedades que defender, sólo aspira vivir también
en las libertades del capitalismo. No tengo respuestas
agradables… los más siniestros fascismos bajo Hitler,
Mussolini, Franco, Salazar-Caetano, Pinochet, Videla, el
aphartei sudafricano, eran economías capitalistas a
ultranza.
Por
su parte la China Comunista ya no es sino sólo de nombre el
otrora paraíso de los trabajadores y ahora existen muchas
libertades para vender y comprar aunque para pensar,
organizarse y elegir falta mucho.
Por
aquí en nuestras tierras lo más cercano en nuestra
experiencia totalitaria fue el Perezjimenismo que como
dictadura policial fue una manguangua, si lo comparamos al
castrismo, por no hablar del lejano gomecismo, que quedó
para cuentos nostálgicos de los abuelos.
La
diferencia entre comunismo y totalitarismo político no la
conocemos, porque no la hemos sufrido. Eso es sólo una
experiencia para chinos, que pasan del comunismo al
consumismo capitalista sin haber desmontado el totalitarismo
político.
Les
tengo si la mala noticia que salvo el caso cubano por muy
especificas y razones largas de enumerar, que convienen a
Castro y al gobierno americano, los yanquis han terminado
por entenderse con todos los regimenes autoritarios e
incluso totalitarios del mundo, mientras no jurungen sus
intereses.
La
estupidez de Chávez radica en desconocer esta elemental
lección de la política internacional sólo porque a Castro le
conviene y también porque es casi la única que le queda a
mano para justificarse como régimen emancipado de todo
control internacional en el área, lo cual sirve por
supuesto a sus intereses.
Esta
miserable experiencia política del chavismo, empeñado en
ligar nuestra suerte a la del estado putrefacto dictatorial
cubano se nos hace eterna por cuanto en nuestros tiempos
biológicos ya es insoportable padecer 7 años de crematística
lumpem hecha gobierno. Pero para el nuevo rico chavista y
los cubanos que vienen esto es la gloria y ahora es que
falta…
Cuando se vive tres décadas sin poder tener una gallina,
como sucedió en Cuba, puede entenderse la perplejidad y
placer lascivo consumista de un enfermero, de los de Barrio
Adentro, cuando entra a un gran supermercado premium, al
Sambil, o a un Makro y celebra estar viviendo bajo los
auspicios de Fidel en la revolución bolivariana. Vivir aquí,
para el galeno vudú es lo mejor de los dos mundos: ser un
parásito privilegiado del estado cubano, que premia su
incompetencia matando sanos en los barrios venezolanos y le
permite la libertad de consumo que siempre soñó. Mejor que
esto Miami, se dirá, pero: déjame quemar esta etapa
sin temer que me trague un tiburón en el estrecho de Florida.
Para
nosotros mientras tanto nuestro comunismo à la carte
chavista, inviable de antemano tiene el obstáculo básico e
infranqueable de tener que matar a la mitad de los
venezolanos para imponerlo. Chávez quiere intentarlo a punta
de discursos, fraudes electorales, desfiles militares
ridículos, mostrando por centésima vez las mismas
marisqueras, ventajismos políticos de todo tipo y atropellos
legales. Me da la impresión que el comunismo à la
carte para Venezuela no llega ni a la esquina. Mucho
antes de que Chávez trate de pasar la página, se la
pasaremos nosotros a él.