Yo
no tengo la menor duda que Chávez representa ahora sólo una
minoría en el país, inferior incluso al 20% de la población.
Puede llegar a 50% si la oposición se vuelve a pelar, por
ejemplo con el abstencionismo, o manteniendo dos candidatos
hasta diciembre.
Se
viene hablando de una corriente política nacional muy
fuerte, subterránea, sin morfología ni rostros, puesto que
se suponía animada por líderes oficialistas emboscados y
encapuchados, que los periodistas llamaron: “Chavismo sin
Chávez”.
Yo
creo que esa expresión o designación es equivocada. Lo
que si existe es: “Chavistas rompiendo con Chávez”.
Esto si es una realidad palpable y Benjamín Rausseo es el
símbolo que escogieron esa multitud de votantes que día a
día desertan del campo gubernamental hacia lo que el Conde
llamó: “el centro del lomito”.
El
electorado está apartándose de esquemas tradicionales, de
clasificación de izquierdas, derechas y todo ese arsenal
terminológico de divisiones entre los venezolanos.
Eso sólo puede tener algún interés académico, pero ninguno
para reunir en el discurso a la familia venezolana más allá
de las ideologías.
Benjamín Rausseo es una persona de valores, ideología y
práctica de vida, ajena al presidente y de hecho enfrentada
a este, aunque en forma muy distinta a las características
de la oposición tradicional.
Rausseo esta convocando a la unidad del país, a la paz y a
la reconciliación, para dejar atrás este especie de miedo y
susto cotidiano por lo que viene y por lo que ya hay.
La
mayoría de los que confiaron en Chávez se decepcionaron pero
no quieren volver a confiar en ninguna de las figuras del
pasado ni en sus pimpollos.
Benjamín Rausseo se convirtió en los barrios y entre la
juventud rebelde de todo el país, en la expresión visible
simpática e irreverente de ese fenómeno de oposición
profunda a la continuación de Chávez en el poder.
Y
es un hecho que agarró vuelo como un candidato de grandes
posibilidades de triunfo, si aquí se imponen elecciones
limpias y se derrota el fraude del CNE chavista.
Rausseo es el candidato de chavistas rompiendo con Chávez.
El ayer votante por Chávez, ya no quiere al presidente y
detesta verse defraudado una vez mas por los políticos que
no aciertan en desarrollar el país, habiendo tenido tantos
recursos para ello, y censuran con rabia infinita que los
parlanchines del gobierno, como a aquellos que le recuerdan
los de la oposición.
El
pueblo llano los identifica a todos como aspirantes a ir al
gobierno solo para robarse esos inmensos recursos, que son
del pueblo y no de los corruptos de cualquier signo.
Se
le llama antipolítico pero es el reflejo más profundamente
político que constatamos hasta sin mediciones.
La
oposición tradicional, para llamarla de forma benévola,
insiste en creer que bastan los mecanismos propios de la
vieja democracia y ardides de propaganda efectista, para
cautivar de nuevo al electorado, por ejemplo llamando a
votar por el Gobernador del Zulia, el señor Manuel Rosales
y su obra de gobierno eficiente.
Mientras tanto, es un hecho, y es lo único interesante de
todas las encuestas publicadas desde hace un año o más, que
Chávez y la oposición tradicional, donde se incluye a los
grandes medios, sólo reflejan una MINORIA del país.
Chávez representa un 15 % duro y la oposición un 10 % de
atrincheramiento también duro.
Y
el 70-75 % sencillamente se apartó de esos dilemas
desgastantes, enervantes, estresantes y sobre todo
paralizantes.
Los venezolanos en su inmensa mayoría desean un cambio
drástico, rápido, pero también pacífico, del mapa político
del país y por supuesto del poder.
La
decepción sobre Chávez es muy profunda, pero al colocar a la
gente a escoger entre Chávez y la oposición tradicional,
cuando se presionan definiciones, muchos sectores
populares prefieren irse a la abstención, o se devuelven
hacia las nuevas promesas del presidente o de sus operadores
regionales y locales que les engatusan, amarrándoles con
alguna carantoña clientelar o de conveniencias.
