Solo
quien no tenga ambiciones políticas personales, puede
abordar este tema con absoluta transparencia e independencia
de criterio.
Opinar sobre la
cuestión militar equivale a riesgo. Es como opinar a fondo
sobre los medios de comunicación. Ambos son parte de los
llamados poderes fácticos, que ejercen una potestad de veto
de hecho contra todo el que vulnere sus intereses, así como
para premiar mientras pueden a aquellos que hacen de su
cerebro una prolongación neural de quienes constituyen las
élites de ambas castas.
Líbreme Dios de
tocar y en esta etapa menos, los intereses de los grandes
medios, sometidos al chantaje del bárbaro gobernante y andar
de librepensador generando entredichos. Eso sencillamente
puede ser usado contra la oposición y por eso me callo.
Los medios
constituyen uno de los escasísimos recursos que quedan al
país democrático para defenderse, al pueblo para sus
denuncias y por supuesto a la élite política que aspira
dirigir la nación en el poschavismo.
Esto puede ya no
ser hipótesis, sino una realidad viviente, desde los
próximos meses, si sigue derrumbándose la capacidad del
régimen para imponerse mediante fraude electoral y dar
continuismo al agente cubano que funge de Presidente a veces
de visita en el país.
A la pregunta
del título, responderé sin ambages que Manuel Rosales en la
Presidencia, no puede aspirar a ir mas allá de una reforma
de depure el actual estamento militar que exhibe esa obscena
predominancia partidista del chavismo.
El cúmulo de
tareas que deberá enfrentar Rosales es sin embargo de una
amplitud impresionante. Antes incluso de ir al fondo del
tema militar, el nuevo gobierno debería enfocar su atención
fundamental sobre la seguridad personal, el empleo, parar la
corrupción y recuperar la confianza internacional en la
seriedad del país.
(Posdata 1)
Muchos de esos
temas, que atienden a la convivencia social y a la
recuperación de la gobernabilidad, pondrán en segundo plano
la regeneración de las FFAA, por cuanto ningún presidente
electo democráticamente, y sometido a graves presiones, en
una transición de régimen, puede mover mucho el cotarro
militar, sin asumir riesgos importantes que le desplacen de
sus centros de interés, que sobraran mas acá y mas allá del
tema militar, para superar los entuertos dejados por el
chavismo.
Pero a riesgo de
ser inoportuno abordaré el tema, porque de esto, aunque no
se hable públicamente, dependen demasiados desarrollos y si
está entre ceja y ceja de quienes piensen en los temas del
poder político.
Por carecer de
la más elemental visión de poder, el Dr. Carmona, por
ejemplo duró 24 horas de tambaleante autoridad dada la
debilidad espantosa en el manejo del tema militar y en otros
aspectos fundamentales del poder político, como son la
consideración del conjunto de intereses políticos en juego
desde la sociedad civil.
No alcanzo a
visualizar como será la transición, mejor dicho, que nivel
de profundidad tendrán las correcciones, para erradicar los
vicios dejados por el chavismo y aprovechar de modelar un
tipo de Estado moderno, mucho más pequeño aunque de mucha
mayor eficiencia.
Y es allí donde
el tema tabú que me preocupa está en el centro de los
debates de quienes quieran ver a mediano plazo, los nuevos
desafíos para quienes ocupen el liderazgo del país, mas allá
de la tormenta inicial, que implicará la sustitución del
chavismo a la cabeza del Gobierno, del Régimen y del
Estado.
Relevar al
chavismo del Gobierno implica contar con la mayoría de las
FFAA que en principio deberían optar por una solución
política, no traumática.
Una vez ganada
por Manuel Rosales las elecciones, la cúpula militar deberá
decidir esa noche del 3 de diciembre si acompaña o no a
Chávez en su alocada y funesta empresa de mantenerse en el
poder, mediante un fraude que lo ilegitima de ipsofacto.
