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La
inevitable
ley del
péndulo
por Alberto Franceschi
lunes, 17
julio
2006
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Como
muchos otros pienso que se acerca un cimbronazo, colapso,
implosión, explosión o como quiera llamarse el mariquerón
que pronosticamos.
Si sólo se lee con las anteojeras de la historia de este
país, se piensa que desvelado uno despertará a su pareja una
madrugada de estas: “mira, mira, como que se armó una vaina.
Está en la tele un general dando un discurso”…etc.
Y eso efectivamente pudiera estar en el curso futuro normal
de los hechos. Pero el desperdicio de vida, esperando que el
orate caiga, quizás nos hace ignorar los obligados capítulos
que ocurren antes del probable leñazo de una salida de
fuerza.
La historia entre tanto, tan llevada y traída, dice sin
ambages que no podemos esperar un final abrupto de este, ni
de ningún gobierno, si no se dan antes síntomas de debilidad
evidente que lleven a sus detractores, en este caso
nosotros, a saltarle a la yugular de la presa.
Si quien tiene el monopolio de la mayor fuerza armada
decisiva, del aparato de coerción judicial, carcelario, de
espionaje policial, de legalidad, e inconmensurables
recursos económicos, ya no puede hacer operar esos recursos
en su favor, y el desorden que se desborda se come vivo al
régimen, entonces el fin está cerca.
En términos concretos esos síntomas de debilidad se observan
cuando se anarquiza la situación, es decir cuando esta se
hace incontrolable por el poder. Esto no significa que el
coroto cae en manos de los más entusiastas opositores, sino
en aquellas de los que estaban al acecho. Independientemente
que se mantengan o no. Remember 12 de
abril de 2002.
PUEDEN DARSE VARIAS CUENTAS REGRESIVAS…Si el frente
político, que sostiene la cohesión del liderazgo
gubernamental sobre el colectivo nacional, entra en
fricciones y choques públicos, es la señal inequívoca que
empezó otra cuenta regresiva.
Digo otra, porque se han dado varias cuentas regresivas y en
cada una de ellas era la sagacidad, fuerza y credibilidad de
la dirección opositora, la que hubiera podido organizar una
victoria irreversible. Y si era cierto que el régimen estaba
debilitado esta dirección capaz debió sustituirlo.
Por eso es tan amargo discutir sobre inevitables balances,
porque en última instancia pedimos cuenta de grandes
oportunidades perdidas o de fatales errores de apreciación,
que nos llevaron a dañar seriamente nuestros activos de
lucha. Ello sin entrar en detalles sobre el porqué y el
quienes.
La última de esas fechas mágicas fue el 16 de Agosto de
2004. El atronao perdió el Revocatorio y sólo si se
fracturaba el país en la calle con la dirección que no
tuvimos o no podíamos tener, se volvía a la hora de las
chiquiticas. La cuestión del poder estaba planteada de
nuevo.
Otro día discutiremos sobre esto. Así me despellejen vivo
los anónimos, intentaré explicar que teníamos una dirección
a la que le permitimos abandonarnos, porque casi como por un
llamado de los confines de nuestro consciente colectivo de
conservatismo social, no nos sentíamos dispuestos a una
confrontación dramática reclamando insurreccionados la
victoria.
¿Anarquizar el país es rentable para alguien? El proceso de
anarquización del país está en marcha y quienes decidan
frenar o revertir este camino al infierno, ya debiera estar
tomando nota. Por supuesto también, quienes vemos crecer el
torbellino social, debemos evaluar sus escenarios
potenciales y avizorar la próxima oportunidad de virajes
decisivos, en lo que los marxistas llaman “la correlación de
fuerzas”, que en cristiano significa: quien puede arrinconar
al otro y vencer.
Existe la tesis maquiavélica de que el régimen busca
deliberadamente anarquizar el país para llevarnos a la
dictadura comunista.
Yo creo que esta patraña enturbia la comprensión que el caos
es solo fruto de la demencia, ineficiencia, corrupción
ilimitada, brutalidad y demagogia de un mal gobierno.
Esta fábula tiene además como propósito nutrir expectativas
negativas que inhiben la acción opositora.
