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La Trampa Electorera
por Alberto Franceschi  
sábado, 10 enero 2004

 

Es lógico que quienes lean sólo el título de estas líneas creerán que estoy en contra de participar en elecciones de cualquier tipo y condiciones, incluyendo, si fuera necesario, en las peores: las embarradas de fraude como las quiere y aspira el comandante Cartier.

Existe en política un principio preeminente, y anterior a todos los demás, que consiste en no ser pendejos. No puede regalársele a ningún gobierno los espacios institucionales que dan oxigeno a la oposición, menos aún si enfrentamos un pichón de dictador. Entonces si aquí hay elecciones habrá que participar. Ese no es el debate.

Lo pertinente es preguntarse si los candidatos de todos los colores y para todos los puestos no se olvidan del revocatorio a Chávez y se lanzan a la desaforada competencia desigual contra un gobierno dispuesto a todo para conservar la mascarada democrática en que se sustenta su ficticia legitimidad nacida del sufragio.

Asumimos que, así sea sólo para elegir una reina de carnaval en un pueblo perdido de los llanos, los demócratas, en las condiciones del despótico régimen chavista, tenemos que acompañar las ilusiones electorales de la gente mientras no tengamos la fuerza para boicotear las farsas electorales y generar el entredicho sobre el proceso y los actos comiciales.

Lo ideal es que toda esa maraña se derrumbe y quede palmariamente expuesto al ridículo el degredo de régimen que padecemos. Pero si no tenemos la dirección que movilice a millones contra el fraude que prepara el chavismo, entonces aquí seguirá este estira y encoge de la anarquía institucional sin solución.

No discutamos entonces sobre lo bueno que serían unas elecciones limpias y un tránsito institucional a mejor suerte. Hablamos de enfrentar un régimen que retomó las perversidades del sistema electoral democrático, que teníamos hasta 1998, y las potenció, hasta generar una gangrena masiva en el tejido institucional del estado.

Sepamos sin embargo que la manía del presidente castrista que nos arruina es la de meternos anticipadamente en el torbellino electoral para evitar a toda costa, o para trampear, el Referéndum Revocatorio presidencial.

El árbitro vendido ya opera sin disimulos y con diligencia decide que el primero de Agosto es el día del gran zafarrancho electoral. Para el Revocatorio todas las dilaciones posibles, para la justa electoral de Gobernadores y Alcaldes, de mediados de año todas las celeridades. Objetivo: enredar el revocatorio con el electoralismo obsesivo, que es tradición del activismo democrático. Quien ande buscando votos para hacerse elegir Gobernador, Alcalde o los que les agarra la fiebre electorera y andan encampañaos con su líder local o regional, podemos jurar que se olvidan del revocatorio. Ya entraron en la jaula.

Conociendo la lógica del partidismo, imagino que harán de las elecciones locales y regionales lo prioritario, y ya manoseados por un árbitro que ensalzan con la mismas estrofas de Chávez, considerarán un éxito que eventualmente el referéndum se realice aunque sea en Agosto cuando el régimen lo toleraría. Por la sencilla razón que, de ser derrotado Hugo Rafael Boves éste, transitoriamente defenestrado, dejaría al hermano Adán hasta el 2006. Y como, por donde quiera que se vea Catalina es tuerta, un Chávez se quedará cuidándole el cambur al truhán mayor que se dedicaría por entero a lo que más le gusta: una campaña electoral eterna y mundial dilapidando sumas mil millonarias y exponiéndonos al escarnio internacional como país de cuarto mundo, de ventoleras de un mandamás que hace lo que le da la gana con esta nación convertida en republiqueta de pacotilla.

El irresponsable que hoy dirige el gobierno está dispuesto a hacer estallar la moneda, reventando la credibilidad del Banco Central y de las reservas internacionales, con tal de obtener el millardito de dólares para repartir real a diestra y siniestra, como campaña electoral anticipada. Los planes Robinson, Ribas, Barrio adentro etc., constituyen verdaderas maquinarias clientelares, sustitutas del MVR, que sin embargo los dirige como sucedáneo de sus bases militantes ya perdidas.

