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Miren lo que va a pasar
por Alberto Franceschi  
jueves, 24 agosto 2006

 

Las huestes favorecidas por el gobierno empiezan a movilizarse de forma directa y expresa. Muchos venezolanos no entendían la noción “clientela partidista”, pero con este proceso electoral podrán tomar una lección concluyente de lo que significan. 

La mayoría del voto pro-Chávez es en agradecimiento a las migajas que caen de la mesa de los dementes enriquecidos hasta la obscenidad como los Juan Barreto y otros muchos de la casta Audi, que sustituyeron con creces, y ¡como! a los prevaricadores de ayer. 

Hay gente que se disfraza hasta de diablo de Yare para comer, pero eso son los menos. Los más exhibicionistas y guarangos son quienes tienen más que perder. 

Imagínense un tipo como Barreto que ahora puede desde el más grande teatro del país y con mil empleados suyos aullándole apoyo comprado, insultar con procacidad sin límites a dos Alcaldes del Este caraqueño que tuvieron la tonta idea de creer que con este gobierno se puede cohabitar sin doblar la cerviz hasta pegar la quijada al piso. 

 ¿Creen con sinceridad que a esta gente puede derrotársele pacíficamente?  

Cuando surgió la candidatura de Rausseo y antes de ser asesinada por los cogollos de siempre, y por los grandes medias, a manos de la corriente irracional que convive con el ala democrática de la oposición  a este gobierno fascistoide, pero rojo de patente estalinista, surgió la esperanza, más que fundada, de dividirle el voto  a los sectores populares al chavismo y desarrollar en el Oeste de Caracas, y en toda la Venezuela apática y obstinada de la polarización, un fuerte Centro Político contra esa macabra versión  musoliniana tropical de Chávez-Juan Barreto. 

A pesar del muy relativo éxito del inicio en firme de la campaña del Conde, es un hecho que volvemos a las andadas por la vía que se nos escogió hace mucho para la oposición...  Se ha reunido TODA la vieja clase política con sus mismos atavismos, sus mismas figuras, a las que se agregó sus pimpollos, crecidos en estos años, y se lanzó con el mayor de los optimismos, al terreno electoral ampliamente desigual donde compiten quienes ganan la arepa en un rincón, aunque sea grande del país, contra los que reparten la arepa magra del estatismo en toda las geografía.  

Las clientelas en guerra desigual van al ruedo y por supuesto apostamos a la opositora pero ¿con cuanto chance? 

Muchos de los vulgares que arremetieron, con un ensañamiento digno de mejor causa, contra Rausseo ahora ya no les parece que él sea agente directo del gobierno; porque ha ofrecido reiteradamente que puede unir sus fuerzas a las de Rosales. 

Van a tener que explicarme ahora, esos mismos detractores gratuitos, algunos hasta rabiosos contra la candidatura del Centro Político de Rausseo, ¿porque ahora Rosales no es también agente de Chávez puesto que, de darse el caso, recibiría el apoyo importante de este agente directo de Chávez y Baduel? 

Salvo milagros, en los que no tengo tendencia a creer, desde el entorno de Rausseo ya podrá verse su magnificente obra de grave error de cálculo político, al concebir una campaña repartiendo besitos a sus adversarios en lugar de tirar piedra pareja, para abrirse paso entre los caníbales que les devorarían, y después, sólo después, contemporizar sin hipotecar una visión de país donde cabemos todos. 

Esa sería la nueva patria, por supuesto sin los Chávez-Barreto que deberán estar presos por ser, y comprobársele judicialmente,  grandes estafadores de bienes públicos y colocarlos al lado  de celdas con racistas y peligrosos hampones políticos  de la Venezuela de cuarta de quienes propiciaron con sus propios latrocinios pavimentar la vía a la calamidad quinto republicana. 

¿Siete a tres, cantará smartmatic en la noche del 3?  ¿Otra vez?  

¿Como poner la cifra a favor de Rosales-Rausseo y derrotar la trampa?  

¿Podemos cobrar como nos plantea el líder zuliano y su corte de los milagros?  

¿Podemos reventarla con el pueblo movilizado abriendo las cajas y contando manualmente, como el Conde propone imponer esa noche de las esperanzas y de los peligros? 

La clave de todo está en el CUFAN de Baduel y su sala inexpugnable de escrutinios tramposos finales, que decidirá lo que pida o lo que silencie la calle. 

¿Podrá Rosales hacer en toda Venezuela lo que hizo en el Zulia a la hora de las chichiticas? Sin contar con su policía regional y una guarnición neutralizada por el gran apoyo popular manifiesto en su región por líder zuliano?  

Nadie con mas ganas y razones, que quien suscribe estas reflexiones, muchas veces incomprendidas en nuestro propio bando, para desearle a Rosales ( o a Rausseo si resucita cual Lázaro desde su inscripción firme y su excelente presentación política en rueda de prensa desde el CNE el 23-08)  tener el guáramo esa noche del 3 D, de las mayores expectativas en 8 años para ejercer el liderazgo que se necesita, para cobrar si ganamos contra la trampa, o para pactar el armisticio de cohabitación aunque sea precario para evitar la guerra civil, frente al 95 % civilizado del país, si fuera cierto, contra todo pronóstico serio, que el gobierno ganare limpiamente.  

Los Chávez y Barretos de la casta Audi, quieren la guerra civil. Pero todos sabemos que paradójicamente tales confrontaciones “civiles”, empiezan y terminan entre los militares y en los cuarteles.

Ojalá tengamos la suerte de evitar desgracias épicas por continuar viviendo en la era del CELULAR que las evita.

Ojalá los resultados, al reventarse todos los precarios equilibrios del 3 de diciembre, sean los opuestos a los que se disidieron también por celular el 12, 13 y 14 de Abril de 2002, que anuló la prodigiosa rebelión civil del glorioso 11, que depuso al chafarote gobernante. 

Ojalá los celulares vuelvan a funcionar, pero para este lado, admitiendo que la única manera de impedir la guerra civil que busca el malandraje de la Quinta, es el reconocimiento de la mayoría electoral para la sexta república que  verá la luz, si están dispuestos Rosales-Rausseo a  depurar para siempre la REPUBLICA DE VENEZUELA,  de todas las taras que arruinan su historia, a la que se periodiza poniéndole un número, sólo para marcar que se trata de los mismos males pero con diferentes beneficiarios y los nuevos millones de víctimas que se han agregado como los  mas recientes pasivos, soportando las fechorías  de sus mandamases.

 
 
 
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