Si las FFAA
optaran por convalidar el fraude, deben saber entonces que
han de prepararse para reprimir masivamente y sostener una
dictadura de matachines y que ello las hará estallar en
segmentos, que desencadenarán una guerra civil, que por
supuesto contará sus primeros miles de muertos sobre todo en
esas divididas FFAA.
Además quienes
asuman la infamia y la felonía, de respaldar las huestes del
gobierno fraudulento, deben tener la seguridad de que ante
uno u otro escenario, terminarían en un proceso de
disolución y el enjuiciamiento y condenas, sin impunidad
posible, para todos los responsables de crímenes por
represión sangrienta.
Quienes
acaricien la quimera de que pueden sostener el chavismo
mediante una guerra interna y ganarla, deben conocer que, al
precio que sea, ese conflicto se regionalizará en cuestión
de días y el frente democrático, además de su mayoría
aplastante en la población, terminará contando para decidir
con recursos bélicos 10 a 1, mas fuertes que un gobierno de
corruptos militaristas fraudulento y bloqueados hasta su
inanición.
Esto lo afirmo
tajantemente, por si alguien tiene la duda que una guerra de
sistemas sociales y tipos de Estado la gana en Venezuela un
representante, como el Gallineitor, de los residuos del
medioevo fanático del sector islamista integrista y de
emisarios de Kim Jong il, del norcoreano del otro lado del
planeta.
De una vez les
digo, a los chavistas que quieran defenderle las fortunas
mal habidas de quienes les mandarían a la guerra, que
tampoco cuenten con Cuba.
El moribundo
régimen comunista que agoniza con Castro, ni de vaina pone
en peligro los disfrutes alcanzados con la plata venezolana
y el pronto deceso del tirano señala el comienzo en grande
de la TRANSICIÓN, con los cubanos de Florida, para
reconstruir el capitalismo cubano.
El día del
carajo en la tarde, se interesaran los chulos del régimen
castrista feneciente en una guerra regional promovida por
este locoide sabaneitor.
Si las FFAA
aciertan en gran mayoría a defender los resultados
electorales a favor de la democracia, perderá muy poco en la
etapa siguiente, solo de reajustes sobre y del estamento
militar.
El Estado bajo
la conducción de Rosales, no puede evitar una rápida Reforma
Constitucional, que por vía referendaria o de convocatoria
anticipada a una nueva Asamblea Nacional, a la que se le
otorguen Poderes Constituyentes, remodele el régimen donde
debe quedar establecido, taxativamente, que las funciones
civiles se separan absoluta y totalmente de las funciones
militares, que los militares se subordinan al poder civil y
que todos sus actos son supervisados por los poderes
electos de la República en particular el Congreso. Sus
presupuestos vuelven a ser auditables y no se deja rastro
alguno de preeminencia de lo militar sobre lo civil, en
ningún campo de la acción del régimen.
Pero Venezuela
no se modernizará y abrirá sus perspectivas para convertirse
en una nación del primer mundo, si no acomete una total
transformación de su Estado.
Los ámbitos del
Estado son 10 veces superiores a los del Régimen que lo
expresa organizadamente y 100 veces más extenso y profundo
que el Gobierno que transitoriamente lo representa.
Cuando se habla
de transformaciones drásticas, para construir sobre nuestro
espacio geográfico otro tipo de Estado, me refiero a otra
realidad social, política, económica, cultural y por
supuesto MILITAR, que implicarían enunciados, propuestas y
discusiones mucho más detalladas que las que pretende este
artículo.
(Posdata 2)
Tenemos dos
opciones fundamentalmente distintas para resolver
estrangulamientos históricos en nuestra organización social
y estatal.
Muchos sueñan
con implantar un tipo de sociedad organizada en base a un
Gobierno, Régimen y Estado de despotismo ilustrado, tipo
Pérez Jiménez, en su visión de eficiencia y promoción
económica, y creen que marcharía, aunque se obligue a
respetar regulaciones severas sobre derechos humanos, amen
de arbitrios y cuerpos legales con serios impedimentos
contra la corrupción.
