Ya
se que los equivocados en grande no fueron los adecos, sino
unos adecos, al seguir con el escepticismo, pero aún así,
veamos cuanto podemos coincidir, para ver si rebajamos a
último minuto esa cifra de sustraídos, que también los
necesitamos para la gran avalancha democrática.
¿Ganar es suficiente para salir del atronao?
La suspicaz pregunta de las sesenta y cuatro mil lochas, si
es articulada en los labios casi rígidos de muchos, que han
coreado jubilosos los atrévete, acompañando la evidencia que
de forma espontánea y no carreteada y chantajeada, llenó
como nunca los más grandes espacios en la historia de las
multitudes, agolpadas para gritar por causas justas.
Sucedió lo que los escépticos habituales
jamás sospecharon: que dos tercios del país se colocaron
detrás del único gran sobreviviente del viejo régimen
democrático, para sin reivindicar aquel, negar a este
bochinche de malversadores y autócratas, porque solo así
puede interpretarse ese torrente humano gigantesco, que
quiere imponer el cambio a fecha cierta, el 3 D y que en
solo tres meses logró congregarse para esa hazaña.
Que cosa mas lógica, ¿lo debimos suponer…
no? pero no se vale aplicar la línea Chapulín de declarar
“lo sospeché desde un principio, todo lo tenia fríamente
calculado”.
Desde esta misma trinchera, de escasos
riesgos, solo fui fiel a las dos grandes conclusiones
políticas mayoritarias de 2006. Fui escéptico y lo sigo
siendo, frente al mamotreto chavista del CNE, pero también
siempre supe que la gente, exigiendo libertad y derechos lo
puede todo y por ello acompaño con entusiasmo al maracucho
que le devolvió la esperanza al país. Y no cualquier
quimera, sino la de hacer posible evitar la confrontación
general, usando el arma del voto aun en estas, las peores,
condiciones de obscenos ventajismos oficiales.
La pregunta suspicaz sobre si podremos
cobrar, surge impertinente porque se tiene la absoluta
seguridad que enfrentamos un gobernante dispuesto a darle
una patada a la lámpara para conservar el poder.
Se que no me haré famoso por repetir esta
obviedad de todos conocida, pero si quisiera ver dibujada
tranquilidad en el rostro de quienes me lean si les digo,
que con las avalanchas ya ganamos y explicaré por qué.
Lo electoral es un accidente de contabilidad
de voluntades, donde las verdaderas mayorías quedan
plasmadas de forma indeleble, no en las maquinas sino en la
movilización misma para votar y si se hace trampa al contar,
ello se devolverá como maldición contra el gobierno
responsable del fraude, haciéndolo boñiga.
Es cierto que a muchos nos angustia la
estafa. Hay incluso un líder opositor de renombres previos,
que se encerró en su terquedad, para enterrarse, con partido
y todo en el pronóstico que: el fraude va.
Me refiero por supuesto al amigo Henry Ramos
que perdió la brújula o se la botó al partido, al mantenerse
al margen del tumultuoso resurgimiento opositor.
Nunca se imaginó que era más sencillo no
meterse a adivino de calamidades y apostar a lo que hicimos
muchos, tan desconfiados como él en las marramuncias del
gobierno, pero que pudimos imaginarnos lo que hace seis
meses parecía imposible: que la voluntad de ser libre de
este pueblo no la detiene ni cien fraudes planeados por
toda clase de pillos, atrincherados en la cúpula del Estado
venezolano en estos tiempos de infamia.
Paradójicamente ese mismo partido, hoy en
catalepsia por voluntad de sus jefes equivocados, fue el que
educó al pueblo, junto a COPEI y URD en el hábito de votar y
que cuenten bien los votos. Podían darse trampillas y las
hubo muchas, pero eso de dejar un presidente como vitalicio
mediante una barrabasada, como la que han planeado los
chavistas es sencillamente imposible…imposible ahora cuando
la oposición al mostrenco nos llevará, a la inmensa mayoría
democrática a votar triunfantes, sin pararle ni a
captahuellas, ni a trapisondas electrónicas, ni a listas
fascistas y menos aun a escrutinios fabricados en el CUFAN.
Porque en realidad lo que se mide el 3 D, no
es solo la elección de presidente sino también cual sistema
político adoptamos, si será autocrático o no. En ese
escenario veremos si el chavismo terminará sus días
declarándose como fuerza que haya que expulsar del poder por
su carácter subversivo y confiscador, con su particular y
característico estilo de gobierno, o si se aviene a
coexistir en democracia como fuerza de oposición. Y es una
obviedad, pero repitámosla: todo depende de Chávez, no
porque las cosas resultarán como el decida, sino a partir de
lo que él decida y eso incluye, por supuesto, que pueda
terminar esposado y preso.
