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Los
militares
del
péndulo de
Poleo
por Alberto Franceschi
jueves, 1
junio
2006
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Cada
vez que alguien escribe algo sobre los militares se arma la
sampablera para competir quien les escupe más y les injuria
más soezmente.
El amigo Poleo en algunas ocasiones se ha referido, hasta
con amenidad y maestría, sobre las sorpresas que puede aún
reservarnos el medio ambiente militar, por llamarlo de
alguna manera.
Cada vez que se juzguen los argumentos sobre las
interrogantes e intenciones de los cuarteles, recordemos que
nada ayuda a comprender que pasa en ese coroto si nos
limitamos a lanzar a los uniformados toda clase de
improperios por sus cobardías de ayer y de hoy.
Lo que se mueve en los cuarteles no depende, oh sorpresa, de
cobardías genéticas y para nada de la capacidad de odio de
opinadores anónimos de Internet, contra las desvergüenzas
castrenses, y si mucho de este pesado olor a chamuscado de
un gobierno que tiene el sol en la espalda, y que se percibe
también en el ambiente castrense, así las encuestadoras le
den 90 % de popularidad al gran azote de Sabaneta.
Si se hubieran hecho encuestas en diciembre de 1957, Pérez
Jiménez seguro superaba en popularidad al dictadorzuelo de
hoy. Siempre es bueno recordarle a la gente de juicio fácil
que la historia está saturada de ídolos, políticos y
militares, que luego de sus glorificaciones son vistos
colgados del pescuezo con la lengua de corbata o en fuga y
exiliados.
Como estará de mal el gobierno que hasta Armando Duran, el
gran pesimista, aletea de nuevo a favor de algunas menguadas
perspectivas, descubriendo que por lo menos en el chavismo
la procesión va por dentro y ya se nos depara esperanzas
sobre su agotamiento por implosión.
Pero mi tema de hoy es defender la aparentemente
indefendible posición de Poleo de hurgar en el tema militar
donde algo fuerte pudre, destila y se ventila.
Nunca olvidemos que las Fuerzas Armadas Nacionales NO fueron
destruidas por la V república, como si lo fueron las FFAA
cubanas de Batista hechas polvo a manos del ejército rebelde
de Castro, cuyo núcleo central se armó desde las guerrillas
de Sierra Maestra.
Aquí, antes de que Chávez llegara, se contabilizaban unos
15.000 oficiales activos. Si la mitad de ellos se vendieron
al sistema de corruptelas del Boves de Sabaneta, quedan
entonces otros siete mil y tantos que se les puede acusar de
todo menos de idiotas por no haber secundado las distintas
aventuras e improvisaciones con las que se les pretendió
empujar a la insurgencia, para la que no fueron formados.
Tampoco fueron formados para ser chorros, cabrones etc, me
dirán los talibanes. Pero hete allí que luego de 40 años de
considerar un castigo ir a servir a la frontera, para
limpiarla de guerrillas colombianas, y luego de décadas de
apoltronamiento de un numerosísimo ejército en vagancia y
dedicados sólo a su profesionalización fuera del ámbito
militar, ¿ que podía esperarse frente a este remolino de
órdenes superiores que empezaron por hacerles conmemorar,
desde el segundo día de gobierno, el golpismo chavista del 4
F y terminó haciendo llamar Fidel Castro a la última
promoción del Curso de Estado Mayor?
Quién conozca algo de historia y de teoría política del
estado no debería sorprenderle que estalle una severa crisis
militar en la etapa que ya empezamos a transitar. Estamos en
manos de un presidente que ya fue desconocido una vez por
dar órdenes de matar ciudadanos el 11 de Abril de 2002.
Si a este mismo sujeto se le ocurre disponer del activo
militar para alguna aventura simétrica o asimétrica, pueden
escribir que se arma un pandemonium en los cuarteles. De
manera que nadie ande desde ahora con un testosterómetro ni
con un calibrador especial midiendo gónadas de uniformados
para predecir conductas serviles o insurrectas.
Sencillamente quienes lo quitaron una vez presionados por
una insurrección civil, pueden volver a hacerlo por otras
muchas razones, la casi totalidad de ellas ligadas al
elemental echo de que no querrán ver su suerte mezclada con
la del déspota en apuros.
Las revoluciones se hacen, a diferencia de lo que la gente
presume no por salto cualitativo del desorden de un país
sometido a presiones que desencadenan fuerzas centrífugas,
sino por un impresionante espíritu de conservación, válido
en la naturaleza y en las sociedades humanas, que al fin y
al cabo agregan solo conciencia desordenada al desideratum
en las conductas colectivas propias de todos los seres
vivos.
La revolución, no esta payasada de malandros, o la
contrarrevolución son aparentemente centrifugas pero en
realidad son centrípetas. Se busca, en un esfuerzo
dramático, volver al órden para jerarquizar de nuevo, para
colocar sobre sus pies los elementos de cohesión social que
regeneren el tejido institucional, para encontrar los
equilibrios vitales.
Así como terminaron descubriendo que los grandes incendios
forestales espontáneos de los pinares nórdicos eran una
necesidad natural para rejuvenecer los bosques, desde los
millones de las duras semillas que solo podían germinar
luego de ser sometidas a elevadas temperaturas, las
sociedades luego de acercarse peligrosamente al abismo
reaccionan para encontrar el esfuerzo vital que les permita
reencontrase con lo mejor de sus reservas históricas.
Algún talibán me dirá: te escupo si me dices que nuestras
Fuerzas Armadas tienen reservas dignas de conservarse. Pues
tendrás que escupirme porque la respuesta es si. Si, por
cuanto una parte de esos miles de oficiales conservan el
sentido de pilar del Estado que Chávez no ha podido liquidar
como si pudo Fidel en 1959.
Abusando de comparaciones el Perú que hoy rechaza a Humala
electoralmente y que si fuera electo está tumbado en tres
meses, es el mismo estado que aguantó la dictadura militar
izquierdista del General Velasco Alvarado, (1968-1975) cuyas
realizaciones socializantes fueron cien veces mas lejos que
Chávez… y un golpe de otro General, Morales Bermúdez 8 años
mas tarde, acosado, devolvió el Perú a la democracia en
1979.
Luego la guerrilla maoísta Sendero Luminoso, con 30.000
efectivos casi hace desaparecer esa nación y el genocidio
planificado desde ese mismo ejército, otrora izquierdista,
devolvió al Perú, con el déspota civil Fujimori a la paz y
al progreso económico. Toledo enemigo acérrimo de Fujimori
acabó con las pretensiones continuistas fraudulentas del
"chino", pero paradójicamente fue el beneficiario de la
estabilidad monetaria heredada. Con Toledo la economía
mantuvo 5 años de crecimiento. Suficientes para que los
peruanos no quieran un Chávez.
Lamento que para decir que es interesante leer a Poleo sobre
el tema militar me remita a tan variados temas, para mi
conexos, pero es que es irritante que entre quienes
compartimos tantas esperanzas comunes a veces nos
encontremos con la ignorancia supina que no sabe distinguir
entre los deseos de ver achicharrarse este régimen, como por
supuesto también lo desea Poleo, y un oportuno análisis de
tendencias reales que se mueven en el cotarro militar, que
sorprenderá a más de uno.
Solo deseo que quienes ignoran las conclusiones de Poleo
sepan guardar compostura cuando otro hegemón militar
pretenda alzarse con el coroto para otro experimento como el
de esta vergüenza secular para las Fuerzas Armadas que ha
mantenido este mazacote populista y malandro hecho gobierno.
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