Se piensa en
esta hipótesis a sabiendas que tal régimen se haría
inviable, a no ser que funcione con mecanismos realmente
inéditos, con auto limitaciones en el régimen electoral,
anulación en términos prácticos de libertades de
información, organización, protesta, etc. etc.
La piedra de
tranca, para hacer o no viable esta, o cualquier otra opción
de tipo autoritaria, siempre como hipótesis de análisis, e
implantar y darle permanencia además de cierta legitimidad
de asiento social, es que siempre se necesitaría un cuerpo
militar de gran autoridad al cual se subordine el país
entero.
La cultura
democrática de vehemente crítica y protesta, contrasta
contradictoriamente con los rasgos autoritarios, casi
innatos, en todo funcionario venezolano al ser investido del
menor poder discrecional.
Estos dos, casi
fundamentos, de la cultura política nacional acabarían en
poco tiempo con un ensayo de naturaleza autocrática.
Solo aumentando
“el grado de despotismo, en detrimento del ilustrado” podría
sostenerse, pero lo más probable es que termine siendo CERO
ilustrado y CIEN POR CIENTO despótico.
Quizás estamos
“condenados”, para infinita suerte nuestra, en seguir
viviendo -o volver a aprender- democracia, que a diferencia
de lo que muchos creen, si puede generar ORDEN y
racionalidad, en la conducción de los asuntos públicos, o
por lo menos que estos no estorben al progreso social, como
en los últimos 15 años.
Pero una de las
precondiciones para rehacer la convivencia democrática y
reencaminarnos a su perfectibilidad y eficiencia, radica en
reconstruir las FFAA nacionales o eliminarlas.
Planteo la
eliminación ex profeso, para que quienes leyendo esto dentro
de las FFAA, perciban la gravedad de lo que tiene planteada
la Republica, una vez que las cúpulas militares dejaron o
terminaron de gangrenar a las FFAA venezolanas.
No se trata de
mejoras o reformas, o dejar las cosas como están y hacer
algunos retoques luego de sustituir a los jefes militares
más conspicuos de este septenio chavista de putrefacción de
las FFAA.
El nuevo Régimen
que deberá sustituir al Puntofijista podrido al extremo por
Chávez y su casta AUDI, tiene que asumir la reconstrucción,
desde casi CERO, de las FFAA.
Dentro de una
nueva concepción estratégica de la defensa nacional, las
FFAA no pueden seguir siendo concebidas y mantenidas en plan
de haraganes sustentando un régimen que favorece la casta de
oficiales adeptos al mandamás de turno.
El conflicto
real que padece el país está en su frontera occidental y no
es precisamente con el Estado colombiano sino con fuerzas
disolventes y subversivas, que afectan a ambos Estados y nos
permiten ganar en eficiencia, con una sólida asistencia
mutua con las FFAA de Colombia, en lugar de suponer una
innecesaria rivalidad estratégica.
Las armas
misilísticas y de aviación de combate, asistidos por un
amplio sistema de radares de alta tecnología, mas todas las
fuerzas de blindados, inexplicablemente emplazados hoy a 800
Km. de la frontera, serian suficientes como elementos
permanentes de disuasión, contra cualquier aventura
procedente del Estado colombiano, si algún accidente
ocurriera allí, en la elección, o usurpación del poder, por
parte de un gobierno belicista. Pero salvo para
resguardarnos ante la más rara de las hipótesis, la
soberanía territorial deberá por una década o mas hacer
énfasis en la extirpación del delito de narcotráfico,
guerrillerismo y bandolerismo, que devuelvan la paz y
seguridad en nuestras fronteras.
El 90% de las
instalaciones de permanencia militar deben estar en zonas de
frontera. Todas las bases del centro del país y
particularmente las de Caracas, Maracay y Valencia deben
salir de allí, donde solo sirven para andar de desfile en
desfile o como disuasión de guerra civil contra nuestra
propia población.
Los nuevos
efectivos deberían ser parte de cuerpos de elite, con
altísimo standard de entrenamiento y con armas de última
generación.
