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AD se equivocó en grande
por Alberto Franceschi  
viernes, 1 diciembre 2006

 

Ya se que los equivocados en grande no fueron los adecos, sino unos adecos, al seguir con el escepticismo, pero aún así, veamos cuanto podemos coincidir, para ver si rebajamos a último minuto esa cifra de sustraídos, que también los necesitamos para la gran avalancha democrática.

¿Ganar es suficiente para salir del atronao? La suspicaz pregunta de las sesenta y cuatro mil lochas, si es articulada en los labios casi rígidos de muchos, que han coreado jubilosos los atrévete, acompañando la evidencia que de forma espontánea y no carreteada y chantajeada, llenó como nunca los más grandes espacios en la historia de  las multitudes, agolpadas para gritar por causas justas. 

Sucedió lo que los escépticos habituales jamás sospecharon: que dos tercios del país se colocaron detrás del único gran sobreviviente del viejo régimen democrático, para sin reivindicar aquel, negar a este bochinche de malversadores y autócratas, porque solo así puede interpretarse ese torrente humano gigantesco, que quiere imponer el cambio a fecha cierta, el 3 D y que en solo tres meses logró congregarse para esa hazaña.  

Que cosa mas lógica, ¿lo debimos suponer… no? pero no se vale aplicar la línea Chapulín  de declarar “lo sospeché desde un principio, todo lo tenia fríamente calculado”.

Desde esta misma trinchera, de escasos riesgos, solo fui fiel a las dos grandes conclusiones políticas mayoritarias de 2006. Fui escéptico y lo sigo siendo, frente al mamotreto chavista del CNE, pero también siempre supe que la gente, exigiendo libertad y derechos lo puede todo y por ello acompaño con entusiasmo al maracucho que le devolvió la esperanza al país. Y no cualquier quimera, sino la de hacer posible evitar la confrontación general, usando el arma del voto aun en estas, las peores, condiciones de obscenos ventajismos oficiales. 

La pregunta suspicaz sobre si podremos cobrar, surge impertinente porque se tiene la absoluta seguridad que enfrentamos un gobernante dispuesto a darle una patada a la lámpara para conservar el poder.

Se que no me haré famoso por repetir esta obviedad de todos conocida, pero si quisiera ver dibujada tranquilidad en el rostro de quienes me lean si les digo, que con las avalanchas ya ganamos y explicaré por qué.  

Lo electoral es un accidente de contabilidad de voluntades, donde las verdaderas mayorías quedan plasmadas de forma indeleble, no en las maquinas sino en la movilización misma para votar y si se hace trampa al contar, ello se  devolverá como maldición contra el gobierno responsable del fraude, haciéndolo boñiga.  

Es cierto que a muchos nos angustia la estafa. Hay incluso un líder opositor de renombres previos, que se encerró en su terquedad, para enterrarse, con partido y todo en el pronóstico que: el fraude va.

Me refiero por supuesto al amigo Henry Ramos que perdió la brújula o se la botó al partido, al mantenerse al margen del tumultuoso resurgimiento opositor. 

Nunca se imaginó que era más sencillo no meterse a adivino de calamidades y apostar a lo que hicimos muchos, tan desconfiados como él en las marramuncias del gobierno, pero que pudimos imaginarnos lo que hace seis meses  parecía imposible: que la voluntad de ser libre de este pueblo no la detiene  ni cien fraudes planeados por toda clase de pillos, atrincherados en  la cúpula del Estado venezolano en estos tiempos de infamia.  

Paradójicamente ese mismo partido, hoy en catalepsia por voluntad de sus jefes equivocados, fue el que educó al pueblo, junto a COPEI y URD en el hábito de votar y que cuenten bien los votos. Podían darse trampillas y las hubo muchas, pero eso de dejar un presidente como vitalicio mediante una barrabasada, como la que han planeado los chavistas es sencillamente imposible…imposible ahora cuando la oposición al mostrenco nos llevará, a la inmensa mayoría democrática a votar triunfantes, sin pararle ni a captahuellas, ni a trapisondas electrónicas, ni a listas fascistas y menos aun a escrutinios fabricados en el CUFAN. 

Porque en realidad lo que se mide el 3 D, no es solo la elección de presidente sino también cual sistema político adoptamos, si será autocrático o no. En ese escenario veremos si el chavismo terminará sus días declarándose como fuerza que haya que expulsar del poder por su carácter subversivo y confiscador, con su particular y característico estilo de gobierno, o si se aviene a coexistir en democracia como fuerza de oposición. Y es una obviedad, pero repitámosla: todo depende de Chávez, no porque las cosas resultarán como el decida, sino a partir de lo que él decida y eso incluye, por supuesto, que pueda terminar esposado y preso. 

