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Perú y el riesgo Humala
por Andrés Benavente Urbina
martes, 27 diciembre 2005

 

En las elecciones presidenciales peruanas ha surgido, de manera repentina, un serio factor de riesgo:  la arremetida en las encuestas del candidato populista Ollanta Humala. 

En un sondeo realizado en el mes de noviembre, este candidato del Partido Nacionalista Peruano, marca el 15% de las intenciones de voto, detrás de la derechista Lourdes Flores que tiene  un 25,6% y superando a los ex presidentes Alan García, con un  13,4% y Valentín Paniagua, con un 11,3%. Es cierto que está lejos de la postulante favorita, pero al efecto  hay que considerar dos hechos:  a) hace algunos meses el mismo candidato sólo marcaba un  2,8%, y b) la fragmentación del sistema de partidos peruanos  probablemente produzca una dispersión del voto lo que lleve a una segunda vuelta, donde el riesgo es que se repita, con otro nombre y otra  significación, el fenómeno Fujimori que de un candidato inicialmente marginal se ubica en segunda vuelta y termina triunfando sobre el ganador de la primera. 

El perfil del candidato Humala es inquietante desde el punto de vista del riesgo de inversión.  Primero, profesa un nacionalismo extremo que lo hace tener un discurso  antiglobalizador al punto de oponerse a los Tratados de Libre Comercio; segundo, su adhesión a la democracia es instrumental y no valórica – como suele ocurrir en el populismo militar latinoamericano – y  por ello  ha protagonizado (con  Fujimori) o ha apoyado políticamente (con Toledo) tentativas de subversión armada.  Tercero, porque su propuesta es anti-institucional donde uno de los objetivos centrales es cuestionar la institucionalidad vigente ofreciendo sustituirla no por los mecanismos preestablecidos para ello, sino a través de una Asamblea Constituyente, siguiendo el ejemplo venezolano. Cuarto, porque su discurso económico es fuertemente estatista en detrimento del rol que juega  el sector privado y que ha sido uno de los motores del sostenido crecimiento de la economía peruana. Quinto, finalmente, por sus explícitos vínculos con agrupaciones cocaleras, expresado  en sus negociaciones con el dirigente cocalero Nelson Palominos, en prisión,  para acoger en su lista de candidatos a parlamentarios a personeros de la entidad que agrupa a los productores de hoja de coca. Además,  Humala ha expresado que es partidario de la despenalización absoluta del uso de tal cultivo. 

Centrado el análisis exclusivamente en los aspectos económicos,  las inquietudes de los inversores se refieren a los siguientes puntos. 

Hacia los inversionistas chilenos se ha manifestado claramente hostil, al señalar que es partidario de restringir las inversiones de nuestro país en Perú por cuanto advierte que hay una “invasión chilena en la economía”. Además ha indicado que un eventual gobierno suyo priorizará la inversión nacional sobre la extranjera. 

Hacia  los inversores en energía ofrece un escenario pleno de inseguridad jurídica al señalar que se compromete a revisar los contratos internacionales vigentes en las áreas de gas natural y petróleo pues a su juicio dañarían los intereses nacionales. Entre tales contratos internacionales a revisar están los vinculados al  Complejo de Gas Natural de Camisea. 

Ha ofrecido colocar como eje a la participación estatal en las industrias que se consideren estratégicas donde incluye a sectores como el petrolero, el gasífero, portuarios y a los aeropuertos, lo cual es incompatible con la política abierta de concesiones que ha venido desarrollando con éxito el Perú en los últimos años. 

Ha prometido, en fin, modificar los Convenios de Estabilidad Tributaria, suscritos entre empresas y gobierno en el periodo de Fujimori y posteriormente ratificados por  el presidente Toledo. Ha añadido, igualmente,  que aumentará los royaltes mineros. Nuevamente un discrecional cambio en las reglas del juego. 

La posición de Humala se encuadra perfectamente en la línea del populismo revolucionario que impulsa Hugo chávez desde Venezuela y que se ha reforzado con el triunfo de Evo Morales en Bolivia.  

En Perú está el riesgo, aún especulativo, de un triunfo electoral de Ollanta en segunda vuelta, pero  sí ha quedado como riesgo actual el alto nivel de apoyo ciudadano que tiene una postura como la descrita, pese al buen rendimiento de la economía. Este factor de riesgo no es novedoso. Sobre él, junto con el profesor argentino Julio Cirino, ya habíamos hablado en nuestro libro “La Democracia Defraudada. Populismo Revolucionario en América Latina”, publicado en Buenos aires a mediado del 2005. Lo que en ese entonces era una débil señal se ha ido, lamentablemente, haciendo más evidente.

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Politólogo. Investigador del Área de Análisis del Entorno Latinoamericano de la Escuela de Postgrado, Facultad de Economía y Empresa, Universidad Diego Portales.

 
 
 
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