Hay quienes agitando sobre los planes macabros del loco nos
quieren convencer que podemos estar peor de lo que ya
estamos.
Sin faltarles razón se olvidan que eso se llama fatalismo, y
conduce a la parálisis o inacción de quienes quieran
contrarestar esa tendencia.
Peor aún, desde nuestros rangos se estila presentarse como
muy radical, y arrechísimo opositor,
si se anuncian terroríficas perspectivas de inmersión en
tenebrosas noches de terror en el Goulag comunista, que
expropiará hasta los calzoncillos de liencillo a los
campesinos y las pantaletas de tafetán a las señoras de los
pueblos.
No amigos, no es suponiendo que Chávez es Stalin o Hitler
como reuniremos de nuevo las fuerzas para salir de él. Es
conociendo a fondo que él, es sólo el producto más genuino
del conjunto de nuestras miserias históricas, y que tiene un
solo “mérito”: su astucia fuera de serie para manipularlas a
su servicio.
Lo que estamos viviendo es un proceso social de estallidos
cotidianos, de revolución de expectativas, pero NO
satisfechas, que coexiste con un nuevo reparto de la torta
petrolera. A los que no les había tocado están felices. Vean
a los más vivos como cambiaron sus hábitos, su ropa, y hasta
sus caras.
Recapitulemos, el clima de conflictos que amenaza con
desbordarse no corresponde a ninguna jugada o provocación de
las que eventualmente usan este y muchos otros gobiernos,
para justificar algún cambio o permanencia de sus opciones
políticas.
Pero también son innegables las manipulaciones de fracciones
concurrentes, dentro y fuera de los conmilitones del
gobierno, para evidenciar incondicionalismos o mostrar
resquemor que deba ser satisfecho o enjugado por los
jerarcas o por el propio máximo, de los burócratas
dispensadores de recursos para el latrocinio.
La ley del péndulo es más fuerte que la ley de Murphy.
Si bien es muy cierta, y recurrente en sus estragos, la
primera de las leyes que se atribuye a Murphy:
“si algo puede salir mal saldrá mal”, en política hay una
ley que escapa a menos excepciones. La ley del péndulo
imagino que existe: con la velocidad y radicalidad que se va
a un extremo se irá al otro opuesto.
Porque lo que quiero exponer se ciñe mas a las leyes físicas
de Acción y Reacción, propias de la naturaleza, y no hay
nada mas físico que los intereses materiales de grandes
conglomerados humanos, sublimados detrás de ideologías,
programas y modelos de organización
político-sociales, que entran en violentos conflictos,
concurrentes y excluyentes hasta la imposición del mas
fuerte, o de mayor legitimidad si lo prefieren.
No puede ser que el chavismo, representando un desecho
histórico póstumo del movimiento ideológico propio del
estalinismo comunista internacional, tenga algún futuro en
un país moderno como Venezuela.
Tiene menos destino aún, si terminada la Guerra Fría que
sostuvo a Fidel, se le ocurre, como ya lo intenta Chávez de
metiche en la política mundial, andar de tirapiedras en un
planeta capitalista globalizado que terminará por expelerlo,
mas temprano que tarde, y me parece que ya está en sobrevida
artificial.
Si el capitalismo mundial pudo más que el Maoísmo y con todo
el sistema soviético;… ¿como evitar que se lleve en los
cachos a este mozalbete y su corte malandra de adulantes,
cuya epónima expresión cultural es el programa La Hojilla?.
Hay mucho que aprender del péndulo político, ¿es una ley
histórica?. Si no lo es, se parece bastante. El extremo a la
derecha al que llegaremos en el futuro inmediato, se
corresponderá con el nivel de desorden y despotismo
izquierdista a que llegue este gobierno.
Así que los que quieran, desde la burguesía roja, vislumbrar
su propio futuro de riesgos, vean solamente lo que son
capaces de auspiciar o alcahuetear de este caudillin
militar izquierdozo.
Esta anarquía creciente que vivimos es el terreno casi
obligado del péndulo social y político cuando va de un
extremo a otro.
A la ley del péndulo le sobran los ejemplos demostrativos.