Sin embargo, la dificultad para entender a Chávez ni siquiera pudo resolverla aquel astuto primer Embajador yanqui en 1999, quien se largó suponiendo que “lo mejor es fijarse en lo que Chávez hace y no en lo que dice”.

No podemos negar que le llegó cerca, pero es que, en la ya larga ausencia de ese mismo señor John Maisto, cada vez más encumbrado en su país, en realidad Chávez nos hizo muchas cosas que superan en maldad lo que decía.  

Pero mas allá de interpretaciones, veamos lo que los hechos nos enseñan, cuando ya agoniza la forma de decir lo que hace y sobre todo lo que planea hacer, con sus nuevos dichos.

Pero ahora el pueblo, para cerrar ese debate eterno, se ha manifestado en colosales avalanchas de repudio mayoritario a lo hecho y a lo dicho y ese esfuerzo de concurrir presagia la más alta votación mayoritaria por la democracia en 8 años y por ende en toda la historia de la República.

Si lo saco por mi atrevimiento de verme al borde de la asfixia en la bendita avalancha caraqueña y donde a pesar de mi pánico, pude aventurarme a permanecer por horas apretujado y no precisamente en un lecho de amor, sino de tumulto, eso si, solidario, imagino cuan más sencillo será ir a votar en ordenadas colas como acostumbramos desde 1958. (Posdata)

Mi cuenta es sencilla, si Rosales sumó tres millones en avalanchas y recorridos en todo el país, tiene fácil de 8 millones pa´arriba, de votos. Los chavistas  andan por 4, los dos millones virtuales tendrán que guardarlos en un pendriver y metérselo en el bolsillo. Y la abstención andará por los 3 millones. Ese desvarío abstencionista esta constituido en su mayoría por iletrados y embrutecidos por la opresión social, hasta límites desconocidos para el venezolano promedio. Hacen bulto en ese número los políticamente atrasados, aun más prescindentes que los abúlicos y amargados.  

Pero la tapa del frasco  serán los que se autodesignen la espuria representación de todos con su autobombo característico. Son sin dudas los inaterrizables portentos del dogma, que suponen sus fuerzas como superiores a la de las grandes muchedumbres, que por supuesto estarán equivocadas, como también lo está  la realidad misma, porque así se ve tras la retina de su soberbia individualista. Si ya se acabó el tiempo para convencerles, que arrastren entonces su vergüenza. 

Insisto que ya logramos el punto de inflexión que mide el óptimo de la campaña opositora, porque las fuerzas suficientes para ganar ya fueron reunidas, y aunque resulte complejo explicarse, ante los que quieren ver la mayoría evidenciada en número de votos, deberían pasearse por el escenario de cobrar con escándalo, si sentimos que esa mayoría si se expresó, aunque no sea contabilizada por las Smartmatic.  

Cobrar contra Smartmatic paradójicamente se hace con actas de Smartmatic, que para hacer la trampa, (hasta ahora hecha en las transmisiones desde los software centrales) necesitaría que las máquinas de cada Centro de Votación venga programada para convertir en rojo rojito, el voto azul azulito.

Si el comando Rosales dice que ese no será el caso y que con las actas recogidas cobramos, aun contra un escrutinio nacional fraudulento, la tarea entonces es recoger y juntar las treinta y tantas mil actas, para darles el palo cochinero, así las jorgitas del CNE digan lo contrario. 

¿Reconocerá Chávez un 60-40 contra él?

Vea usted el próximo capítulo. Pero presiento, con razones fundadas, que los mandos militares no le apoyaran en la aventura que quiera meter al país para quedarse porque le de la gana.

¿Nos tocaría resignar nuestras esperanzas inmediatas a desalojarlo, si solo acumulamos menos votos que el gran bocón? ¿Cualquiera sea su cuantía?

¿Creerá Chávez que de ganar puede seguir con el absurdo de gobernar contra medio país?

Algunos sabemos, aunque sepamos que ni remotamente gallineitor conozca lo que escribimos y menos aún que nos haga caso, que Chávez se debate en un mar de dudas, sobre todo con la pelona llevándose en Cuba a su cerebro estratégico, pensando si debe irse o hacer trampa: esa es fácil detectarla es la de bulto; entre irse y hacer ingobernable el país o resignarse a esperar un nuevo chance futuro, apostando al fracaso de Rosales, como fue el caso de los gobiernos democráticos nicaragüenses, que dada su incapacidad manifiesta despejaron el camino para la vuelta de Ortega y los sandinistas, voto a voto.  

Y la más improbable pero que en política no puede descartarse, porque la realidad es testaruda e impone conductas insospechadas la víspera, es que Chávez gane legalmente, Rosales lo admita, después de una  exhaustiva auditoria de los escrutinios, que pueden durar uno o dos días y Chávez cambie radicalmente el discurso y accionar sectario de su gobierno pensando que solo así puede llegar a los seis nuevos años que se le otorgan democráticamente.

