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¿La oposición le hizo fraude al gobierno?
por Alberto Franceschi  
lunes, 15 diciembre 2003

 

Del anecdotario histórico adeco me contaron, testigos del hecho, que ante las evidencias presentadas al Doctor Gonzalo Barrios, sobre un supuesto fraude del Doctor Rafael Caldera y COPEI para birlarle su victoria, en las presidenciales de Diciembre 1968, le hablaban sobre todo de pruebas en mano de Barinas, Don Gonzalo les increpó: "¿y como hacemos para convencer al país y al mundo que la oposición le hizo fraude al gobierno?" Al Dr. Barrios, en las dos décadas que siguieron, nadie le discutió su papel de baluarte del sistema democrático. Era un estadista. No fue Presidente por cinco años pero cogobernó veinticinco.

Comparen con calamity Chávez que adulterando toda la tradición democrática pretende quedarse, pulverizando su propia constitución en materia referendaria, con la megacalumnia que la oposición le hizo un "megafraude". Él olvida que la constitución no un salchichón que puede rebanar a su gusto, que se compra y vende por pedazos. Si se tiene por cierto que la Constitución es la ley de todos, lo es sobre todo para él, que nos ladilló cuatro años con el gesto simiesco de meterse la mano en el bolsillo para sacarla y besarla y jurarla mil veces.

La oposición está confiada en que los mecanismos institucionales funcionarán, que el loco sale si o si, apelando al hecho indiscutible que en última instancia todo lo decidirá una correlación de fuerzas abrumadoramente contraria al Parrandero del Cajón del Arauca.

Cuando the idol alardea en sus discursos de como él se defeca en nuestros derechos y la montonera ruge y celebra la baladronada dando eufóricos saltos - porque en ese acto exorciza sus temores de perder la manguangua de ganar sueldos por ir a aplaudir al mitin portátil - los dirigentes opositores rescatan imágenes de desesperación, acorralamiento, agonía histriónica, simple perversidad del que ya se siente derrotado y en huida, etc. Miren que imaginativos que son…

Quienes tomamos en serio al tipo nos decimos: éste no entrega por las buenas, a este hay que sacarlo porque no lo mueven argumentos ni leyes. Este es un ideólogo poseso y nada ni nadie lo convencerá que ya se le acabó su tiempo. Sólo con una cuarenta y cinco en la sien admitirá algunas razones, si es que no logra antes arrebatarle el arma a quien lo amenace para pegarle un tiro y salir corriendo.

Cuando en política la gente toma sus deseos por realidades los resultados siempre son decepcionantes para esos cultores del optimismo por añadidura formalista. No pueden imaginar, por ejemplo, que los pasos previstos en la constitución valen lo que vale la palabra de Chávez, de Iván Rincón, de Carrasquero.

Algunos que se la echan de psicólogos ya andan descubriendo en la mirada limpia del hijo de Jorge Rodríguez su voluntad de transparencia. Las anécdotas no paran de transmitirse entre todos los abúlicos que no aceptan otro discurso sino el del final feliz. Carrasquero y que le dijo a su mujer: "no seré yo quien manche este apellido de abolengo, el presidente tendrá que contarse", "Me dijeron que Jorge Rodríguez habría dicho que él no era hombre de trampas sino un revolucionario a carta cabal"…no faltará quien agregue "no hay maracucho pendejo y ese Carrasquero no se suicidará por Chávez"… Vanas ilusiones.

Sencillamente están subiendo su precio diría un gran amigo cínico. ¿Quién dijo que la suerte de una república puede estar en manos de un famoso árbitro que fue escogido luego de un año de estira y encoges y que cuando la oposición finalmente se rindió ante los magistrados escogidos por Chávez en el pasado, éste se complació por el nombramiento?. También los líderes de la coordinadora le brindaron toda clase de cumplidos para consumo de los ilusos. ¿Quién se engaña con el CNE? ¿ Es Chávez el engañado? . Permítanme dudarlo y mucho.

No me gustaría sólo dar la mala noticia que el gran malandro desconocerá las firmas y el CNE terminará descuartizado, renunciado u hospitalizado con arritmia que, como es tradición en este país, es la manera de los renombrados de rehuir sus responsabilidades. Quiero transmitirles a quienes han confiado en mis juicios, emitidos generalmente contra la corriente, porque sencillamente como que leí otros libros más especializados en ruindades humanas, mi absoluto convencimiento que este régimen se irá al demonio.

No es cuestión de pedirles el tipo de paciencia de los que ya sacan cuentas para sus candidaturas hasta para la Junta Parroquial de Paraguaipoa. De ilusiones también se vive. Ellos confían que con el chavismo, después de todo, se puede coexistir.

Esa también es la posición, pero cínica y crematística, de un poderoso banquero que reunió a la Junta Directiva de su floreciente negocio y les planteó por todo el cañón, después de haber sido un taliban opositor, que el mejor escenario era Chávez hasta por lo menos el 2006.

Pero como el resto de los venezolanos no somos banqueros, me permito celebrar con ustedes estas navidades, llenas aun de incertidumbre sobre nuestro futuro, con la convicción que, más temprano que tarde, y mucho más cerca de lo que imaginan los escépticos, lograremos que funcione una de esas instituciones claves del estado venezolano que, aunque maltrecha y desprestigiada, sigue aun en pie.

Me refiero por supuesto a la Fuerzas Armadas Nacionales que impedirán que el usurpador se salga con la suya burlando la voluntad popular. Ese no es un árbitro sujeto a las marramuncias del poder. Ese bastión de la sociedad civilizada pudo obedecer hasta el escarnio las órdenes de quien los venezolanos en mala hora hicieron presidente y reeligieron, y le dieron una constitución a su medida etc.

El problema ahora para la cúpula militar corrupta en convencer a 17.000 oficiales que deben seguir cumpliendo órdenes de quien se convierte en mandatario espurio. La situación ya tiene fecha límite. La llaman la raya amarilla. Yo creo que Chávez pintó de otro color una y otra vez esa raya para siempre postergar el desenlace. Pero ahora se acabó el espacio. La próxima raya no la puede hacer en el vacío.

 

 
 
 
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