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La Montaña Rusa de las Fantasías
por Alberto Franceschi  
martes, 17 febrero 2004

 

La montaña rusa de las fantasías de la oposición llegó a su parada final. Subía hasta lo más alto del mundo ilusorio, con la nueva fecha que abriría las puertas de la cordura, y cuando se creía llegado el clímax de la sensatez, sólo encontrábamos la caída estrepitosa hacia el abismo del escepticismo producto de decepciones y cobardías.

El cinismo ya es el único rostro del régimen. Quien quiera saber qué harán los chavistas con el revocatorio, escuchen y vean actuar a Lina Ron. Allí la puso quien la llama la comandante, el propio atronao. No hay Carrasquero sin Lina, ni Lina sin Carrasquero. Son las dos caras del mismo régimen. Los dos son del equipo del gobierno. ¿Quiénes mintieron diciendo que sería distinto? Es bueno llevar esa cuenta, porque uno descubre facilito quién trabajó para el gobierno, aunque lanzara pestes contra él.

Muchos amigos me piden que no difunda reservas contra la dirección opositora, sobre todo en momentos álgidos como este. Pero, ¿Cómo evitar discutir sobre el factor que decide todo?, ¿Cómo no evaluar la calidad y cualidad de la dirección, es decir la validez o no de sus tácticas, lo viable o no de su estrategia, si es precisamente esto lo que determina si ganamos o no?

No estoy evaluando individualidades con méritos o no para erigirse en dirección. Si lo hiciera podría desmoralizar a quienes dependen emocionalmente de mirar a través de ese invisible cristal de confianza para mantenerse en la lucha. Hago un esfuerzo tremendo para no lanzar a diestra y siniestra imprecaciones contra cuatro de cada cinco de los declarantes con virtudes, otrora invisibles, cuando teniendo grandes responsabilidades sólo dejaron, en su gran notoriedad pública, una estela de cabronerías a este bárbaro que nos gobierna. Debe ser por eso que no soy grato en algunos medios y escenarios.

Perdonen que intente ser didáctico con personas conocedoras de estos temas, pero a veces temo que no se percibe que nos tocó vivir en un momento crucial de la pequeña historia de nuestro país.

Y una vez más nos percatamos cómo de la dirección del proceso dependemos demasiado. Si los líderes opositores se emperran en mantenerse en la táctica de llevar a Chávez al terreno del acuerdo, basta con que este sujeto se niegue a ello para frustrar todo.

¿Quién dijo que el atronao era gafo para dejarse llevar mansito hasta el patíbulo de un Referéndum Revocatorio que perdería? Por supuesto que va a patalear hasta el último respiro. Mandados por él, Lina amenaza con tiros, Carrasquero con aplazamientos.

La comunidad internacional acompaña… pero a su ritmo. No con la premura de quien quiere quitarse de encima una hipoteca que lo mantiene al borde del suicidio. No es la urgencia del parto que tiene fecha inminente y no hay con qué pagarle al partero… seamos más elementales…el del Centro Carter no tuvo un peo con el que fue a cortarte la luz, ni soportó la cara del Portu al que le fuiste a pedir fiao.

Podemos ahora evaluar el tamaño del daño que nos produjeron los improvisadores de huelgas pacifistas eternas, que arriesgaron - sin éxito - nuestras fuerzas. Resulta amargo también recordar cómo las movilizaciones de millones de abnegados ciudadanos terminaron secuestradas por tácticos engreídos que nos llevaron a rotundos fracasos.

La experiencia dice que una huelga general se lanza para ganarla, incluso desatando todos los impulsos que haya que emplear para garantizar su triunfo y, en 8-10 días se sabe si se gana o no. Y si no se tiene el poderío para imponerse, apenas se constate el impasse, entonces se retrocede en orden para conservar las fuerzas y garantizar la contundencia del asalto siguiente.

Así como hay leyes de termodinámica, existen inapelables lecciones de la experiencia histórica en la lucha política. Si vas a enfrentar a un coro de Hijas de María te bastará con recitarles un poema de la épica del santoral. Pero si debes desalojar un gobierno bárbaro, de malandros dispuestos a todo para conservar como un botín el poder del Estado, tendrás que arrancar la pelea con un saco de piedras, como mínimo.

Recordemos que nos enfrentamos a resentidos sociales, asalariados unos y otros robando a manos llenas, justificados por ese oropel vudú político que es la ideología del chavismo.