Esa es la mayor dificultad para convertir en mayoritaria la
candidatura de Rosales. No hay empatía con él entre grandes
sectores decepcionados con Chávez, que por cierto no podemos
identificar que sean “del chavismo”.
Fueron votantes por Chávez y aun no han roto completamente
con sus ilusiones en él, pero NO SON adherentes al carato
ideológico del presidente y menos aun de la zambumbia
comunista y al mismo tiempo patriotera, del altar de burla a
la santería, que exhibe el fanático de La Hojilla cada noche
a nombre de Chávez.
Ser del chavismo es pertenecer a la corriente de activistas
pagados para pensar adulando al líder, odiando al lado del
líder, vociferando al lado del líder, maltratando al lado
del líder y por sobre todo abusando en nombre del líder.
Ser votante de Chávez, es decir haber sido “chavista”, mas
bien se corresponde a esa costumbre que viene del pasado,
que permitía votar por X candidato pero sin abrazar
apasionadamente la ideología y poses demagógicas dictadas
por las maquinarias que estaban sosteniendo esos presidentes
o sus sustitutos.
Se
podía, sin drama, cambiar la opción de voto, sobre todo
entre AD y COPEI, por considerar que el gobierno que
terminaba lo hizo mal o bien, además por supuesto, del peso
con el que orbitaban las grandes corrientes clientelares,
manejados por los operadores locales y su importante o
menguada solvencia, según fuese su acierto para acercarse a
la opción que ganaba el poder, en cualquier nivel del
aparato de estado.
No
estoy diciendo que Rosales pierde si o si. Sólo sostengo que
la candidatura de Benjamín Rausseo tiene mucho mayores
posibilidades de imponerse contra Chávez, en una situación
particular, en que se han cambiado los parámetros lógicos de
los viejos enfoques, de la vieja clase política, ya
desplazada del poder.
Quien abandona a Chávez nunca fue del “chavismo” es decir
miembro activo de la corriente afín al pensamiento
socialista, dictatorial, castrista y aventurero en política
internacional del presidente, quizá sólo le une a él
confusamente un cierto afecto, aunque teñido de amargas
decepciones.
Ese chavista está dispuesto a creerle a un candidato
opositor, pero más le creerá a Chávez cuando pongan la
propaganda del gobernador Rosales firmando el decreto de
Carmona.
Cuando aparece un candidato como Rausseo diciendo
amablemente las mejores propuestas radicales contra Chávez,
automáticamente acerca a los votantes chavistas, no al
“chavismo” que es otra cosa aunque parezcan idénticos.
Aunque sea de abc, repitamos que se votaba por AD o COPEI
sin ser adeco o copeyano y esto era por millones. Bueno,
igual que ahora. Tenemos el mismo fenómeno pero sólo
RAUSSEO lo puso en evidencia.
Una cosa es haber votado por Chávez y hasta volver a tener
intenciones de votar por él, y otra cosa muy distinta es ser
parte “del chavismo”. Por eso se trata, repitámoslo,
candidato de chavistas rompiendo con
Chávez y no “del chavismo sin Chávez”.
¿Saben que recriminan más los pobres a Chávez? : La
demagogia sobre que es del pueblo y quiere al pueblo. Porque
no lo pueden ver, ni tocar, ni hablar con él. Los
partidarios del presidente sienten como si ahora les
tuviera asco. Los papelitos de peticiones los recogen los
funcionarios, ministros etc. Y la gente indignada les
gritan que se vayan al carajo, que ellos quieren es ver al
presidente, para reclamarle la solución a su tragedia
familiar o personal.
Aquel calor humano que sintieron del hombre fuerte que les
tendía la mano, se perdió hace años, tras una cortina de
funcionarios y escoltas que lo hacen inaccesible.
Siempre con la vaina que lo van a matar como excusa, para
perdérsele al pueblo y no tocar a nadie, ni hablar sino a
chavistas bien pagados y ensayados para la ocasión de una
aparición pública, mientras el pueblo grita a 50 – 100
metros, contenidos y apretujados tras una cadena de la casa
militar.