Esta última bucólica tesis, es contrastada con la aun más probable, que sintiendo que su triunfo, así sea precario, es un mandato expreso para seguir en sus andanzas de aprendiz de tirano, se lance a la desproporción de querer imponernos su sistema rojo, rojito a los trancazos. Es ese caso no le arriendo la ganancia a Chávez, porque si actúa así, recibirá las paladas de tierra sobre su tumba política, que abría logrado evitarse con estas elecciones llenas de ventajismos groseros para ganarlas, pero que nunca constituirán un mandato para llevarnos nariceados a un esquema dictatorial comunistoide de gobierno.  

Prefiero un millón de veces que Chávez amanezca con los ojos como un dos de oro, pensando en esas disyuntivas, por habernos atrevido a movernos por millones tras la quimera, ahora no tanto, de derrotar su fraude y ver un presidente demócrata electo el 3 D, que aquella alternativa  fatalista de los abstencionistas, de imaginarnos como un país de mayoría en oposición, pero en medio de un plebiscito donde indujéramos a una probable gran abstención, que sencillamente le hubiera permitido a Chávez dormir a pierna suelta, soñando con su monarquía roja, rojita, como sus amigos de Corea del Norte, Siria  y  de Cuba sobretodo, que sigue siendo su sueño dorado, su ideal de autocracia.  

Porque es ese su Nirvana, verse estirando la pata, pero muerto de viejo en el poder y dejar a Adán,  que aunque un par de años mayor, se le notan mas los placeres del poder, en su rostro despreocupado que los sinsabores que consumen al comandante, obligado a decir cada vez mas disparates y a berrear entusiasmos, para simular confianza en un futuro de mandato sin oposición, que vuelve a no darle cuartel. 

Amigos dirigentes de AD, esta vez se equivocaron en grande, nos pasa a los humanos, ojala por lo menos el Partido se salve del disparate de haberle enajenado el grandioso escenario de compartir el atrevimiento de ganar al lado de las grandes mayorías, porque así tengan razón y el gobierno ponga su enorme plasta fraudulenta, la vista no va a dirigirse a los ausentes, así sean agudos y honorables, sino a los grandes presentes del intento de haberlo querido evitar, porque la democracia se salva con actos de millones y no con pronósticos de decenas así sean sabios y clarividentes.  

Porque lo que ha quedado demostrado, de una vez y déjenme cobrar rapidito, antes del 3 D, es que con una propuesta electoral se movilizó la mayoría nacional, mientras que con la abstención, que de hecho propugnan al negarse a ser un factor de apoyo abierto y directo a la candidatura de Rosales, solo arrumábamos unas lamentaciones caseras de contabilidad inútil.

Atrévanse,  le quedan horas a Chávez y horas a ustedes para descubrir a plenitud el tamaño de la equivocación de no compartir el triunfo con Rosales y el pueblo.  

Posdata única 

 Le tengo terror, desde chiquito, a los empujones de turba, desde que estaba en la cola amontonada del Cine Principal de mi  pueblito, para ver los Bandidos de Río Frío con Tony Aguilar, o el Médico Asesino, un luchador justiciero de quien nunca supe su identidad de enmascarado. Pero mi pánico máximo era durante aquellas películas gratis en el descampado de la plaza Sucre, donde la diversión predilecta era “arrempujar” desde atrás, para provocar, con el montón de infelices que caíamos unos sobre otros, los chillidos,  maldiciones y  mentás de madre del caso.

 Traigo esto a colación para desmentir la fábula, de un tarifado que escribió en el periódico único de Cuba “Gramma”, quien dijo que en la Avalancha de Rosales, solo se olían los perfumes caros y se apreciada el pasear exhibicionista de formas redondeadas y/o turgentes con siliconas.

 Les confieso que tengo muy buen olfato de rechazo alérgico a los perfumes y hasta reconozco de lejos algunos de ellos y de esa gentará, no salían ni perfumes, ni vahos malolientes, porque gracias a Dios en este país conservamos, a diferencia de Europa,  aquella rara costumbre, según describió un cronista de Indias “y estos indígenas tienen el extravagante hábito de bañarse todos los días y hasta varias veces en una jornada.”, Así que en la enorme pelota humana en la que osé meterme, solo se sentía una tremenda falta de oxigeno, que se acentuaba  subiendo la temperatura. Les aseguro además que lo que no pude descubrir es la diferencia entre roces de silicona o de protuberancias genuinas, y había muchas.  Entonces me pregunto ¿como supo el  tarifado del Gramma cuando era de una o de otra, si el andaba en el helicóptero?

franceschi1947@gmail.com

 
 
 
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