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Tema:
La Vaca
por Alberto Franceschi
jueves, 4
septiembre
2003
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Debo
ser de los pocos escuálidos que ve el canal ocho chavista.
El 2 de septiembre me armé de paciencia para oír parte de la
kilométrica rueda de prensa desde La Habana, por supuesto en
directo. Retuve, en medio del océano de repeticiones y
obviedades del narciso, dos detalles. Uno, que él era el
único jefe de estado o de gobierno, junto a Castro ,que
asistía a esa Sexta Conferencia Mundial de la Convención ONU
sobre Desertificación, que al igual que la Quinta del año
anterior nadie lo había acompañado y segundo detalle, posó
de demócrata y dijo que si el CNE valida las firmas el
apelará a la sala electoral y que si esta falla contra su
opinión el apelará a la Sala Constitucional.
Estas afirmaciones las hacía en medio de una diatriba contra
los árbitros vendidos y que si el árbitro CNE se ponía
contra un equipo, es decir contra él, al igual que un juego
pitado tramposamente, se armaba una tángana. Nunca dijo que
pasaría si la Sala Constitucional también respalda lo que
para él es un supuesto negado.
Se quejó amargamente nuestro ecolo-presidente que los
poderosos del mundo no le paraban a la desertización porque
no estaban allí oyéndolo a él. Fue entonces cuando me asaltó
la duda de si Chávez ya no estará agarrando pista para
creerse Bonaparte. Fíjense en el detalle. Nadie fue y él
ataca a los ausentes, es decir todos los demás Presidentes y
Jefes de Estado de más de 200 que hay en ONU. Así pues se
puso muy arrecho porque lo dejaron sólo. ¿No se habrá
equivocado de evento, o del rango que se le confiere, para
la asistencia o no de los Jefes de Estado, entre las decenas
de conferencias mundiales y regionales de todo tipo que se
celebran cada año?
Me hizo recordar el chiste del musiú que se come la flecha
al meterse a la autopista del este y oye en su radio lo que
transmiten los de la avioneta tango-tango fox: “hay un loco
comiéndose la flecha en la Autopista del Este que va a
causar una desgracia” y musiú esquivando violentamente los
carros que se le venían encima gritaba: “NO ES UNO, TODOS
ESTAN LOCOS”
Quizá por asociarlos tantos, a Chávez con Castro, no nos
dimos cuenta de una diferencia muy grande entre el viejo
zorro y su pichón. Castro efectivamente es un arrocero de
los eventos internacionales, para ganarle alguna pizca en
forcejeos diplomáticos a las potencias detractoras de su
régimen decrépito, pero el sabanetero va es a echar el
fastidioso cuento de sus pleitos internos, el va a sapearnos.
Y esta sapeada la aliña con una monserga discursiva que
denota esa rarísima manía por resolver él, los graves
problemas del globo terráqueo, que se suponen han sido
desdeñados por los irresponsables Jefes de Estado ausentes
de las cumbres.
Siempre rezonga sobre lo inútil de las cumbres
internacionales pero no se pela una. Cavilo preguntándome
¿por qué ésta manía tan exótica?, ¿está loco e`bola, si o
no? La respuesta amigos se sale del dilema. Chávez anda en
campaña electoral mundial porque hace rato el país le quedó
chiquito. Eso de ir a Barinas a avergonzarse por la torta
depredadora familiar o ir por quincuagésima novena vez (59)
a Puerto Ordaz donde adquirió compromisos sentimentales muy
costosos para la república, porque cada beso nos sale como a
cien mil dólares, ya no satisfacen su ego de dimensiones
planetarias.
Como el atronao no tiene un gran ejército, ni ojivas
nucleares y de vaina no acaba con la industria petrolera que
nos daba alguna pequeña beligerancia, nadie lo esta
bloqueando ni lo sancionan, entonces el pelea contra el
avance de los desiertos, por la capa de ozono y por la
defensa de los elefantes marinos. Eso sí, que el pueda
hablar a sus anchas, que el se pueda “extendé” contra los
oligarcas venezolanos y en particular contra las cuatro
putas apocalípticas de la televisión privada como él las
llama ahora, con su nuevo léxico cubanizado.
¿Cuando, Dios mío, saciará este hombre la manía de viajar y
hablar encadenado desde cualquier parte de mundo? ¿Cuando
aprenderá lo que es una agenda presidencial? NUNCA.
Olvidemos que vaya a cambiar un milímetro. Entonces este
país deberá escoger si es o no un Estado serio. Y si, como
imagino, escogemos serlo, este bicharraco debe irse cuanto
antes y es absolutamente lícito, y por supuesto legítimo,
ante la eventualidad que el viole o sabotee su propia
constitución, defenestrarlo para defendernos de este
sepulturero de la nación venezolana.
No creamos el cuento chino de que no es útil para Chávez
andar de protector de la biosfera y en particular del Krill,
esos pequeños crustáceos marinos planctónicos que sirven de
alimento a las ballenas en el Atlántico sur, que también le
preocupan porque estarían mermando sus colonias. Él algún
día de estos se aparece en la conferencia mundial sobre
recursos marinos y hablará de nuevo en cadena para
Venezuela, además del krill, sobre el golpe y contra las
Jineteras del Apocalipsis.