La mayoría de
esos soldados serían profesionales, con excelentes
condiciones de protección social y de alto nivel de
adiestramiento en armas sofisticadas, lo que supone un buen
nivel cultural promedio.
El arsenal de
ese Ejército Profesional, estaría diseñado para la guerra
irregular de frontera, labores de inteligencia y total
movilidad aerotransportada.
Las bases aéreas
y misilisticas, con el personal de alta calidad profesional
constituirían, aunque sea de muy pocos miles de efectivos,
una fuerza de disuasión suficiente para resguardo de la
soberanía.
Las fuerzas
estrictamente militares pueden suponer un número máximo de
unos 10.000 efectivos es decir 15 veces menos que ahora. Así
en lugar de una pesada carga burocrática y parasitaria, que
solo prepara desfiles con 10.000 oficiales que dirigen un
contingente de bajísimo nivel cultural, se ahorrarían las
enormes cifras erogadas que en cambio servirían para, en muy
buena parte, elevar la calidad y sofisticación del
armamento, la calidad de la preparación educativa,
profesional y tecnológica de todo el contingente y en
mejorar sustancialmente, en base a méritos y riesgos, su
protección social y las de sus familias.
Ese es un
ejercito 100% distinto al actual, vagueando en las grandes
ciudades del centro, convertido en masa de maniobra de los
distintos gobiernos, que lo usan como un ejército de
ocupación o para la guerra civil como fue el caso del 27 de
febrero de 1989.
Hay que acabar
definitivamente con los equívocos sobre la naturaleza de la
GUARDIA NACIONAL. La Guardia por mayor exposición cotidiana
al trabajo de mantenimiento del Estado deberá recibir tantas
o más consideraciones que las de los otros cuerpos
militares. Cuando ejerzan funciones estrictamente ligadas al
ámbito civil, sus efectivos deberán recibir todas las
ventajas del personal civil, afectado a esa área específica,
como el Seniat, rentas, aduanas, resguardos, aeropuertos,
vigilancia forestal etc.
Los cuerpos de
seguridad ciudadana, antimotines, orden público, policía
antinarcóticos etc. deberán percibir primas de acuerdo a
riesgos o sacrificios por la naturaleza de funciones y
cualquier otra consideración de estímulos y
gratificaciones.
La inútil
discusión sin fin sobre una policía nacional debe terminar y
concebir el grueso de esas funciones y atribuciones para
entregárselas a la Guardia Nacional como ejecutora de tales
tareas.
Ante las
suspicacias reales o caprichosas, que despierta en las
otras fuerzas militares la edificación de un poder muy
grande de esa Guardia Nacional, susceptible de desplegar
una influencia mayor sobre el Estado y el gobierno,
deberíase suponer preventivamente un control del poder civil
aun mas cotidiano y segmentado, sobre esas atribuciones de
la Guardia concebida como Gendarmería Nacional.
La autoridad
máxima por ejemplo radicaría no en el Comando de esa
Guardia, sino en el Ministerio del interior y Justicia.
Toda esa basura
teórica y de diseño sobre GUERRA ASIMETRICA deberá tener un
destino apropiado, el cesto.
La construcción
de un Nuevo Estado que obtenga, aprovechando su novedad de
implantación, lo mas avanzado del mundo, que pueda funcionar
en nuestro país, sería la única manera de saldar cuentas
históricas con el chavismo, como forma bastarda de régimen y
con las causas que lo engendraron en las deformaciones
agudas que ya eclosionaban del régimen democrático bajo
sistema de partidos clientelares.
Si a la caída
del chavismo no estamos preparados para estos grandes
virajes históricos, sencillamente seguiremos dando tumbos,
realmente no me imagino bajo que mezcla de lo peor y no de
lo mejor de nuestras tradiciones.
Lo que se impone
como inevitable es rehacer el Estado y podrán imaginarse
amigos, que sobre este tema hay infinidad de aportes, dignos
de tomarse en consideración, porque adoptar un nuevo Estado
debe ser la obra de toda la nación, aunque su propuesta
defensa y aplicación, responde obviamente a una élite lúcida
y modernizante.
