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Ay
de quienes
confíen en
un árbitro
vendido
por Alberto Franceschi
lunes, 8
diciembre
2003
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Y
bien, nos encontramos de nuevo pendientes de la nueva fecha,
del nuevo gesto del negocio de Carter, de la nueva
ambigüedad de Gaviria y por sobre todo de la nueva
hipocresía del famoso árbitro. El zamuro que puso Chávez a
cuidar carne. Apuesto lo que sea que ese árbitro esta
vendido y que, cuando le toque decidir, le dará una
arritmia, se apartará en el momento decisivo y pondrán a
quien sin grima desconozca la más monumental de las
evidencias: la oposición somos las cuatro quintas partes y
queremos que Chávez se vaya de inmediato.
Mientras una vez más se nos encerró en nuestras casas para
esperar y esperar, el bicharraco se burlaba desde la colosal
tribuna de su mitin nacional portátil sobre los “cincogé”.
El G cinco, objeto de su mofa obscena.
Celebró en grande los cinco primeros años de la primera vez
en que embaucó al país, con los comeflores de entonces como
oposición. Nos hizo recordar la amarga ironía sobre como lo
financiaron aquellos grandes poderes que ayer que lo
consideraron manejable y aprovechable y hoy lo pagan con sus
empresas en rojo y arrinconadas por el atropello.
Ahora el atronao no los necesita, es multimillonario en
dólares, tiene aún en sus manos el aparato de estado como
fuerza coercitiva y hasta se da el lujo de agenciar los
intereses mundiales del izquierdismo pedigüeño y la sobre
vivencia agónica y desesperada de la burocracia castrista.
Ya obtuvo la vía libre y el tiempo necesario para, a pesar
de su infinita incompetencia, generar una casta social
estimada en medio millón de sigüises de todos los niveles.
Estos aplauden a rabiar el cinismo estertóreo, de quien
resolvió quedarse a lo macho en el poder a pesar del repudio
manifiesto de la gran mayoría nacional.
Desde el pobre infeliz que enrolado en el Robinsón cobra el
salario mínimo, hasta los potentados Nóbrega o Sarria,
siguen incólumes en su apoyo al gran orate, aún en la
gigantesca patraña de negar la portentosa victoria del
Reafirmazo de la oposición y lo esmirriado del firmazo del
gobierno.
Lo que si cambió fue el elenco empresarial que se beneficia
de los escombros de nuestra economía. Grandes banqueros,
felizmente con excepciones, se fornican la república
chavista mientras comprometen diez veces los ahorros de sus
confiados clientes. Nuevos y usados aprovechadores vuelven a
extender la mano para recibir el crédito que no pagarán. Son
parte del decorado caro de esta república de delincuentes.
Es oportuno recordar que desde un primer minuto, y no
después de perder los favores del infausto régimen, hubo
quienes dijimos que estábamos ante charlatanes y ladrones de
alto vuelo. Y quienes tuvimos además el privilegio de
estudiar un poco la historia mundial y conocer de cerca
otros procesos políticos, podemos comparar que las
falsificaciones del régimen chavista ya fueron concebidas
por líderes tenebrosos de otras latitudes. Esa capacidad
infinita de mentir y hacer aparecer sus reveces como
victorias, pertenece a la más estricta tradición de la
ideología policial estalinista, castrista y también
nazifascista.
!! Pero frente a esto que hacemos ¡¡ me increpará un
fastidiado lector que ya no quiere saber de literatura
política, sino de estrategia y tácticas certeras para poner
fin a esta pesadilla...
La respuesta amigos, ya la oí en la calle tantas veces que
me parece pedante decir que la dije entre los primeros.
Este gobierno sale por la fuerza. Sólo con el concurso de la
fuerza militar, que le obligue a abandonar la escena por
espurio y antinacional, podemos imaginar un retorno a la
democracia política.
Lo otro que se escucha masivamente es la fantasía nacida de
la impotencia de la mayoría que con la mayor naturalidad
aboga por la eliminación física del presidente.
El orate Chávez tiene en su debe muchos crímenes, pero el
mayor de ellos es haber hecho, con su prédica de odios, a
este país de gente buena y pacifica, un tormentoso escenario
para potenciales magnicidas. Ojalá ni siquiera los actos
sacrílegos de los obstinados talibanes chavistas induzcan a
tal disparate, que sólo generaría anarquía.
Los ingenuos, cínicos, oportunistas o demócratas formalistas
que dirigen la oposición deberán saber que se acabó la
espera. Tendrán siempre público para sus mejores intenciones
y para sus quimeras. Pero la única solución real e inmediata
contra los usurpadores enquistados a lo macho en el poder,
es su desalojo por la fuerza. Veremos en las calles, si es
que la gente vuelve, exigir este viraje. Querámoslo o no eso
también lo produjo Chávez, Si el hilo constitucional se
rompe, pues se empata.
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