El truquito es muy pendejo, ir a dar vueltas como un
ninfómano aéreo y echar discursos sobre la situación
interna. Se precave así en la opinión internacional contra
otro 11 de Abril, da rienda suelta a su obsesión viajera, y
encadena para seguir por ya casi siete años (no olviden
97-98) su campaña electoral eterna.
Es cierto que no está loco al punto de meter el dedo en los
enchufes, pero el locoide se las trae en eso de exhibir una
extravagante originalidad, inédita e inaudita, en la
diplomacia mundial, por cuanto es muy raro en la historia,
salvo con emperadores de hojalata y uniforme de campaña, en
martirizados países africanos, o en la Roma neroniana
glotona, fantasiosa y paranoica, encontrar un estilo de ese
tipo de mandamás, en su versión paseadora, agregándole para
el presente cyber, su obsesa condición
tele-radiofónico-dependiente.
Chávez recuerda en su manía de andar el mundo entero
sapeándonos, a aquel cuento de Jaimito, que se sabía
solamente el tema de “LA VACA”. En el examen final la
maestra pasa por cada pupitre dando a cada niño un papelito
indicándoles el tema distinto que le tocaba a cada uno, para
evitar la copiadera. Para su desgracia, a Jaimito le toca el
tema: EL RATON. Y Cual Chávez en las ruedas de prensa, una
vez recuperado de sorpresas, Jaimito escribió: el ratón o
laucha pertenece al género de los roedores, los gatos son
sus principales enemigos. A los gatos les gusta mucho la
leche. La leche se saca de LA VACA. LA VACA es un animal
cuadrúpedo, rumiante, tiene cuatro estómagos panza, bonete,
libro y cuajar, es herbívora, es decir come monte…etc.
El día que Chávez se vaya o lo mas probable, lo vayamos, él
seguirá su campaña electoral. No apuesten a que se aquiete.
El no será como Baby Doc, el Duvalier júnior que vive
calladito, en el sur de Francia, como un maharajá, después
de dejar Haití llena de tumbas y en su miseria sórdida,
tampoco hará como Idi Amin Dadá que acaba de morir con
noventa años en su dorado exilio saudita, rodeado de oro
esquilmado a su mísera Uganda, a la que le costó un millón
de muertos los desafueros del bárbaro. Chávez no, él seguirá
con su tema LA VACA. Y Si un sólo desesperado, de los
centenares de miles que arruinó no le pega un tiro, (Dios no
quiera por que puede empavarnos aún más) ese maníaco de los
aviones, que comenzó su edad adulta lanzándose de ellos,
para ahora disfrutar de uno que mandó a diseñarle su
interior como el de los reyes sauditas, no va a dejarnos en
paz fácilmente.
Al contarse y perder, al caer o al echarlo, lo que
prácticamente es lo mismo, tratándose del interfecto arriba
mencionado, el huirá el primer mes a la Habana e
inmediatamente con el avión robado porque insistirá que esa
vaina es de él, porque él sigue siendo presidente pase lo
que pase. Chávez querrá un final que se eternice.
Parodiando lo narrado por García Márquez, en su fantástica
novela “El Amor en lo Tiempos del Cólera”, ese final se
parece al del inefable Florentino Ariza, enloquecido hasta
la vejez por Fermina Daza, su eterno amor imposible desde la
adolescencia, a quien por fin consigue llevarla con él, ya
viuda, y oliendo ambos a viejos, y ocupan juntos la suite
presidencial en un vapor propiedad de Florentino. Bajan y
remontan indefinidamente el Río Magdalena, en medio de un
atolondrado desenfreno de amor inenarrable, exhibiendo el
barco, con el capitán de cómplice acompañado con dos
zorritas, una bandera de cuarentena por cólera para no ser
molestados.
De lo ilusorio de esta evocación quería apenas retener dos
imágenes. Se busca repetir hasta el absurdo ese viaje final
que se quiere eterno, sin solución de continuidad, más aún
si se es paranoico como Florentino y Chávez. La segunda
imagen es esa bandera que anuncia el cólera que aleja a
todos.
No puedo imaginar a Chávez en otra faena que andársele
imponiendo a todos a los que le repartió real, para que le
monten eventos de aquí hasta su muerte para seguir en
campaña electoral eterna, contando ridiculeces sobre la
macabra conspiración de que fue objeto por parte de la
oligarquía y el imperialismo para derribarlo. Nunca se dará
por enterado de que fue repudiado hasta el hartazgo por su
país y particularmente por los pobres. El avión se lo
embargaremos a la primera oportunidad, y si no se esconde en
cuevas con Bin Ladeen, le echaremos el guante tarde o
temprano, para que pague los muertos, los grandes daños
patrimoniales que causó saqueando el erario público con su
casta de depredadores recién encorbatados y para dejarlo
limpio: el peor castigo que puede sufrir un “líder mundial”
como él.
De todas formas en el avión, barco, yate o canoa en que el
otrora comandante se desplace, un estigma distintivo será
visible a todos: la bandera del cólera político.
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