No hay dictadura militar iniciada por el general Castelo
Branco sin Joao Goulart y Leonel Brizola en Brasil, Ni Fidel
Castro sin el dictador, Sargento Batista, tampoco
Fujimori sin Alan García 1. Ni 23 de Enero, Larrazabal,
Betancourt, Jóvito, Caldera y Fabricio Ojeda sin Pérez
Jiménez y Pedro Estrada.
No hay Pinochet sin Allende, Ni General Videla y Almirante
Massera sin Isabelita Perón con López Rega y su Triple A,
más Montoneros.
Sin el General Noriega no había invasión de USA, ni
Sandinistas sin Somoza, Ni Contras y Violeta Chamorro sin
Sandinistas. La integridad y liderazgo de Mandela solo pudo
existir en un país con Apartheid de
inmundo racismo. Sin Hussein no podía concebirse las dos
guerras de ocupación de Irak, ni la
actual ofensiva bélica del gobierno Israelí sin gobierno
extremista del Hamas Palestino y el Hezbolá
terrorista pro-iraní del sur del Líbano.
Esa lista puede alargarse indefinidamente. Pero Felizmente
los espacios de gobiernos de equilibrios y moderación, así
como las situaciones intermedias con contradicciones
manejables, mediante diplomacia y/o manejos políticos
mediante juegos institucionales, constituyen un número
machismo mayor.
¿En nuestro escenario imperan ya los extremos? El chavismo
nos metió en un camino de confrontación interior y exterior
del que no saldremos por vías intermedias. Chávez metió a
Venezuela en la lógica de los estragos pendulares
extremistas, convocados para salir de este atolladero.
En cualquiera de los escenarios de confrontación abierta,
escogidos al azar, entre centenares; la constante es las
preguntas y rumores que hacen y comparten millones, en la
víspera. Cambian sólo los tópicos locales y temporales. La
esencia es idéntica.
Entre nosotros la cultura del miedo, la zozobra y la
confrontación irreversible e inevitable (¿?) vino para
quedarse hasta que no lleguemos al otro lado del vaivén
pendular.
Los equilibrios vendrán después, impuestos por las fuerzas
predominantes en el anhelo de las mayorías a la paz y a la
reconciliación y desde la cósmica ventaja de los estados
capitalistas dominantes en la globalidad mundial en la que
empezamos a ser parias.
Cuando vamos a toda prisa hacia el otro extremo del péndulo
empezamos a preguntarnos: ¿Para donde vamos?.
Y en sus variadísimos y hasta
folklóricas premoniciones de la gente, surgen las
percepciones, rumores y matrices de opinión: esto no va más,
algo esta pasando, esto no llega a diciembre, el año que
viene es el último, viene una desgracia, viene la guerra
civil.
Esto se acaba como Panamá con los yanquis contra Noriega, se
lo van a llevar esposado, le van a lanzar un misil como a
Kadaffi, hay un autogolpe montado, Diosdado y que lo
insultó, Maniglia está muy arrecho con la invasión cubana,
el ejército no se cala a la milicias, te dije que si se las
cala, los milicos son unos… y así…al infinito.
Lucas Rincón no era Pinochet. Pero ¿Por qué en Venezuela en
lugar de un Pinochet salió fue un bien encorbatado y
pantallero General Medina Gómez, posando siempre con su gran
habano?. Podríamos respondernos: porque esos oficiales del
ejército venezolano son unos… Pero, sustancialmente, la
verdad histórica es otra.
Aquí, si bien llegamos en los primeros 15 días de diciembre
de 2003, a un clima pre-insurreccional, la unidad de las
FFAA tras el gobierno legal sostuvo el entarimado del
régimen asediado.
El resto lo hizo la candidez y la improvisación de los
dirigentes, por no agregar la cobardía, que no podría nunca
generalizar, lo admito, sin el riesgo de ser injusto con
muchos protagonistas.
Algún día alguien tendrá que explicarme mejor para aceptar,
como con medio millón de personas manifestando atrás,
dispuestas a poner en riesgo todo, se les ordena, no una
sino muchas veces, retroceder o desviarse, porque 100
facinerosos dirigidos por Lina Ron impedían el paso.