Estamos en presencia de la mayor estafa a la democracia en nombre de la democracia. Estos tramposos aspiran de nuevo, como cuando suspendieron aquel aquelarre electoral de la relegitimación del 28-28, - de mayo de 2000 - contar otra vez con los comeflores de la oposición que les ayuden a dar credibilidad al enredo que van a crear para perpetuarse usando la palanca electoral fraudulenta.

Es cierto que esta vez la oposición está mejor organizada para hacer difícil un fraude gubernamental masivo pero, a diferencia de años anteriores, no tenia instalada en el alma la cobardía nacida de reiterados fracasos que, en lugar de acicatear el cambio de estrategia, han terminado por configurar un vicio pacifista de naturaleza derrotista. Acoto de paso que quienes más quisiéramos desenlaces no violentos nos hemos resignado a imaginar inviable la salida de la casta malandra, que se enquistó en el estado, sin una fatal fractura militar que la precederá.

Para decirlo directo: ya empieza a parecer inevitable, a la mayoría nacional, aunque las encuestadoras lo disimulen, que el atronao saldrá defenestrado, tumbado, por golpe militar, exigido o no en la calle, por la sencilla razón que éste régimen se hizo incompatible con su propia constitución y terminó entregado a un gobierno extranjero del que financiamos por lo menos un tercio de su presupuesto.

Ya imagino las explicaciones enmarañadas que comenzarán a dar los cultores del formalismo institucional sobre las inconveniencias de una ruptura del hilo constitucional, cuando lo realmente muy grave, para esta nación, es que este gobierno nos encamine a convertirnos en un Haití grandote lleno de parias y con una casta de zánganos hegemones que se mantienen en la opulencia gracias a su enchufe con la ubre estatal.

Mientras que los millones de ciudadanos, movilizados para acabar con esta pesadilla, empezamos a ser presas del escepticismo respecto a la salida institucional, como efecto de aquellas derrotas a las que nos llevaron los dirigentes improvisados, estos siguen campantes argumentando que ahora si, que ahí viene, que está cerquita, que ya vamos a llegar… y uno se pregunta ¡¡ A DONDE, DIOS MIO !!

El atronao da la ventaja, como adversario político, y esto se conoce hasta la saciedad, que anuncia lo que va a hacer, que habla absolutamente claro. Anuncia que no aceptará el Referéndum y moverá cielo y tierra hasta lograr burlarlo. Nos promete palizas electorales y creo que nos las daría, porque sencillamente montará una maquinaria fraudulenta con intimidaciones de todo tipo para fingir incluso una guerra de clases donde él asume el liderazgo de los pobres y humillados, desde Guacaipuro hasta nuestros días, y la dirección de la oposición auto-arrinconada, aunque es poderosísima, propondrá nuevas capitulaciones y un discursito sentimental basado en laboratorios publicitarios del bea
utifull people.

Quien no haya entendido todavía el lenguaje lapidario del chavismo como fuerza política chantajista, le proponemos que tome un curso intensivo de español. Con Chávez sólo puede coexistirse pactando con él para eternizar su gobierno malandro, ahora entregado lascivamente en los brazos de Fidel. El que no quiera esas condiciones deberá entender, de una buena vez, que entonces es inevitable asumir la ruptura institucional para recomponer el estado, comenzando por las FFAA gangrenadas por una cúpula politiquera y corrupta que no ha podido convertirlas en ejército castrista miliciano, pero que seguirá intentándolo si no le paramos el trote. La oposición arrancó el año con su velorio ideológico adaptándose al tema que proponga el atronao. Éste se divierte como un gato con un ratón moribundo: los ataja, los mordisquea, les finge que pueden irse a la cueva – el CNE – y luego salta y se les pone en la puerta como diciéndoles ¡ caíste !

Aquí sólo habrá elecciones limpias y revocatorio previo del presidente usurpador si se abandona la pacatería y se exige en las calles que las FFAA detengan el camino hacia el abismo que representa este desgobierno; y si la dirección de la oposición no está dispuesta a asumir esta salida de forma explicita, entonces que no la obstruyan con su conducta suicida que ahora querrá meternos de cabeza en el zafarrancho electoral olvidándose que aquí no sobrevivirá el estado nacional, como lo conocemos desde la independencia y sobre todo desde Gómez, si no hay Referéndum y sustitución del régimen.

 
 
 
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