Sin embargo, la dificultad para entender a
Chávez ni siquiera pudo resolverla aquel astuto primer
Embajador yanqui en 1999, quien se largó suponiendo que “lo
mejor es fijarse en lo que Chávez hace y no en lo que dice”.
No podemos negar que le llegó cerca, pero es
que, en la ya larga ausencia de ese mismo señor John Maisto,
cada vez más encumbrado en su país, en realidad Chávez
nos hizo muchas cosas que superan en maldad lo que decía.
Pero mas allá de interpretaciones, veamos lo
que los hechos nos enseñan, cuando ya agoniza la forma de
decir lo que hace y sobre todo lo que planea hacer, con sus
nuevos dichos.
Pero ahora el pueblo, para cerrar ese debate
eterno, se ha manifestado en colosales avalanchas de repudio
mayoritario a lo hecho y a lo dicho y ese esfuerzo de
concurrir presagia la más alta votación mayoritaria por la
democracia en 8 años y por ende en toda la historia de la
República.
Si lo saco por mi atrevimiento de verme al
borde de la asfixia en la bendita avalancha caraqueña y
donde a pesar de mi pánico, pude aventurarme a permanecer
por horas apretujado y no precisamente en un lecho de amor,
sino de tumulto, eso si, solidario, imagino cuan más
sencillo será ir a votar en ordenadas colas como
acostumbramos desde 1958.
(Posdata)
Mi cuenta es sencilla, si Rosales sumó tres
millones en avalanchas y recorridos en todo el país, tiene
fácil de 8 millones pa´arriba, de votos. Los chavistas
andan por 4, los dos millones virtuales tendrán que
guardarlos en un pendriver y metérselo en el bolsillo. Y la
abstención andará por los 3 millones. Ese desvarío
abstencionista esta constituido en su mayoría por iletrados
y embrutecidos por la opresión social, hasta límites
desconocidos para el venezolano promedio. Hacen bulto en ese
número los políticamente atrasados, aun más prescindentes
que los abúlicos y amargados.
Pero la tapa del frasco serán los que se
autodesignen la espuria representación de todos con su
autobombo característico. Son sin dudas los inaterrizables
portentos del dogma, que suponen sus fuerzas como superiores
a la de las grandes muchedumbres, que por supuesto estarán
equivocadas, como también lo está la realidad misma, porque
así se ve tras la retina de su soberbia individualista. Si
ya se acabó el tiempo para convencerles, que arrastren
entonces su vergüenza.
Insisto que ya logramos el punto de
inflexión que mide el óptimo de la campaña opositora, porque
las fuerzas suficientes para ganar ya fueron reunidas, y
aunque resulte complejo explicarse, ante los que quieren ver
la mayoría evidenciada en número de votos, deberían pasearse
por el escenario de cobrar con escándalo, si sentimos que
esa mayoría si se expresó, aunque no sea contabilizada por
las Smartmatic.
Cobrar contra Smartmatic paradójicamente se
hace con actas de Smartmatic, que para hacer la trampa,
(hasta ahora hecha en las transmisiones desde los software
centrales) necesitaría que las máquinas de cada Centro de
Votación venga programada para convertir en rojo rojito, el
voto azul azulito.
Si el comando Rosales dice que ese no será
el caso y que con las actas recogidas cobramos, aun contra
un escrutinio nacional fraudulento, la tarea entonces es
recoger y juntar las treinta y tantas mil actas, para darles
el palo cochinero, así las jorgitas del CNE digan lo
contrario.
¿Reconocerá Chávez un 60-40 contra él?
Vea usted el próximo capítulo. Pero
presiento, con razones fundadas, que los mandos militares no
le apoyaran en la aventura que quiera meter al país para
quedarse porque le de la gana.
¿Nos tocaría resignar nuestras esperanzas
inmediatas a desalojarlo, si solo acumulamos menos votos que
el gran bocón? ¿Cualquiera sea su cuantía?
¿Creerá Chávez que de ganar puede seguir con
el absurdo de gobernar contra medio país?
Algunos sabemos, aunque sepamos que ni
remotamente gallineitor conozca lo que escribimos y menos
aún que nos haga caso, que Chávez se debate en un mar de
dudas, sobre todo con la pelona llevándose en Cuba a su
cerebro estratégico, pensando si debe irse o hacer trampa:
esa es fácil detectarla es la de bulto; entre irse y hacer
ingobernable el país o resignarse a esperar un nuevo chance
futuro, apostando al fracaso de Rosales, como fue el caso de
los gobiernos democráticos nicaragüenses, que dada su
incapacidad manifiesta despejaron el camino para la vuelta
de Ortega y los sandinistas, voto a voto.
Y la más improbable pero que en política no
puede descartarse, porque la realidad es testaruda e impone
conductas insospechadas la víspera, es que Chávez gane
legalmente, Rosales lo admita, después de una exhaustiva
auditoria de los escrutinios, que pueden durar uno o dos
días y Chávez cambie radicalmente el discurso y accionar
sectario de su gobierno pensando que solo así puede llegar a
los seis nuevos años que se le otorgan democráticamente.