El
chavista decepcionado se acerca a Rausseo, lo quiere, es su
humorista predilecto y quiere oír la novedad sobre su plan
de ser presidente, le entretiene pensarlo, le ilusiona que
sea posible que alguien nacido y criado de tan abajo, pueda
llegar a la cima. Hay cero resistencia a oír el mensaje, y
entonces se establece una empatía, entre el candidato
Rausseo, a quien si le creen que quiere unir al país, y
representar por igual a chavistas y opositores adecos,
copeyanos, etc.
Rausseo no dice que hay que expulsar a Chávez, o mandarlo
preso a perpetuidad, él dice que ese señor debe descansar
porque ha viajado mucho, y que ya le tiene un nuevo empleo,
después que pierda las elecciones de diciembre, y es
mandarlo a cobrar todo lo que prestó o regaló, para que nos
lo devuelvan, porque esos reales son de los venezolanos.
Les parecerá de segundo orden, pero el que llame a Chávez
ladrón, asesino, loco, vendido a Fidel, y otras realidades;
no tiene, y quizá no tenga nunca como captar la atención del
pueblo pobre que votó por Chávez y quiere abandonarlo, pero
lamentando que el tipo les falló, que se volvió pura bulla,
que nos amarga con sus malditas guerras, que no entienden
esa botadera y regaladera de real a todo el mundo y esas
compras de inmensas fortunas en armas, pudiendo usar todos
esos recursos para calmar tantas privaciones de los
venezolanos y modernizar al país.
Mientras Rausseo permite la evolución mayoritaria del voto
de Chavistas al voto por un demócrata como él, los que
adversamos sin contemplaciones a ese chavismo de nuestras
desgracias de hoy, y las increíblemente peores que vendrán,
si el gran orate se mantiene por fraude el 3 de Diciembre,
seguiremos explicando cosas para disputarle a la maquinaria
clientelar de la sinrazón de los ideólogos del chavismo, la
razón extraviada de muchos venezolanos.
La
casta social de depredadores del chavismo son detentores
hoy de un poder gigantesco por su usufructo del aparato de
estado. Pero también existe y es poderosa la corriente
racional entre los venezolanos que rechazamos vehementemente
su basura revolucionaria que pretenden convertirla en
ideología de estado.
El
chavista que abandona a Chávez es porque nunca fue del
CHAVISMO, corriente política de vividores disfrazados de
simbologías heroicas, tramposas o pavosas.
¿A
quien se le ocurriría, la estupidez, por ejemplo, de que los
venezolanos seríamos guevaristas y llevaríamos en mayoría
franelas del Ché, el fracasado “guerrillero heroico”,
estampado en el pecho como el gordo de La Hojilla.?
¿Fue Chávez el genio que creyó que tragaríamos a Fidel como
nuestro padre espiritual, siendo que Venezuela fue forjada
en luchas por las libertades y se atraganta con ese criminal
ya senil, símbolo vivo por unos días más, de la opresión,
el totalitarismo, la penuria y la idiotez colectiva detrás
de un bicharraco endiosado, impuestos como sistema a esa
pobre isla prisión?
¿
Que país cree que dirige Chávez si jura que iremos a Irán a
defender con la sangre venezolana el delirante gobierno de
los ayatolas fanáticos persas, empeñados en desatar la peor
guerra de todos los tiempos, con el entrépito Chávez en el
medio?
Rausseo le hará a este país el mejor favor que necesitaba ya
agónicamente. Él hará posible que los chavistas de ayer e
incluso muchísimos de los de hoy, voten al lado de los que
nunca fuimos, de los que nunca tuvimos la menor ilusión,
desde el primer segundo de este gobierno disparatero.
Rausseo une a todos de cualquier procedencia que quiera
reconstruir una democracia mucho mejor que la del pasado.
Estamos en el deber de unir los esfuerzos de todos para
salir de la pesadilla. Los de la oposición tradicional que
crean poder sacar a Chávez electoralmente, imponiéndole
elecciones limpias, hoy cuesta arriba, no tendrán quizá otra
opción que trabajar por la victoria del Conde Rausseo.
A
finales de Octubre hay que unir las fuerzas de quienes
queremos salir de Chávez.
Recuerden siempre que Rausseo se ofrece como un presidente
sólo de transición para sacar el país del atolladero
político y de este vendaval de odios y aventuras en que nos
metió el héroe de los topochales de Sabaneta.