Los enormes sacrificios y voluntad de lucha de amplios
sectores medios en huelga, con su vanguardia de empleados
petroleros, no fue suficiente para ganarle a Chávez, las
FFAA y sobre todo para hacer abandonar ese carrusel de las
fantasías, donde estaba encaramada la dirigencia opositora.
Por el contrario, el 10 y 11 de Abril del 2002 si hubo un
clima insurreccional. El héroe del común, con niños sobre
sus hombros marchó al palacio para exigir que el malandro se
fuera. La fractura de las FFAA fue el signo más inequívoco
de que estábamos ganando.
Lamentablemente los jefes militares que se insubordinaron,
se parecían más a Lucas Rincón que leyó la proclama, “la
cual aceptó”, que a estadistas que
dirigieran el vuelco, ya necesario para reunificar el país y
evitarnos estos cinco años adicionales de estupidez y
militarismo de boina roja.
Hay de aquel analista o dirigente que piense tener razón
echándole toda la culpa al inefable Carmona, apenas
instrumento levitante, por arrogancia y codicia, de poderes
fácticos decisivos en aquellas infaustas horas. Pero no me
da la gana decir ahora todo lo que se. Ya llegará el día.
No quiero llevar agua al molino de los falsificadores
chavistas que en un ejercicio de adulancia obscena
inventaron lo del rescate de Chávez hecho por millones,
cuando todo se decidió 24 horas antes, cuando la balanza se
inclinó en Fuerte Tiuna y por celular.
En Venezuela nunca llegamos como en Chile en 1973 a que el
clima insurreccional fuese sostenido por semanas y meses,
con una anarquía que desbastaba al Gobierno Allende cuyo
jefe de FFAA era precisamente Pinochet.
Las huelgas paralizaban medio Chile, había centenares de
fábricas ocupadas, en los barrios funcionaban milicias del
MIR y muchas otras cada vez más numerosas, y eran
incontables los disturbios y enfrentamientos cada vez más
violentos.
El hampa hacia estragos, la moneda se fue al demonio y Fidel
Castro anduvo un mes echando mítines en todas las ciudades.
Les parecerá mentira pero andaba de apaga fuegos, diciendo
que no era el momento para una dictadura del proletariado,
que tuvieran paciencia, etc.
Lo brutal del golpe tuvo que ver, además del propósito
fascista de eternizar en el poder una casta militar archi-reaccionaria,
con la polarización extrema de la sociedad y sus liderazgos.
Era muy difícil, por no decir imposible, que el péndulo no
se fuese al otro extremo. El centro político desapareció por
20 años, hasta que volvió con el mismo partido de Allende,
con el presidente Lagos y la Bachelet.
De argentina tenemos no sólo bonos basura, sino mucho que
aprender. En Argentina se vivió también el cimbronazo solo
que en este caso el golpe fascista fue preparado con la
anarquía que desbordaba el gobierno de Isabel Perón,
prisionera del entorno del brujo López Rega, el secretario
del marido muerto en connivencia con los militares.
En 1973, el muy culto General Lanusse, heredero de la Junta
Militar iniciada con el golpe gorila de Juan Carlos Onganía,
siete años antes, decidió traer a Perón, tras 18 años de
exilio, para encargarlo de conducir el cuero seco de país,
mediando la elección popular de Héctor Cámpora un tinterillo
del caudillo justicialista, antes de también elegir al mismo
Perón ya Isabelita su segunda esposa como vicepresidente,
algunos meses después.
El objetivo explicito de la casta militar argentina era
terminar con la historia de ingobernabilidad mientras no se
encargara ese gran caudillo de la post-guerra que dio en sus
gobiernos del 47 al 55 enormes concesiones al poderoso
movimiento obrero y popular, inspirado por Evita su primera
mujer.
Perón murió en el poder ya anciano, no aguantó la mecha de
la enorme presión de su heterogéneo movimiento que lo
tironeaba desde los extremos y de la bestial crisis que el
engendró desde tres décadas antes.
