La
gama de abstencionistas es tan variada y de motivaciones tan
disímiles, como las miles de maneras en el planeta de
pensar o venerar al creador, o a quienes dicen
representarlo, sin olvidar que también existen los
agnósticos y los ateos que nutren, con otras centenares de
razones diferentes, el calidoscopio de opiniones, con que
los humanos nos complicamos o nos simplificamos la
existencia.
Abstenerse el
3 D. es tan indefinido en política, como decir que se es
creyente en religión. La pregunta obligada para estos
últimos es: ¿ y cual es su religión?, para los primeros es:
¿Y por cual razón usted se abstendría?
Normalmente
el creyente casi exhibe con orgullo su respuesta, el
abstencionista hace lo opuesto, normalmente farfulla,
masculla, una réplica conveniente para agradar a su
interlocutor, o miente sobre las verdaderas razones de su
posicionamiento.
Pocas veces
es transparente y cuando son personas con medio o alto nivel
educativo, su argumentación es tan complicada como la que
tienen que dar los agnósticos y ateos a la pregunta sobre
preferencia religiosa.
Si los
abstencionistas “coherentes” desean desterrar el despotismo
gobernante, con su negativa a levantarse del sillón el 3 de
diciembre, y juran que eso es mas eficaz que ir a votar por
un candidato único que promete cobrar e impedir el fraude,
tendrán que admitir que también se quedan en sus casas por
protesta iracunda sin consecuencias, porque no reditúan mas
allá de llenarse la boca con que su virginidad no fue
violada por el sátiro gobernante.
Si de verdad
les duele el futuro del país y son partidarios de no dejar
piedra sobre piedra del régimen y que de seguro necesitamos
movilizarnos para derrocarlo, ¿porqué no aceptar la sencilla
idea de acompañar a la mayoría al acto de desconocerlo
mediante el voto, así el gobierno desconozca
delincuencialmente nuestra repulsa?
Pero además
de este ejemplo minoritario de abstencionista, aunque sólido
e influyente, estoy dispuesto a comprender las razones de
los honestos… chantajeables. Hay venezolanos dignos, que
puestos entre la espada y la pared, de escoger entre
mantener a su familia o votar por el régimen, so pena de
represalias, y aun estando bajo control absoluto, escogen
negarse a darle satisfacción mediante ese recurso anodino de
protesta, inhibiéndose de irles a votar a favor, aunque
argumente con cualquier excusa su inasistencia.
Pero
lamentablemente la mayoría de nuestros abstencionistas
parlanchines, constituyen un numeroso rebaño de la más
variada fauna NINI que van, desde cómplices vergonzosos del
gobierno, a cómplices que dan vergüenza.
Los
vergonzosos, esconden con su timidez o cobardía, su
obstinación e impotencia contra un régimen, que les hizo sus
víctimas, hasta obligarles a renunciar a su verdadera
identidad, al punto de no usar el hipotético derecho de
elegir, ocultando hipócritamente, disfrazada de protesta
altisonante como de ronquido de león, lo que es apenas un
chillidito de ratón, una conveniencia para sus haberes bien
o mal habidos.
Los
abstencionistas que dan vergüenza, es una variable especial
de los iracundos. Ellos son tan especiales, tan exquisitos
que prefieren o ser gringos o que vengan los gringos a
quitarles ese problema de encima llamado Chávez. Es el doble
alienado. No quiere ser venezolano porque el es mas bien
gringo, pero como NO lo dejan ser gringo, sigue siendo
venezolano. Al final ni es gringo ni es venezolano, es un
bolsa cascarrabias.
Quedan por
fuera de la clasificación, más allá de los recios
abstencionistas y de los NINI, un espécimen numeroso que
encontramos al final de la escala: los que en su
ignorancia extrema resolvieron que ellos no cuentan para
ese acto, por reconocerse como de otra especie, de otra
dimensión, de otro sistema de existencia, mas allá o por
debajo de lo real.
Entre
infinidad de ejemplos podíamos enumerar al pobre colombiano,
o ecuatoriano, cedulado como criollo, pero que solo quería
identidad para que no lo matraqueen todos los días los
policías.
Los que ni
siquiera tienen para pasaje ese día, o se dan asueto porque
el país esta parado y ellos no descansaban desde hacía meses
en la tarea de sobrevivir a durísimas penas.
No va a
votar quien la última vez estuvo muy asustado con esas
máquinas que hay ahora, y la gente se burló de él porque “no
jallaba quehacé” con ese aparato y tuvieron que venir a
ayudarlo y un señor decía que ese voto no valia porque “no
era como es”.
Tampoco es un
abstencionista preclaro el pobre analfabeta al que le
enseñó a macujear –sic- unas letras, ese muchacho buena
gente, que lo inscribió en la robinsón y le dieron dos
cheques, que ya se comió hace meses, pero que no se apareció
más nunca.
