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Florentino
y el
diablo
por Alberto Franceschi
lunes, 20
octubre
2003
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Si
firmas, Chávez se va, si no firmas, se queda. Si toleramos
el megafraude del firmazo chavista del 21-23 de noviembre,
el gobierno se queda, aunque para sufrir más tarde una peor
caída, aun más aparatosa.
Si dejamos que se burle de nuestro reafirmazo del 28 de
noviembre o lo sabotee, el atronao se queda, pero
absolutamente deslegitimado, intentando una dictadura legal
que desencadena su expulsión por explosión de la ira
nacional y su desalojo violento del poder.
Si la Fuerzas Armadas y el pueblo no le obligamos a respetar
el resultado del reafirmazo nuestro, el tarambana se queda.
Si exigimos que nuestras Fuerzas Armadas actúen para
evitarlo y éstas no actúan, el locario se queda, un rato
más, pero las Fuerzas Armadas se fracturan.
Si las Fuerzas Armadas responden al llamado nacional, por
lealtad a su naturaleza institucional, y rescatan su
dignidad, su honor y su decisoria ubicación como institución
fundamental del Estado, impedirán que el locario pueda
burlar su propia constitución y deberá ser hecho preso.
Si el atronao continúa enviando tres aviones C-130 repletos
de improvisados círculos chavistas, para ser entrenados de
emergencia en Cuba, como batallones de la reserva y traerlos
de vuelta como contingente miliciano, armando
desesperadamente un ejército paralelo - bajo el mando
chavista que incluye oficiales corruptos, que ejercen de
comisarios políticos asesorados por expertos oficiales
cubanos - entonces la repulsa crecerá y hasta por ese sólo
motivo se desencadenará una fractura de nuestras Fuerzas
Armadas.
Escojan: o se hacen milicianos o expulsan al Castrismo de
las Fuerzas Armadas. Ya Airbus-Cartier Boves Chávez
juramentó ante los asombrados oficiales de las FFAA a 5000
paramilitares chavistas, en el patio de honor de las
escuelas. Soldados que aplauden arengas políticas del
presidente subversivo ¿quieren más pruebas?
Si el gobierno malandro continúa la destrucción de nuestras
Fuerzas Armadas, convirtiéndola en una milicia castrista al
mando de una cúpula corrupta y alcahueta, de todas maneras
la fractura terminará siendo, además de trágica,
decisivamente mayoritaria contra el gobierno. Por lo menos
un 90% no está dispuesto a ser mandoneado por el ejército
cubano, como en Angola, Mozambique, Guinea, Etiopia,
Somalia, Nicaragua cuando el sandinismo, etc.
Si ha de producirse una ruptura, ésta también puede ser
provocada por el gobierno para tratar de evitar el proceso
revocatorio que empieza con el Reafirmazo. Es un juego muy
peligroso para el bicharraco, porque puede quedar ensartado.
Pero si las Fuerzas Armadas detienen ipso facto esta
conspiración - del propio jefe de Estado y comandante en
jefe de las Fuerzas Armadas - que sabotea la salida
democrática y nos alquila a una potencia extranjera, por
añadidura contraria en todo y por todo a nuestro modo de
vida democrático, entonces el locoide no podrá evitar el
reafirmazo. Y todos sabemos que si éste es masivo y con más
de cuatro millones, se convertirá automáticamente en
revocatorio inmediato.
Para lo que la oposición ilusa no está preparada, es para un
megafraude plebiscitario el 21- 24 de noviembre, donde los
chavistas pueden proclamar que recogieron cinco o más
millones de firmas para buscar una confrontación inmediata,
intentando el fracaso del reafirmazo nuestro del 28-1º. Este
juego siniestro en medio de ese tembladeral político y
militar de los últimos diez días de noviembre, puede
desembocar en una fractura irremediable de las Fuerzas
Armadas y en una quiebra del régimen y del Estado.
Si esta fractura se produce de forma tajante, sin ambages,
con claro sentido de la misión política de salvación de la
nación, por Estado de Necesidad, y se orienta como nos
corresponde, bajo la necesaria premisa geopolítica de
reconstruir de inmediato nuestras alianzas estratégicas, los
llamados daños colaterales serán drásticamente disminuidos.
Si la corrupción y la manipulación castrista lograron un
daño mayor del que se tiene conocimiento, entonces la
fractura será más dolorosa pero irremediablemente necesaria
para sacar de cuajo la parte ya gangrenada.
De todas, todas, el chavismo será rápidamente derrotado si
desde la oficialidad democrática – unos trece mil – se
deciden a hacer respetar la integridad de esas Fuerzas
Armadas, vapuleadas por esta ideología andrajosa del
chavismo gobernante, que logró reclutar unos quinientos
oficiales a los que saturó con su veneno y les alivió su
carga de traición, a los principios recibidos en las
escuelas militares, montándoles en la cabeza un saco de
billetes. En la política y su médula - todos los problemas
del poder - no se soporta el vacío, igual como en la
naturaleza. Alguien o algo deben llenarlo.
Si por una desgracia mayor, el chavismo retoma la
iniciativa, como efecto de una deserción de la población,
que desista de asistir al reafirmazo, por miedos o por las
decepciones reiteradas producidas por direcciones
improvisadas y pusilánimes de la oposición, entonces el
cuadro se haría mucho más grave
Aparentemente el chavismo se fortalecería, aceleraría su
plan de cubanizar las Fuerzas Armadas y en cuestión de meses
tendríamos una guerra irregular en amplios espacios de
nuestros territorios, entre el paramilitarismo derechista
colombiano y las fuerzas cubano-chavistas. En el medio,
nuestras Fuerzas Armadas en acelerado proceso de
descomposición y estallido.
