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La revolución tiernita ya está gangrenada
por Alberto Franceschi  
miércoles, 6 septiembre 2006

 

La expresión usada por el vitalicio, para arrullar su obra “tiernita” de 7 años, al compararla con la piltrafa cubana de Fidel que ya  tiene 47,  se le olvidó el pequeño detalle  de verificar si ambos procesos son igualmente sólidos de origen, fundamentos, y sobre todo de legitimación por contragolpe como resultó la revolución en la isla prisión, a partir de la invasión a Playa Girón (1961) y la crisis de los misiles atómicos que casi desata la madre mortífera de todas las guerras, en Octubre de 1963, en medio de aquel pánico nuclear que nos mantuvo atenazada la garganta por varios días. 

Como hay que transmitir aunque sea algo mínimo de los cuentos ya viejos de la política cuando se escribe, recordemos que Playa Girón fue el intento fallido y destrozado de la resistencia democrática cubana, de invadir la isla para derrocar a Castro, con apoyo del gobierno de Kennedy, cuando éste en medio del desastre logístico inicial, sencillamente dejó que hicieran papilla a los expedicionarios. 

Fue esta opción cínica, o resignada al fracaso, la escogida como “mal menor”, en lugar de intentar una escalada de imprevisibles desarrollos que llevaba a un escenario de dura confrontación norteamericana contra un pueblo en armas y con un liderazgo, muy popular para ese entonces como era el de Fidel. 

Lo que Kennedy evitó, generó sin embargo consecuencias que tuvo que tragar USA por el resto de la vida del ahora moribundo Castro. La radicalización del proceso cubano en contragolpe,  casi justificado ante la opinión mundial, fue generada por Playa Girón. Y Chávez quiere su Playa Girón y lo busca empecinadamente. Los yanquis mientras tanto aprendieron a lidiar con algún tipo de locos. 

El Castrismo como forma Estado Socialista en Cuba era sencillamente inviable, sino hubiesen existido las implicaciones  severas dentro del escenario de la Guerra Fría, entre las mega-potencias atómicas, donde la URSS protegió como si fuera su criatura a la “tierna” revolución cubana. 

Es el fracaso de Playa Girón el que permite a Castro la liquidación física del grueso de la resistencia y pasar desordenadamente a la radicalizaron confiscatoria, hasta llegar a  las pulperías y los patios de gallinas, Y NO ESTOY EXAGERANDO. 

El proceso castrista se remata, paradójicamente de forma irreversible, en su configuración social y política del comunismo cubano, por la derrota humillante de la Unión Soviética, que retiró los misiles atómicos, contra un indignado Fidel que prefería el holocausto nuclear a esa opción. 

La  paradoja fue que  al mantenerse  el paraguas nuclear del Kremlin, protegiendo el compromiso secreto de USA de no invadir Cuba, Castro pudo seguir en sus loqueteras que solo le depararon miseria eterna a los cubanos, aislamiento internacional y conflictos hasta contra sus propios congéneres del izquierdismo mundial.  

Eran los años del guerrillerismo foquista a ultranza y del voluntarismo suicida que reventaba cada vez mas la economía cubana, aunque siempre la factura la siguió pagando Bresnev y sus sucesores, casi como para expiar la cobardía rusa durante la cuarentena de octubre del 63. Hasta que llegó el relevo 10 años después del derrumbe soviético, con Sabaneitor y su chequera dorada que convierte a Cuba en ESTADO CHULO del Banco Central de Venezuela, y al régimen  venezolano en colonia política del castrismo. 

La historia está llena de híbridos de regímenes políticos  de todas clases y el nuestro prefigura el ya conocido en la posguerra europea, aunque quizá solo lleguemos a conocer su desarrollo embrionario. Nos parecemos por lo menos en aspectos centrales a los países del este europeo que eran chuleados por los soviéticos pero además debían soportar la tutela política y militar  totalitaria del Kremlin. 

Cuba, por su revolución (1959) militar, económica, social, estatal, se convirtió en ese engendro llamado el castrismo, solo viable en una nación con muy efímeras experiencias democráticas a lo largo de un siglo de vida independiente (1899-2006). 

Suponer que el engendro bolivariano representa algo que va más allá de un desorden sostenido, con una armazón institucional en extremo precaria, por una casta de ignorantes que se enriquecen  desaforadamente, a nombre de una numerosa clientela que ya observa las iniquidades de la distribución dispareja que codicia, significa someterse o dejarse seducir por la ideología en boga de acomodarse también para agarrar aunque sea fallo, del festín de los peculadores vestidos de diablos de Yare. 

Al Chávez pretender, siquiera como ignorante, obviar la génesis del proceso cubano y venezolano convierte esta falencia de cultura política básica en parte de su propia perdición. Para este mamarracho de revolución, el único paraguas nuclear que existe es el de la hipótesis de una bombita de Irán que antes de que les ocurra probarla ya serían arrasados por Israel, su hipotética victima. 

El único indicio de astucia diplomática chavista, pero de patente casi ridícula, si se creen su propio cuento, es el de los lazos  con Rusia, la heredera del poderío nuclear soviético, y con la Bielorrusia  y su dictador, estado cliente de esta. 

¿Será que Chávez le creyó a una lucubración ya senil de Castro, confundiendo en su alzhaimer tiempos y personajes, según la cual le convenció de buscar la protección de Putin y Rusia contra USA? 

Si tal es el caso, tomando en cuenta las cifras en juego y nuestra dependencia futura de pertrechos rusos, este ignaro sabanetero definitivamente cree que, madurado con carburo como es él, en las lides mundiales y su historia, Putin dará un paso mas allá de arrancarle el brazo con to`y chequera.

 ¿Chávez no sabe acaso que en la nueva política internacional del Kremlin, este, nuestro Caribe, es considerado un lago interior norteamericano? 

¿No será que a este uniformado de cerebro, se le ocurrirá como al General Leopoldo Galtieri  creer que podía invadir las Islas Malvinas porque a la Margaret Thatcher le quedaba muy  lejos el Pacifico Sur y los  yanquis y que serían neutrales? 

Obviando esa manía por los asideros internacionales que Chávez se empeña en proponer en primer lugar de su agenda y para el país  (quizá ni tan lejos de los dictados de la época) abría que aterrizarle de mamonazo en nuestra cotidianidad, por lo menos cuando nos visita. 

La republiqueta bolivariana que Chávez cree por lo menos vitalicia para él, es tan estable que puede ser arrasada cualquier día de estos por las Guarimbas de los propios chavistas. 

La “tiernura” de la estafa revolucionaria bolivariana, (¡ que vaina como jodieron a Bolívar ¡) se funda sobre malos retoques al estado Gomecista y Adeco y para nada representa una estructura consustanciada con otro modelo de propiedad, modo de producción, relaciones de producción, armazón jurídico legal institucional y costumbres consuetudinarias, que no sean las del mas redomado capitalismo dependiente y subdesarrollado. 

A menos que se crea que las cien mil y tantas cooperativas nos depararon un nuevo modelo económico-social clandestino, del que  todavía no nos hemos percatado,  y que no eran solo, en su inmensa mayoría, sino una figura jurídica de trámite ladilloso para que los  presidentes y tesoreros se cogieran el crédito o la dádiva, configurándose una figura de latrocinio masivo de recursos públicos, habrá que creer entonces que estos tipejos gobernantes, además de tomarnos el pelo, como que son de un  nivel de imbecilidad exacerbada como para tomarse en serio ellos mismos. 

La republica socialista “tierna” ya esta gangrenada y tiene fecha de amputaciones mayores sin posibilidad de sobrevida.

 
 
 
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