Tampoco irá
el peón, ese pico y pala con tercer grado, que imploró que
lo metieran en misiones, pero como no quiso ir para marchas,
porque tenía que trabajar, nunca lo tomaron en cuenta, ni
ahora, ni antes, cuando él ya se había decepcionado de los
“políticos que son todos iguales” y reafirmarse en su eterno
simplismo: “mi partido es el bolívar si yo no trabajo no
como”, que siendo francos lo vemos como del reflejo mas sano
del venezolano común, asqueado de promesas y sobre todo
básicamente conciente que su suerte y su familia dependen
mucho de que él no se convierta en otro dependiente de las
migajas del estado.
De esta
enorme y variopinta gama de abstencionistas depende
demasiado la suerte de TODA la nación y de esos inhibidos en
particular. Tienen todavía dos largos meses para pensarlo.
!! Como era
de esperanzada aquella democracia que Chávez mató, como
cómplice necesario de sus protervos vivianes y demagogos
sepultureros, en la que a pesar de ellos votábamos el 90 %
de los venezolanos ¡¡
Solo cobro
aliento para imaginarme un futuro sin grandes tragedias,
cuando me asalta la convicción que la lucha para erradicar
el gobierno malandro, arreciará cuando nos acerquemos cada
vez con mayor crudeza a los dilemas del 3 de diciembre.
Será
entonces cuando veamos al gobierno dar los toques finales a
su operativo de fraude y a nuestros abstencionistas honestos
pensando que yendo a votar, y volcándonos a las calles
sublevadas, con mucha mayor fuerza y eficacia que
quedándonos en las casas ese día, derrotaremos ese siniestro
designio.
La discusión
sobre cuando es más eficiente la protesta no es
irrelevante. El factor sorpresa sigue siendo en política el
más anunciado de los factores desestabilizadores para un
adversario. Aunque lo esperen no hay nada mas eficiente que
verificar que lo que era amenaza y se transformó en acto.
La más
propicia de las fechas es el mismo 3 D y no antes, cuando
las acciones pueden alertar y preparar al gobierno, mucho
más, para sus peores hipótesis. Pero como todo déspota es
autista, el GALLINEITOR con sus esbirros, no esperan la gran
sorpresa, porque creen que se la van a comer.
Y la
sorpresa, para la que definitivamente NO están preparados,
es que presenciemos una disminución drástica de la
abstención, que ponga 4 a 1 la relación de votos contra el
gobierno.
Si NO
ocurriera esta votación masiva y se pretendiera insurgir
contra ese fraude ya consumado, apoyándose entre otros
baluartes en el abstencionismo, la lucha será mas cuesta
arriba, por cuanto se daría contra la nueva relación de
fuerzas, contrarias a la oposición que le daría pie al
chavismo para instalarse como dictadura fraudulenta.
Cada vez que
se esgrimen argumentos como estos, se me responde con el
bendito ojo sacado que ya no admite invocaciones a Santa
Lucia. La dificultad para operar en política con refranes,
es que bien son ingeniosos, nunca dan en la clave para
comprender circunstancias donde se conjugan decenas de
variables y resultados alternativos.
Una
cosa es montar el sistema de fraude y otra cosa es hacer el
fraude.
Tomemos por ejemplo el caso del REP y sus dos o tres
millones de votantes virtuales con los que inflan, sin
direcciones comprobables y con cédulas chimbas, las huestes
electrónicas con las que el CNE haría subir las expectativas
electorales del gran tramposo gallineitor matrix.
Ese REP
inflado obscenamente, que constituye la madre de todo el
fraude, sólo equivalente en importancia al Software y la
mecanización total Smartmatic, para hacerlo imperceptible,
sugiere entonces que el punto focal de la estafa estaría en
la sala de transmisión de escrutinios y totalizaciones,
controladas por el CUFAN, si ese mismo: el Comando Unificado
de lo que se supone son las Fuerzas Armadas Nacionales, es
decir de todos los venezolanos y no el partido militar de
Chávez.
Ante esa
gravísima sospecha, ¿puede la oficialidad de las Fuerzas
Armadas desentenderse de ese escenario, donde puede
atribuírsele complicidad explícita con el alto gobierno,
para delinquir contra la Constitución, en un fraude masivo
contra el derecho fundamental al sufragio limpio y
transparente de los ciudadanos de la República?
¿Por qué no
hacemos viable la lucha masiva contra el fraude, mucho
antes que lo produzcan y desafiamos a las FFAA a debatir,
también ellos, sobre estos innegociables derechos a la
transparencia electoral ?
De todas
formas las FFAA deberán saber que con las calles
sublevadas, contra un fraude, en cuestión de horas a partir
de la tarde del 3 de Diciembre, y en el peor de los casos,
en muy pocos días posteriores a esa fecha, sus comandantes
tendrán que dar cuenta al país entero, que exigirá o la
salida de Chávez o que vuele en pedazos la unidad de esas
FFAA, con sus terribles consecuencias.
Y pensar que
todo ello se resuelve en la cabeza de los ciudadanos y es
lo medular del problema ¿abstenerse o no abstenerse? …
frente al plan de fraude.
¿Cómo se
derrota al gobierno, desde la casa o en la calle, esa noche
de cita con el destino?