Si nuestros oficiales no entendieron que Chávez siempre
trabajó para la narcoguerrilla colombiana, los paramilitares
de derecha colombianos si supieron siempre que debían venir
a pelear contra la retaguardia de las FARC que es el propio
gobierno de Chávez y el vasto territorio de frontera que
Chávez regaló a esa narcoguerrilla.
Parece mentira pero demasiadas vidas dependen de la firma de
la mayoría de los ciudadanos el 28-1º. Esto no es ciencia
ficción. Esta es la perversa realidad a corto plazo generada
por ese irresponsable que en mala hora fue electo presidente
de este país y que en mala hora sigue siéndolo, tras cinco
años de dislates que nos convirtieron en una república
carroña.
De manera que quien crea que este jueguito sigue por años,
agarrándole la caída al locario para ganar no sé que
Alcaldía o Gobernación, o desarrollar con astucias y
publicidad cara sus aspiraciones candidaturales, que se
bajen de esa nube y ahorren los reales de sus bolsillos o
del de otros. Quienes crean que todo se reduce a andar
pescueceando para declararle a los canales de TV y a las
radios y ser recibidos en los salones de redacción que
ponderarán, por enésima vez, las pontificias elucubraciones
sobre los peligros del chavismo, esperando impactar con la
frase feliz para ser tomado aún más en cuenta en la
exposición del parloteo incesante sobre la salida
institucional, que sepan que se acabó la manguangua.
Ya será inútil el ejercicio de la empujadera para ver quien
se queda con el coroto porque tenga más real, más dientes
parejitos, más obscura piel, más fondos inagotables, más
magistrados o menos resistencia por un andar cadencioso o
apuradito entre múltiples propuestas, diciendo si a todas
para no asumir ninguna.
No es la hora de equilibrismos surgidos de pactos para
repartir espacios de poder. Eso funcionó cuando, en
democracia, se les ocurrió sacar a un Presidente demócrata y
en prolongadísimas sesiones armaron desenlaces para varios
años. Ahora hay un cambio de tercio que implica necesidad de
capacidades de decisión y de drástica reorientación hacia la
democracia efectiva.
Sólo así lograremos espantar la siniestra perspectiva de
convertirnos en un espacio geográfico donde se libren
guerras de posiciones de otros países como las del tirano
Fidel Castro que logró, para dar sobreviva agónica a su
decrépita burocracia rapaz, hacerse financiar por este iluso
que le quita dinero a nuestros hospitales y a los salarios
de nuestros trabajadores públicos, para enviarle la mesada
mil millonaria a ese régimen de horror que sobrevivió por
décadas, siempre gracias a algún pitcher financiero, como lo
fue la Unión Soviética y como sucede ahora con el enamorado
enajenado de Miraflores, que le consulta hasta para ir a
mear. Paradoja inédita en la historia. El de aquí financia
con nuestros reales y nos hace padecer privaciones, para que
aquel disfrute y tutele nuestra esclavitud política.
Si el atronao se pone cómico y pretende meternos en una
confrontación armada interna, atrayendo hacia Venezuela,
como está en curso, a factores armados extranjeros, como son
esos miles de Paramilitares de derecha colombianos que
buscarán contrarrestar militarmente a esas fuerzas cubanas y
tropas de las FARC que trajo Chávez para apoyar sus milicias
venezolanas cubanizadas, con las que pretenden sustituir
nuestras Fuerzas Armadas, entonces el panorama a mediano
plazo sería el más sombrío de todos. La libanización militar
de Venezuela. Para los jóvenes que no conozcan ese término
se trata de hacer estallar en pedazos a una nación como El
Líbano, que cayó en manos de ejércitos independientes, desde
1970, disparando por años sobre y contra las cabezas de una
población civil aterrorizada.
Ay de este país si no sale rápido de este experimento
demencial al que nos trajo el Silbón de Sabaneta desde su
fantasía infantil siniestra, cuando cargaba en la cabeza su
bandeja de empanadas de la abuela Rosinés. Desde allá vienen
sus guerras imaginarias llenas de resentimientos que hoy
cultiva como desenlaces, tan aterradoramente posibles,
aunque se den por 48 horas.
Ya anidaban entonces en su asoleado cerebro, las
alucinaciones de verse como líder épico de la Venezuela de
Florentino y el Diablo, donde ya él se asignaba el papel de
gran redentor social, heredero del vengador contra el
diablo, contra el mal - para él la oligarquía - sin
percatarse de la conseja que en ese corrido también reza:
“Too el que va alante ve p´atrás y too el que va atrás ve
pa`lante”. Chávez tiene el sol en la espalda, el país
seguirá su curso. Él sólo será un amargo recuerdo. Si de
algo deben estar seguros los venezolanos y los hermanos
inmigrantes que hicieron suya esta patria, es que NO nos
meterán en una maldita guerra civil. Aquí habrá paz, pero
sólo podemos ganarla si actuamos cuanto antes. Mientras más
tarde reaccionemos más sangre nos puede costar y ganar es
cuestión de semanas. El reafirmazo arranca la nueva etapa.
No habrá quizá una rendición de Chávez, su extrema debilidad
para sostener su plan maníaco de quedarse lo llevará a la
aventura, al precipicio, allí lo espera el diablo porque él
no era Florentino, era un impostor.
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