Eso es lo mas
difícil de lograr si se rinde tributo a los poderes fácticos
de todo genero, porque para lograr estos grandes objetivos,
son muchos los intereses que habrá que consensuar, pero
mayores aún los que habrá que obviar, enfrentar, disminuir o
liquidar.
No nos quepa la
menor duda sobre la complejidad de las tareas, pero al país
le sobran talentos para asumirlas, también por supuesto en
las filas militares.
(Posdata 1) Son
demasiados los desajustes institucionales y solo su lista se
haría interminable. Anotemos la falta de equilibrios y la
necesaria reconstrucción de la independencia y colaboración de
poderes públicos, corrección de graves ilegalidades,
reconstitución del estado de derecho, de la seguridad
jurídica, derrota al hampa desbordada, recuperación de la
confianza en las instituciones, reconstrucción de las
relaciones entre el Estado y la Iglesia, recuperación de
activos de la República cuyos bienes muebles e inmuebles
fueron presas de latrocinios inenarrables, reconstrucción del
régimen de descentralización, lucha contra la inercia del
peculado que infectó de arriba abajo toda la administración
pública, reponer todas las formas licitatorias para
construcción, compra y contratación de bienes y servicios por
parte del Estado y reconstrucción de la juridicidad sobre
Salvaguardas y restitución de derechos de carrera
administrativa, también de meritocracia en PDVSA,
reconstrucción de la identificación de los venezolanos y
regulación de identidad de extranjeros, recuperación de las
fronteras y particularmente la occidental perdida a manos del
hampa , el narcotráfico y la narcoguerrilla. Hay que superar
el desorden fiscal, la destrucción de la infraestructura, el
desorden inaudito en el régimen presupuestario, las
aberraciones diplomáticas, el asfixiante estatismo en la
economía, el desastre del estallido administrativo, gerencial
y de desinversión masiva de PDVSA, endeudamientos macabros,
déficit sociales en todos los órdenes, necesaria e
impostergable recuperación industrial, disminución drástica de
economia de despilfarro importador y un largo etc.
(Posdata 2)
Rehacer la base
jurídica del Estado para insertar a fondo el país en la
globalización capitalista del mundo, implica rehacer todo el
aparato educativo, para alcanzar el pleno empleo, en base a
competencias de una población con mano de obra calificada y
profesionalizada, a partir de inducir la economia mediante
gigantescas inversiones nacionales y foráneas a producir
quince o mas millones de barriles diarios de crudos
transformados, alcanzar un potencial de producción
petroquímica en unos 200 o mas productos, de los 5000 que se
producen en el mundo, en lugar de los 30 que actualmente se
procesan y dirigirnos, con alta competitividad, a una
industrialización en rubros de alto consumo energético,
aprovechando nuestras enormes ventajas comparativas, que nos
garanticen espacios firmes en el marcado mundial, son entre
otros temas y materias pertinentes de discusión, con nuestro
sector privado para que ayude a liderar esa transformación de
fondo del estado, hacia la economia productiva de exportación
masiva y de pleno empleo. El Estado
tiene que ser capaz de proporcionar mediante los Fondos de
Pensiones, compartida con el sector privado, una
transformación radical de la calidad de vida de los
venezolanos. El solo esfuerzo nacional
para resolver en pocos años el déficit de los dos millones de
viviendas, o la transformación educativa, en el sistema de
salud, sistema de justicia, régimen penitenciario, leyes y
reorganización policial, en la multiplicación de la red vial
por ley de concesiones etc., o la lucha implacable para
erradicar la corrupción administrativa mediante la auditoria
publica, por cualquier ciudadano, en tiempo real mediante la
publicación de todos los mas insignificantes ingresos y
egresos y su motivación, beneficiario, licitaciones etc. todo
publicado en Internet, asequibles al público, como mandato
constitucional, con graves penas, incluida la remoción
inmediata de funcionario en caso de infracción etc. implicaría
reformas de forma y de fondo en toda la administración
pública.