La historia ya había pasado por el Perón que mandó a su ala
derecha a hacer terrorismo durante varios años, (cuyos
herederos de años mas tarde fueron la triple A,
anticomunista a ultranza, de su secretario López Rega)
mientras coqueteaba con su ala izquierdista, los temibles
audaces y ricos Montoneros, la guerrilla urbana de clase
media y juventud mas numerosa que se recuerde en América.
Cuando Perón regresó el 20 de Junio de 1973, más de tres
millones de personas se congregaron en el Aeropuerto de
Ezeiza para recibirle. La fiesta fue arruinada porque la AAA
ultraderechista y los Montoneros, guevaristas, dilucidaron a
tiros quien debía estar más cerca del gobierno del caudillo.
Decenas de muertos y centenares de heridos pagaron el pato.
Perón se quedó con la derecha. Echó de sus mítines a los
Montoneros, que después fueron exterminados por los
militares cuando volvieron con el nuevo golpe fascista de
1976. Uno de los que quedan de esos famosos “montos” es
Néstor Kirchner, el pana de Chávez, presidente de Argentina
aunque ya muy moderado tras una larga carrera de funcionario
público.
Lo pendular aquí expresaba también las oleadas políticas,
que en América Latina no vienen por moda, sino por problemas
mas o menos emergidos del mismo enfoque y trato de los
poderosos del mundo y de cada país, para con las enormes
masas de excluidos.
Perón y Tribilin. Lo que el chavismo ha producido en los
alineamientos políticos y sociales en Venezuela es tan
parecido a otros movimientos en la América Latina, de otros
tiempos, que resulta imposible no compararlos.
La utilidad de esas comparaciones radica en descubrir que
hay fatalidades sobre como terminaron TODOS, para vislumbrar
como terminará el engendro de la V República o se
transmutará en la Venezuela futura.
Si, si se puede aprender de cabeza ajena. Por lo menos los
que aspiran dirigir este país, deben ir más allá de conocer
las ociosidades del efebo Chávez en los topochales, su tema
predilecto además de cuentos sobre sus parrandas y su venta
de empanadas.
El Tribilin de la escuela de oficiales está ahora en plan,
nada mas ni nada menos, que de salvador de la humanidad del
flagelo de las guerras y de la opresión del imperio. Ese
modesto cometido se lo acaba de auto-asignar.
No podemos negar que sea un recurso en extremo extravagante
y pintoresco, digno de su megalomanía, con el que pretende
justificar su inútil viaje a los confines del planeta, que
no incluyó Corea del Norte porque le
dio culillo pasarse de maraca.
Es tal el lío en que se metió y nos ha metido Chávez, que a
veces pienso que se va a esos largos viajes con la esperanza
que lo llamen para decirle que un
coup d'état
lo sacó del juego. Cavilaría entonces, como en un sueño de
borracho, que esto le evitaría dar cuenta a los venezolanos
por todos sus dislates.
Si esa hipótesis, por ahora, es sólo una ilusión amarga,
existe otra que por ser muy real y terrenal no puede dejar
de interesarnos: los chavistas, como los peronistas de los
años setenta empiezan a caerse a tiros…vuelve la esperanza.
Ya conoceremos sobre lo importante que el chavismo sea una
pobre caricatura del Peronismo. Nuestro líder de la gran
batalla mundial contra el imperio, siendo un Perón de
utilería, hace responder a sus huestes con las mismas
motivaciones de aquel y a su misma vocación histórica
suicida.
En la comprensión cabal de estos fenómenos se encuentran no
pocas soluciones de nuestros enigmas sobre el futuro
inmediato.
El péndulo no encierra misterios como los de la pirámides,
es sólo una visión gráfica de que los extremos convocan a
otros extremos y que en el recorrido que hacen las
situaciones políticas de esas naciones, entre las cuales
estamos ahora, de un limite a su contrario y opuesto, no se
perciben con claridad los matices de cada posicionamiento,
de los protagonistas del choque inevitable, otra vez, en
nuestro calendario futuro.
Los espectros de viejas, actuales y nuevas discusiones por
venir enredan todo. Y quienes no entienden, solo profieren
maldiciones para intentar sustituir con intemperancia y
vulgaridad de fanáticos el campo donde deben imperar más que
nunca las razones.
franceschi1947@gmail.com
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