Esta última bucólica tesis, es contrastada
con la aun más probable, que sintiendo que su triunfo, así
sea precario, es un mandato expreso para seguir en sus
andanzas de aprendiz de tirano, se lance a la desproporción
de querer imponernos su sistema rojo, rojito a los
trancazos. Es ese caso no le arriendo la ganancia a Chávez,
porque si actúa así, recibirá las paladas de tierra sobre su
tumba política, que abría logrado evitarse con estas
elecciones llenas de ventajismos groseros para ganarlas,
pero que nunca constituirán un mandato para llevarnos
nariceados a un esquema dictatorial comunistoide de
gobierno.
Prefiero un millón de veces que Chávez
amanezca con los ojos como un dos de oro, pensando en esas
disyuntivas, por habernos atrevido a movernos por millones
tras la quimera, ahora no tanto, de derrotar su fraude y ver
un presidente demócrata electo el 3 D, que aquella
alternativa fatalista de los abstencionistas, de
imaginarnos como un país de mayoría en oposición, pero en
medio de un plebiscito donde indujéramos a una probable gran
abstención, que sencillamente le hubiera permitido a Chávez
dormir a pierna suelta, soñando con su monarquía roja,
rojita, como sus amigos de Corea del Norte, Siria y de
Cuba sobretodo, que sigue siendo su sueño dorado, su ideal
de autocracia.
Porque es ese su Nirvana, verse estirando la
pata, pero muerto de viejo en el poder y dejar a Adán, que
aunque un par de años mayor, se le notan mas los placeres
del poder, en su rostro despreocupado que los sinsabores que
consumen al comandante, obligado a decir cada vez mas
disparates y a berrear entusiasmos, para simular confianza
en un futuro de mandato sin oposición, que vuelve a no darle
cuartel.
Amigos dirigentes de AD, esta vez se
equivocaron en grande, nos pasa a los humanos, ojala por lo
menos el Partido se salve del disparate de haberle enajenado
el grandioso escenario de compartir el atrevimiento de ganar
al lado de las grandes mayorías, porque así tengan razón y
el gobierno ponga su enorme plasta fraudulenta, la vista no
va a dirigirse a los ausentes, así sean agudos y honorables,
sino a los grandes presentes del intento de haberlo querido
evitar, porque la democracia se salva con actos de millones
y no con pronósticos de decenas así sean sabios y
clarividentes.
Porque lo que ha quedado demostrado, de una
vez y déjenme cobrar rapidito, antes del 3 D, es que con una
propuesta electoral se movilizó la mayoría nacional,
mientras que con la abstención, que de hecho propugnan al
negarse a ser un factor de apoyo abierto y directo a la
candidatura de Rosales, solo arrumábamos unas lamentaciones
caseras de contabilidad inútil.
Atrévanse, le quedan horas a Chávez y horas
a ustedes para descubrir a plenitud el tamaño de la
equivocación de no compartir el triunfo con Rosales y el
pueblo.
Posdata única
Le
tengo terror, desde chiquito, a los empujones de turba,
desde que estaba en la cola amontonada del Cine Principal
de mi pueblito, para ver los Bandidos de Río Frío con
Tony Aguilar, o el Médico Asesino, un luchador justiciero
de quien nunca supe su identidad de enmascarado. Pero mi
pánico máximo era durante aquellas películas gratis en el
descampado de la plaza Sucre, donde la diversión
predilecta era “arrempujar” desde atrás, para provocar,
con el montón de infelices que caíamos unos sobre otros,
los chillidos, maldiciones y mentás de madre del caso.
Traigo esto a colación para desmentir la fábula, de un
tarifado que escribió en el periódico único de Cuba “Gramma”,
quien dijo que en la Avalancha de Rosales, solo se olían
los perfumes caros y se apreciada el pasear exhibicionista
de formas redondeadas y/o turgentes con siliconas.
Les confieso que tengo muy buen olfato de rechazo
alérgico a los perfumes y hasta reconozco de lejos algunos
de ellos y de esa gentará, no salían ni perfumes, ni vahos
malolientes, porque gracias a Dios en este país
conservamos, a diferencia de Europa, aquella rara
costumbre, según describió un cronista de Indias “y estos
indígenas tienen el extravagante hábito de bañarse todos
los días y hasta varias veces en una jornada.”, Así que en
la enorme pelota humana en la que osé meterme, solo se
sentía una tremenda falta de oxigeno, que se acentuaba
subiendo la temperatura. Les aseguro además que lo que no
pude descubrir es la diferencia entre roces de silicona o
de protuberancias genuinas, y había muchas. Entonces me
pregunto ¿como supo el tarifado del Gramma cuando era de
una o de otra, si el andaba en el helicóptero?
franceschi1947@gmail.com