Esa es la primera lección que debería saber quien ande de parejero televisado dándoselas de dirigente de un conflicto de estas dimensiones. La segunda ley de hierro es conocer que no se puede emplear el arma máxima - la huelga general indefinida - para exigir un objetivo de escala mucho menos importante como realizar un referéndum consultivo con una pregunta travestí.

Amigo lector, no tengo por manía estrujarles los fracasos anteriores a nadie pero es que los rostros poco cambian y se continúa con casi las mismas posturas.

Estas reflexiones son pertinentes si nos indigna recordar cómo se despilfarró el capital de protesta.

Ahora, cuando por fin se recupera el clima de repudio activo contra este régimen de oprobio, con su manoseo escabroso contra nuestros derechos democráticos y en particular el Revocatorio, debemos tener pendiente que pecamos de ingenuos si confiamos en el famoso árbitro que está vendido desde que fue nombrado.

La analista internacional Sonia Schott transcribe la opinión del Profesor Michael Coppedge, de la Universidad de Notre Dame, muy respetada en los círculos influyentes de la política exterior de USA; él, refiriéndose a Venezuela aseguró recientemente: “En poco tiempo sabremos si fuimos sabios o ingenuos en haber creído o no en el Consejo Nacional Electoral. Pero si la respuesta es negativa, lamentablemente será muy tarde para hacer algo”.

Miren las dudas y la excusa del académico que no tendrá que vérselas con las consecuencias de seguir soportando la pesadilla chavista. Mientras la política exterior de USA se guía por las opiniones de blandengues como Mister Coppedge, el zarandajo presidente venezolano lanza improperios cotidianos contra USA y desplaza sus huestes violentas a cercar el CNE como para irles preparando, en clima de linchamiento, para sus decisiones “no presionadas”.

Si al profesor Coppedge le sentáramos en el primer pupitre a Lina Ron para que ella le explique algo de reflejos políticos chavistas, estoy seguro que entendería por fin para quién trabaja Carrasquero.

La enorme satisfacción de ver, de nuevo, las autopistas llenas de manifestantes opositores y con el indomable propósito de no dejarnos arrancar definitivamente este país - que es de todos y no de los zarandajos - no nos puede devolver a la Montaña Rusa de las Fantasías.

El gobierno tratará de sumergirnos en el proceso de la trampa electorera preparada para el 1º agosto, y así burlar el Referéndum. Los dilemas siguen planteados: sin revocatorio aquí no hay margen para otros eventos electorales que no sean los cocinados con fraude chavista.

La distracción que lanza Chávez sobre que apelará ante el Tribunal Supremo cualquier decisión del CNE que le afecte, sólo busca devolverle credibilidad a Carrasquero, para que los ingenuos crean que hay margen de independencia del árbitro. Eso también está pactado con Carrasquero. Es un reparto de guiones. “Tú aguanta hasta donde te sea posible, y luego le pasamos la pelota a Iván Rincón quien te recomendó para esta faena”… Y pensar que todavía hay pendejos que pontifican sobre lo inevitable de una salida constitucional.

Volvamos por centenares de miles a la calle, mañana otra vez por millones, pero sepamos que tenemos enfrente un déspota que siempre dirá vilezas y menoscabará nuestra fuerza, así sea inmensa y ampliamente mayoritaria. Él sabe cuál es nuestro punto débil. Conoce que la muchedumbre que le adversa es gente de paz. Por eso saca a Lina Ron del sótano y le dice que se desgañite amenazando con violencia. Sin embargo, es extremadamente difícil - por no decir imposible - salir de la pesadilla con la prédica y la práctica pacifista.

Aja. ¿Y usted qué propone?, me increparán mis angustiados lectores. Propongo algo muy sencillo: Como las armas de la República están en manos de las Fuerzas Armadas y no queremos una guerra civil, apelamos al único árbitro real que existe en Venezuela, esas Fuerzas Armadas. Este gobierno se mantiene sólo porque recibe el apoyo de los altos mandos militares, designados por el gran malandro, usando la constitución.

Como el atronao sólo puede seguir en el poder violando su constitución por enésima vez, pidamos abiertamente que las Fuerzas Armadas depongan al pillo. Eso se llama Golpe de Estado cuando es de madrugada y sin que lo sepa mucha gente. Pero en esta oportunidad se llamará Estado de Necesidad o Accidente Constitucional, porque pedimos se haga a pleno sol del mediodía y respaldado por millones de indignados y esperanzados ciudadanos.

 
 
 
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